Lo mismo que ha ocurrido con los herbolarios, con la acupuntura, los restaurantes vegetarianos, etc., ocurre con la astrología, es decir, cuando comienza o oírse o verse algo nuevo siempre surgen opiniones diversas o más bien contrarias, luego al cabo de un tiempo, algunos profesionales demuestran la veracidad o los buenos resultados de su trabajo, y así aumenta el número de personas o clientes que se interesan por la astrología.
La astrología no es una ciencia adivinatoria sin más ni más, ni el resultado de la interpretación del trabajo de una persona especial, la astrología necesita una base real para poder interpretar las tendencias que marcan los astros, y esa base es la fecha, lugar, hora y minuto de nacimiento de la persona interesada, sin estos datos, casi todo lo que se diga no debe ser creído.
Hoy, como en otras ciencias o técnicas, hay cada vez más profesores de astrología y por lo tanto más alumnos, esto hace que cada vez se cometan más prejuicios. Digo esto con conocimiento de causa, interpretar una carta astral no es nada fácil, más bien al contrario, hay que estar años trabajando la interpretación para poder hacer un buen trabajo respecto a una persona que pide auxilio por medio de su horóscopo. Muchas de las personas que van a consultar a un astrólogo creen que es algo especial, psíquicamente hablando, por el simple hecho de averiguar ciertas cosas íntimas de su vida, sin embargo, no se dan cuenta que el astrólogo es una persona como cualquiera, y que si el consultante es inteligente, podrá darse cuenta de que tiene sus defectos personales como los demás. Se pueden encontrar astrólogos charlatanes, egoístas, neuróticos, catastrofistas, etc., sin embargo, hay menos que sean altruistas, espirituales y fraternales.
Naturalmente y como en todas las profesiones, esto no significa que debamos eludir la astrología y a todos los astrólogos. La astrología es una ciencia sagrada y espiritual que ayuda a la persona a conocerse a sí misma para así saber dónde, cómo y cuándo puede desarrollar la mente, la moral y lo espiritual. Pero además, también sirve para ver nuestros defectos y todo lo negativo que nos trae el destino y así darnos la oportunidad de adelantarnos y cambiarlo en sentido positivo. Lo que quiero decir, en resumidas cuentas, es que no se puede uno guiar por un simple anuncio publicitario o por que nada más conocer a una persona nos convenza para que asistamos a su consulta, creo que debemos tener mucho cuidado a la hora de elegir un astrólogo, no todos tienen el mismo interés en ayudar a solucionar los problemas.
El consultante debe saber que el astrólogo interpretará su carta según sea su moral, su mentalidad, su estado de ánimo y su desarrollo espiritual en general, de esta forma quizás no nos tengamos que arrepentir de haber consultado a un “profesional” de la astrología. En mi experiencia he conocido personas que han asistido a cursos donde no les han enseñado nada más que ha interpretar lo imprescindible que pueda satisfacer al consultante. Además, los aspectos normalmente llamados “malos” lo interpretan desde un punto de vista catastrofistas en vez de en sentido espiritual haciendo que la persona se vea muy mala, llena de defectos y sin poder salir de ellos. Por otra parte, he tenido alumnos que, aunque hayan aprendido poco, sí lo han hecho con las mejores intenciones de ayudar a la persona en el mejor y mayor sentido y, por supuesto, sin ánimo de lucro. Por consiguiente, ¿Con qué tipo de astrólogos nos podemos encontrar? ¿Cómo podemos saber cuál es bueno?Veamos unos ejemplos:
1º.- El astro-psicólogo: Es el que ha estudiado algo de psicología (pero no es un verdadero profesional) y descubre las debilidades para utilizarlas como instrumentos de dependencia y así captar clientes. Estos suelen ver en los consultantes todas las enfermedades psicológicas. Hay que tener cuidado con ellos porque su psicología trabaja de una forma muy sutil sobre la personalidad del consultante.
