sábado, 26 de junio de 2010

CUANDO SE BUSCA EL PROGRESO ESPIRITUAL (yIII)


Si el aspirante a la vida superior desea sinceramente encontrar a un Maestro que le instruya para la iniciación, deberá superar las pruebas y dificultades elevándose sobre los principios espirituales y asentándose en los mundos superiores. No debe guiarse por otros sino que debe mirar en su interior en busca de la Verdad y del verdadero juez interno, la Voz de la Conciencia. El aspirante debe saber que nadie tiene el poder de dar o negar la iniciación sino que, al contrario, cuando esté capacitado y haya desarrollado el poder interno, puede exigirla por derecho propio. Ninguna escuela puede cerrar la puerta a un aspirante así y si lo hace es que no es una verdadera escuela. La decisión para conceder una iniciación no se toma en el mundo físico sino en los superiores. Así es que, al aspirante debe seguir su instinto interno, el cual le llevará a su destino.


Los caminos hacia Dios son tantos como los alientos de los hijos de los hombres. Se dice que existen siete Órdenes relacionadas con los siete Rayos, Espíritus ante el Trono o Aspectos de Dios, y cada una de ellas ha tenido, tiene o tendrá un medio físico por el cual ingresarán a dichas Órdenes cada persona cuando le llegue el momento. Todo aquel que ha desarrollado cierto grado de Voluntad y conciencia puede tener acceso a la fuente de Sabiduría Divina oculta, bien sea por medios intuitivos o bien por técnicas meditativas; pero tanto en un caso como en otro deben haber espiritualizado su carácter hasta un nivel elevado. Estas Escuelas facilitan las enseñanzas y los medios que llevarán al aspirante a las puertas de la iniciación pero es el aspirante quien debe hacer el recorrido y hacer los méritos para que le faciliten el contacto, tanto con la Escuela como respecto a la iniciación. La verdadera escuela iniciática se diferencia de las que no lo son en que tiene una serie de contactos con los mundos superiores, ya que es gracias a estos contactos con los que pueden llevar a sus aspirantes a la iniciación y con los que el aspirante puede poner en práctica las teorías que le han enseñado. Las Escuelas enseñan los mismos principios pero no es así en la manera de actuar y de aplicarlos en la vida.

La verdadera Escuela tiene unos métodos de entrenamiento que implican un trabajo y un desarrollo de los cuerpos superiores para que, como resultado, se obtenga una estabilidad y un equilibrio interno. Cuando hay desarrollo psíquico pero también hay inestabilidad y desequilibrio se está en peligro de hacerse un sensitivo incontrolado de carácter pasivo y negativo. De ahí que el aspirante sepa y deba discernir entre los senderos y elija el del corazón o el de la mente como senderos de la derecha. El místico, aunque en comunidad con otros, elige un sendero de soledad pero un sendero que le elevará al Mundo del Espíritu; su experiencia es personal y no la suele comunicar tan fácilmente. Pero el ocultista, aun siendo su sendero intelectual y compartido con otros, hace uso del ritual (además de la búsqueda de conocimiento) para alcanzar la realización de la Verdad y la identificación con Dios. El nivel más elevado de desarrollo se alcanza cuando el místico tiene conocimientos ocultos y los métodos del ocultista; pero también cuando el ocultista es en el fondo un místico.


Está claro que todo aquel que siente la necesidad de acelerar el proceso evolutivo en una determinada vida es porque su Espíritu le está llamando para que continúe algo que comenzó en otra, así es que, mal haría el aspirante en no responder y ponerse a trabajar. Es fácil escribir normas y explicar cómo puede elevarse la conciencia a los mundos superiores, pero no lo es llevarlo a la práctica puesto que se trata de transformar completamente a la personalidad para que ésta se dirija constantemente en busca de la unión con su Yo superior. Es necesario comenzar por cambiar los deseos y potenciarlos al máximo a la vez que se dirigen hacia los ideales más elevados. La mente debe ser disciplinada en ese mismo sentido por medio de la concentración y la observación para que pueda ser utilizada como un verdadero instrumento del Espíritu para el discernimiento sobre asuntos elevados y abstractos. A todo esto hay que acompañarlo con la oración, la meditación y la adoración a Dios para que, en definitiva, la personalidad esté centrada las 24 horas del día de forma automática y espontánea.

Es un error pensar que por el hecho de “desear” la elevación o tener la “voluntad” de iniciarse se va a transformar la personalidad si no hay un trabajo constante en el cual se intente facilitar la manifestación del Yo superior momento a momento, la personalidad no abandonará su manera de ser. Hay que comprender que se trata de cambiar la naturaleza personal consciente y subconsciente para que se transforme en los sentidos del Espíritu para así descubrir nuevas y elevadas metas espirituales. Cuando se desarrolla la naturaleza interna y el poder de la mente, el foco de la conciencia se centra en la personalidad y entonces se comienza a asimilar la Verdad en sentido abstracto y de intuición espiritual. Ya hemos dicho, en gran parte, cómo hay que transformar la personalidad para que sea el foco del Espíritu en pensamiento, palabra y obra, pero nunca es suficiente todo lo que se diga puesto que se trata de conocernos profundamente para ver qué aspectos primitivos tenemos y, por tanto, cuáles hay que dominar y transformar en ideales del Yo superior. Por otro lado y también relacionado con estos aspectos primitivos, están los malos hábitos que hemos adquirido y que hay que cambiar por medio de la repetición de hechos, deseos y pensamientos contrarios. Cuando el aspirante ha alcanzado cierto grado de madurez y control sobre la personalidad gracias al trabajo diario comprobará que, en cuanto deja de esforzarse, su Yo superior le reclama alimento y le advierte de que se está descuidando. Y es que, para descubrir al Dios del universo hay que descubrir primero el Dios interno que cada uno llevamos dentro. Según vamos descubriendo a nuestro verdadero Yo y a Dios en nosotros mismos, descubrimos que ya no podemos encontrar satisfacción en las cosas terrenales.


Dar el primer paso para un nuevo y acelerado desarrollo espiritual es fácil, lo difícil es mantener el deseo de superación durante años y para eso hay que persistir una y otra vez y levantase una vez tras otra después de cada caída. El objetivo no es solo fijarse unas metas y desarrollar unos ideales sino también en mantener los esfuerzos necesarios puesto que, si no es así, ningún Maestro prestará atención a nuestra labor. Cuando uno se consolida de forma permanente y estable en el Sendero es cuando está preparado para fijarse la meta de la iniciación. Entonces está por encima de la personalidad y intenta vivir en la individualidad así es que está preparado para transferir su conciencia personal al nivel abstracto del Ego. De ahí que se diga que el sendero hay que buscarle dentro de cada uno y no fuera porque, aunque parezca objetivo, el hecho de elevar la conciencia a un nivel superior no lo es. La conciencia debe estar por encima de los sentidos y de la manera de pensar ordinaria, o sea, nuestra atención y nuestra mente deben estar centrados en lo verdadero e interno para ver el mundo a través de los ojos del propio Ego. Debe ser así para todo aquel que desee obtener la primera iniciación puesto que ésta es una experiencia espiritual y no astral ni terrenal. Si el aspirante desea, de verdad, ser una parte y colaborador del Plan de Dios, debe trascender los límites de la personalidad y hacerse uno con su yo superior a la vez que desarrolla una conciencia universal.