2º.- El astrólogo ocultista o misterioso: Este intenta hacer de la astrología una cosa misteriosa que sólo algunos como él pueden estudiar, comprender y trabajar. Por este medio capta adeptos y devotos que no ven más allá de lo que él les dice. Una de sus técnicas es hacer pensar que todos los demás astrólogos son malos y que él tiene algo especial que le diferencia de ellos. A veces si una persona se pone en contra de él utiliza algún conocimiento de la carta de esa persona para meterla miedo u otras cosas similares. También suelen fijarse demasiado en lo negativo y decir que en su anterior vida tuvo que ser una persona de muchos defectos.
3º.- El ignorante (de las leyes ocultas): Este ve todo como que tiene que ser así y como que no hay escape, por lo tanto, poca tranquilidad puede dar a una persona que pide ayuda. Suele decir que tenemos esa carta porque la merecemos y que debemos seguir sus consejos porque, si no lo hacemos, cuando se produzca determinado hecho astrológico nos afectará negativamente.
4º.- El exageradamente bueno: Este astrólogo carece de valor porque normalmente sólo dice lo que significa los aspectos buenos de la carta para así satisfacer a sus clientes y tenerlos contentos, cuando este cliente encuentra otro astrólogo que le dice sus tendencias negativas termina enfadándose, así al menos me ha ocurrido a mí. En este caso hay que tener bien claro que si queremos desarrollar la personalidad en sentido moral y espiritual, estas respuestas nos perjudican más que benefician, porque si no sabemos nuestros defectos ¿cómo vamos a intentar vencerlos y desarrollar las virtudes? El verdadero astrólogo enseña lo bueno y lo malo, pero además debe guiar a la persona para su elevación personal.
5º.- El catastrofista o apocalíptico: Este astrólogo tiene el problema de decir todo lo malo –y más- que hay en el mundo y en las personas, nos dicen que la salud suele ser muy mala y que debemos estar preparados para cuando nos vengan ciertas desgracias personales.Otros pueden dárselas de adivinos extraordinarios y crearnos traumas (como por ejemplo decir la fecha de la muerte); otros serán nuestros salvadores y aliviarán nuestras frustraciones y ansiedades; otros utilizan la carta astral para su propio interés sentimental, lujurioso, egoísta, etc.; otros son el centro de atención de donde estén porque siempre están hablando del signo de las personas y a veces intentan ganarse la simpatía del sexo opuesto, y otros llaman la atención diciendo que dentro de ciertos años va a ocurrir tal cosa, sin embargo si dan con un verdadero astrólogo intentarán esquivar la conversación con él.
Como podemos ver, hay infinidad de tipos de personalidad –astrólogos- que se muestran por medio de la interpretación de una carta astral o simplemente hablando de astrología. Viendo esto, ¿Qué podemos hacer?
1º.- Guiarnos por algún astrólogo de plena confianza o por alguna persona que conozca a alguno por propia experiencia.
2º.- Ponernos en guardia por medio de una entrevista o cita.
3º.- Desconfiar siempre algo de los que se anuncian mucho –los buenos astrólogos, como los buenos médicos, se hacen famosos por sus mismos clientes y no por la publicidad-
El buen astrólogo tiene respeto en todos los sentidos por el consultante; es precavido en lo que dice; todo su afán es ayudar en el desarrollo personal y espiritual y no en indagar lo material; no utiliza la carta astral para curiosear en la vida privada; es constructivo y no destructivo; es equilibrado y no se centra solo en lo bueno o malo; acepta o estudia todas las sugerencias o preguntas del consultante para ver la mejor manera de ayudarle; no intentará dominarla, meterla miedo, ni intentará ser su maestro o guía, como máximo y sin decirlo, querrá guiarla por el mejor camino en todos los aspectos de la carta astral.
Espero, como estudiante de astrología que me considero desde hace ya 20 años, que mis palabras sirvan para descubrir la maravillosa ayuda que nos puede dar esta ciencia en nuestro desarrollo y en nuestra vida, pero también espero que, aunque hay astrólogos buenos, regulares y peores, estas palabras sirvan como aliciente para ver el aspecto espiritual de la astrología y para que los posibles consultantes puedan elegir siempre bien.
Francisco Nieto
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