Francisco Nieto

sábado, 12 de junio de 2010

CUANDO SE BUSCA EL PROGRESO ESPIRITUAL (II)


Suele ocurrir, cuando el aspirante da sus primeros pasos, que éste tenga momentos de debilidad en su esfuerzo por alcanzar sus nuevos y elevados ideales, pero también suele ocurrir que sea tentado para que abandone ese sendero y reoriente su conciencia en sentido contrario, es decir, hacia la magia negra. Antes de la venida de Cristo la humanidad era dirigida y controlada por las Leyes de Jehová pero, a partir de las nuevas enseñanzas y del mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con toda tu fuerza… y a tu prójimo como a ti mismo”, el hombre es libre para elegir el camino y acelerar o no su recorrido. Muchos caminos, (aunque principalmente el de la mente y el del corazón) son los que llevan a Dios, y entre ellos hay que saber discernir para no desviarnos hacia los de la izquierda o de magia negra.


Se llama sendero de la derecha o de magia blanca a aquel que, una vez que el individuo siente la llamada, le conduce de manera más recta hacia la próxima meta. Pero lo mismo que decimos que el mal es un bien en evolución, también una religión, una escuela terrenal o unos ejercicios que para unos son buenos para otros son senderos de la izquierda. Unos hechos o circunstancias pueden ser correctas o estar bien situados para algunos mientras que para otros puede ser lo contrario. Con esto quiero decir que quien comience en esta vida a hollar el Sendero de Santidad debe cuidarse bien de no desviarse hacia lugares o ejercicios que, aunque le despierten algún poder psíquico, le podrían perjudicar las facultades superiores. Estas facultades, como la formación de un ser humano, deben desarrollarse a su debido tiempo, y el camino de la magia negra lo único que hace es abortar ese proceso. Por mucho empeño que ponga el principiante y por muchas prisa que tenga por ser consciente en los mundos superiores no va a pasar de las regiones inferiores del Mundo del Deseo, mientras que si hace las cosas según una verdadera escuela iniciática y por el camino correcto, será libre de andar por esos planos y otros más elevados.


Así es que, si un estudiante de ocultismo desea prepararse para ser discípulo de un Maestro y, por tanto, para la iniciación, debe saber que para ello se requieren ciertas condiciones mentales y del carácter, por tanto, no solo debe seguir estudiando e investigando sino que, además y principalmente, debe disciplinar su carácter y desarrollar una naturaleza amorosa y fraternal. Cuando se ha trabajado subjetivamente hasta cierto grado es cuando la acción del Yo superior nos pone en contacto con un Maestro y con una escuela. Muchas veces somos observados y puesto a prueba incluso sin estar unidos a escuela alguna, pero cuando lo estamos es muy fácil percatarse de que alguien nos está entrenando sin que seamos consciente de ello. Son muchos los casos en que después de afiliarse a una escuela o Fraternidad y después de comenzar el grado de “Probacionista” con gran ilusión y esperanza, perdemos ésta y pensamos que el esfuerzo no ha merecido la pena; sin embargo no es así porque lo que ocurre es que el trabajo sobre el yo superior es tan sutil que ni lo imaginamos. Así es que, el aspirante nunca debe desesperar ni debe dejar de trabajar con la intención de unificarse con su Yo superior.


El trabajo de un Maestro no es percibido muchas veces porque se realiza sobre la conciencia superior y, si el aspirante no se sitúa (como personalidad) en ese estado no percibirá su progreso. Por otro lado, de nada sirve el trabajo de un Maestro desde los planos superiores si la personalidad no trabaja para ir en su busca desde el mundo físico, una cosa es hollar el sendero y otra estudiar sus características, es decir, una cosa es leer lo que explico en este artículo (como los que escriben otros muchos) y otra poner manos a la obra y no dejar de persistir aunque se pierdan las esperanzas. El sendero es interno y cuando hay continuidad se unen el aspecto cerebral con la subconsciencia y la supraconciencia, pero para conseguir esto debe expresarse el deseo. Alguien opinará que lo necesario es la voluntad y es cierto pero cuando un aprendiz de ocultismo comienza a andar seriamente el sendero, le puede bastar el deseo si éste es lo suficientemente intenso y persistente como para no vacilar ni extenuarse ante las pruebas. En algún sitio leí que un Maestro sumergió la cabeza de su discípulo en agua y, cuando éste ya no aguantaba más y deseaba respirar aire le dijo su Maestro: “Cuando desees la luz con un deseo tan intenso como el que tienes ahora por respirar aire, lo recibirás.”


Cuando sentimos ese impulso o deseo de progresar debemos comenzar por analizarnos para ver cuáles son nuestras herramientas y cuál es el campo donde debemos trabajar (virtudes y defectos) y, a partir de ahí, ser nosotros mismos y hacer el bien desde el punto de vista del cuerpo de deseos y mental (pensamientos, deseos, sentimientos…) Da igual el oficio que tengamos, creo que fue Sta. Teresa quien dijo que “Dios también ser encuentra entre la cacerolas”, se trata de hacer todo como si fuera para Dios, hacer todo con amor, y ser competentes y responsables en nuestros deberes; si no se hace así pronto se debilitará nuestra aspiración. Hay que tener presente que según vamos agotando las posibilidades en el trabajo y en el medio que nos rodea, nos facilitan más posibilidades pero, para que esto ocurra, se deben haber aprovechado al máximo las oportunidades y circunstancias y se deben desear profundamente otras nuevas. Los Maestro que observan a un posible discípulo tienen en cuenta todos los detalles y el que exprime y desarrolla toda posibilidad de provecho lo mostrará como luz interna a la visión del Maestro.


Es muy fácil atraer la atención de un Maestro para un estudiante de ocultismo, con esforzarse para progresar en su desarrollo espiritual y con pensar y desear el contacto con él suele ocurrir, aunque al principio no lo notemos. Sin embargo, si al cabo de un tiempo, las circunstancias de la vida cambian, surgen momentos tensos, o incluso nos parece que nuestra libertad está siendo afectada, significa que el Maestro está poniéndonos a prueba. Pruebas duras y pérdidas vienen al aspirante en sus “mejores” momentos y cuando más confiado está para ver si verdaderamente está preparado para dar un paso más. Debe quedar claro que no son las tareas y lo material lo que hay que dejar de hacer, puesto que los deberes y responsabilidades deben ser cumplidos, sino que son los deseos los que deben ser controlados y superados pues, la meta es “Buscad primero el Reino de Dios y su Justicia que todas las demás cosas se os darán por añadidura.” Solo aquel que carece de deseos egoístas y personales pasa al siguiente peldaño. Cada cima de montaña que se alcanza permite ver la siguiente por la que debe esforzarse el aspirante pero con cada una de ellas se descubre más Luz y más libertad.


Cuando hay verdadero deseo y aspiración por encontrar la Verdad, el aspirante no duda porque sabe y siente que la Verdad está creciendo en su interior, y esa Verdad es la que tendrá como meta en todo su sendero. La aspiración del principiante por alcanzar algún día la iniciación debe ser mantenida siempre de una forma voluntaria y consciente, tanto a la hora de dormir (para trabajar en los mundos invisibles) como en toda labor que se haga durante el día. La perfección del carácter y el servicio amoroso y desinteresado al prójimo deben ser la base para alcanzarla y en lo que, mayormente se fija el Maestro. Los Maestros no aceptan a un aspirante para satisfacer su curiosidad o su deseo de consciencia en los mundos superiores sino por su deseo sincero de servir a la humanidad; nadie que busque conocimiento para desarrollar poderes ni para utilizarlos personal y egoístamente obtendrá la aprobación de un Maestro para ser su discípulo. De esta forma nunca habrá sintonización entre un aspirante y un Maestro.


Francisco Nieto

miércoles, 2 de junio de 2010

CUANDO SE BUSCA EL PROGRESO ESPIRITUAL (I)


Para que un Maestro espiritual contacte con algún humano con la idea de fundar una escuela iniciática (como en el caso de Max Heindel y la Fraternidad Rosacruz) es necesario que esa persona sea un psíquico desarrollado y que tenga un elevado grado de desarrollo espiritual esotéricamente hablando. Si no se dan estas circunstancias, entre otras, no se alcanzarán los objetivos puesto que el Maestro está en los mundos superiores y el contactado no. La mejor manera de describir cómo se produce ese contacto sería diciendo que es de forma telepática-pictórica, o sea, algo así como si, para verlos, tuviéramos que utilizar la “imaginación” que es el medio que un Maestro suele utilizar, además de la materialización, para que se les pueda percibir desde un plano objetivo como el nuestro. Pero para que un humano pueda tener esta comunicación “simpática” con un Maestro como la tuvo Max Heindel, ha tenido que trabajar mucho en varias vidas anteriores para poder alcanzar ese elevado grado de desarrollo espiritual. De hecho y aun así, hay que estar bien entrenado para captar un mensaje desde el nivel abstracto mental sin que esté distorsionado.


A través de la evolución, llega un momento en que el hombre desarrolla la fe en algo superior, y es esa fe la que le tiene que ayudar a, en un futuro aún lejano, realizar la integración de la personalidad en el Espíritu. Puede que sea la fe, principalmente, la que haga que la humanidad, en un determinado momento de su evolución, despierte el “deseode progreso acelerado, pero este deseo de progreso no puede alcanzarse si no hay esa voluntad que procede del Espíritu. Así es que, la fe de la personalidad debe ir acompañada del deseo para que se desarrolle la voluntad del Espíritu, es decir, para que la personalidad busque en algo desconocido pero supremo que intuitivamente anhela. Son muchos los que, en este estado de desarrollo, se lanzan a la búsqueda de un Maestro y terminan practicando la oui-ja, la escritura automática y otros medios espiritistas o mediúmnicos, lo que conlleva un gran riesgo para el aspirante. La imaginación y la meditación sobre temas y símbolos abstractos son algunos de los medios para el desarrollo de esa clase de “telepatía” que se necesita para contactar con un Maestro interno, pero para que haya contacto por parte de ambas partes tiene que haber mucho más esfuerzo, sacrificio y deseo por parte del aspirante que del Maestro puesto que éste siempre está deseoso de que ese contacto se produzca.


Sabiendo que las Escuelas ocultas e iniciáticas son poseedoras de ciertos conocimientos secretos que fueron dados en su origen por sus fundadores divinos, es lógico que no se faciliten a la humanidad común y corriente dado que se desarrollan unos poderes (para el bien y para el mal) que no se pueden confiar a todo el mundo a la ligera. Es por eso por lo que los Maestros de las Fraternidades y Escuelas de ocultismo observan primero y ponen a prueba después a los aspirantes antes de transmitirles esos conocimientos que, al cabo de un tiempo, harán que se despierten los poderes internos. Las enseñanzas ocultas que tanto ansía el aspirante son más mentales que espirituales puesto que es la mente quien, después de razonarlas o asimilarlas, las puede utilizar para bien o para mal, o sea, el aspirante se puede hacer un mago negro o blanco según su deseo, razón y voluntad. De aquí la necesidad de observación y pruebas por parte del Maestro ya que, sin esta ayuda, el aspirante podría perderse en las tinieblas. Primero se realiza un entrenamiento de manera mayormente inconsciente y una vez obtenidos los resultados que desea el Maestro, se le hace consciente de ello al aspirante para que sepa que está haciendo un trabajo que le convertirá en un servidor de Dios, pero esto ya como entrenamiento en los mundos invisibles. Es el ideal universal de la personalidad el que debe llevar a cada aspirante a ser un servidor de Dios y colaborador de las jerarquías, pero para ello debe traspasar los límites del yo inferior a la vez que también se hace un devoto universal.


La tradición esotérica afirma que la manifestación de nuestro universo procede de los tres Aspectos Creadores Divinos, los cuales, a su vez, también se convierten en siete planos o Mundos. Pero estos siete Aspectos también se consideran Rayos y efusiones periódicas de Dios por donde involucionan los Espíritus hacia el mundo más denso (físico) y por los cuales debe volver hacia su Creador con todos sus poderes desarrollados. Es el impulso original de un Aspecto Divino el que hace su labor en la manifestación de los mundos y en el desenvolvimiento y adquisición de los cuerpos que necesite cada Espíritu. Pero también hay unas efusiones periódicas (Jerarquías y oleadas de Espíritus Virginales) que dan a cada Rayo y Plano los estados de conciencia, unos como resultado de su evolución y otros como Jerarquías Creadoras anteriores a nosotros. Las fuerzas, al igual que la influencia del Espíritu pierden poder según desciende hacia el mundo físico, pero aun así cumplen su misión respecto a la naturaleza y a los seres que lo habitan. Así nos encontramos con que, cuando el aspirante está listo para recibir una iniciación, es una efusión de energía del Rayo al que pertenezca el que le ampliará o elevará la conciencia. Por eso, el buscador fiel, el aspirante a la iniciación, terminará agrupándose según el tipo de Rayo y será admitido en la Escuela que represente a dicho Rayo en el mundo físico.


Los primeros grados en una Escuela de ocultismo sirven como entrenamiento para purificar y disciplinar el carácter, después se pasa a desarrollar la mente por medio de la meditación, concentración, observación, discernimiento, oración y adoración. El entrenamiento de una Escuela y Rayo trata de que el aspirante se familiarice y adquiera los conocimientos (poderes) correspondientes a cada plano y Rayo puesto que cada Rayo se relaciona también con un aspecto de la conciencia. Así cuando esté familiarizado y armonizado con los aspectos de los seis planos estará preparado para centrarse en el que le corresponda como Espíritu Virginal. La Escuela para occidente es la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel pero el punto de enfoque es Cristo (imitar su obra y cumplir sus mudamientos) y, hasta que vuelva, es el Maestro Jesús, el iniciado más elevado de la Tierra, el Maestro de Maestros, quien representa al iniciador para occidente.

Cuando las Jerarquías Creadoras que trabajan para la guía y evolución de una determinada raza desean transmitir una serie de ideas Arquetípicas a los individuos que la componen, las inyectan a los individuos más preparados para que las vivan y experimenten en su propia conciencia. Al cabo de un tiempo y de una forma progresiva, van siendo captadas por el resto de la raza y así forma parte de la su consciencia grupal o de raza, teniendo como efecto la destrucción de las ideas contrarias que hasta ese momento eran vigentes y la atracción de las que son de una vibración similar para su renovación y fortalecimiento. Algo similar ocurre cuando un aprendiz de las ciencias ocultas siente la necesidad de esforzarse por su desarrollo espiritual. Ese aspirante puede tener toda una serie de virtudes éticas y morales pero también tendrá sus defectos pero el simple hecho de estudiar ocultismo (diagramas, símbolos y otros temas abstractos) va a hacer que estos arquetipos eleven su conciencia y la vibración de sus cuerpos.


Estos arquetipos desarrollan la comprensión y hacen que la persona capte todo un mundo nuevo que, como efecto, hará que se fortalezcan sus virtudes y que aborrezca sus defectos y malos hábitos. Este cambio y elevación de la conciencia le llevará a trabajar y a esforzarse por superar más defectos y por alcanzar nuevas virtudes mientras cumple con sus deberes cotidianos. Es así como un aspirante se puede convertir en un motivo de atención de un Maestro para que, en un futuro, le enseña los medios y herramientas que tiene a su disposición así como la manera de utilizarlas. Si el aspirante responde positivamente a lo que el Maestro busca puede influenciarle a modo de inspiración para fortalecer su carácter a la vez que le pone a prueba en determinadas circunstancias.


Francisco Nieto