viernes, 31 de mayo de 2013

PREPARÁNDONOS PARA EL ESTADO POST-MORTEN (I)



Cuanto más atrás en el tiempo y en la historia más podemos darnos cuenta de que el hombre ha creído que era el cuerpo físico, aún hoy todavía hay quien lo piensa, y de los que creen que somos algo más, pocos se ponen a meditar sobre ello. Al igual que ocurre con las tecnologías modernas que las usamos sin saber nada de cómo están construidas y cómo es posible que nos faciliten tanta información y comunicación, nos ocurre respecto a nuestro mecanismo interno, que es el que hace que nosotros (como yoes) podamos expresarnos de diferentes formas y ser receptores de lo que ocurre fuera y dentro de nuestros cuerpos. Somos un cuerpo físico que tiene vida, que tiene emociones y deseos, que piensa, y que tiene voluntad y libre albedrío. Pero todo eso, como ocurre con el mecanismo de un reloj, está compenetrado y relacionado entre sí:


1º.- Para que el yo pueda ser consciente en la Tierra.

2º.- Para que deje de serlo mientras duerme pero sí lo sea en los otros mundos.

3º.- Para asimilar el fruto de las experiencias después de la muerte.

4º.- Para demostrar que hay algo independiente de todo eso y que es el verdadero Yo o Alma.


Tenemos el mejor mecanismo (cuerpos) para cumplir las necesidades evolutivas que actualmente hay en la Tierra para el hombre, pero también es lo más perfecto para extraer el mayor beneficio después de la muerte y para volver a renacer. Para la mayoría de las personas, nosotros morimos cuando el cuerpo físico es abandonado por la vida. Pero para los verdaderos clarividentes no es así porque ellos saben que hay “algo” que hace que eso ocurra para que haya un tiempo de reposo o descanso físico antes de volver a renacer con tal de aprender de las experiencias como hacen los niños en cada día de clase cuando van al colegio.


Como todos los ocultistas sabemos, la materia del mundo físico tiene su uso particular en el hombre como vehículo para la expresión del Espíritu y para que pueda desarrollar sus posibilidades latentes en poderes dinámicos gracias a las experiencias y a los sentidos. La materia física se reagrupa para formar los cuerpos de los diferentes reinos pero es la vida que los anima la que hace una primera distinción entre el reino mineral y el vegetal haciendo que éste nazca, crezca, se desarrolle y muera; y esa “vida” que el hombre también tiene en forma de cuerpo se llama cuerpo “etérico” o vital. Sin embargo, observando a los animales podemos comprobar que tienen algo que los vegetales no tienen y ese algo son los deseos y emociones. Dichos deseos y emociones también se consideran en nosotros como otro cuerpo que nos iguala a los animales con la diferencia de que nosotros hemos evolucionado más que ellos y hemos adquirido la mente. Este cuerpo de deseos o emocional actúa como transmisor y receptor de los impulsos internos e impactos externos que sirven como aliciente para que el hombre actúe y para que tenga sentimientos respecto al placer o dolor, a la atracción y la repulsión, etc. Este cuerpo es imprescindible para que el hombre desee, sienta y pase a la acción en busca de sensaciones nuevas con tal de obtener experiencias que faciliten su desarrollo y que le impulsen a repetir las buenas o a rechazar las malas, a la vez que anhela y tiene aspiraciones más elevadas. Naturalmente que para hacer esto último el hombre se vale de algo que le diferencia de los animales, y ese algo es la mente, el cuerpo que nos hace humanos, que facilita la expresión del Alma y que en un futuro obtendrán los animales.


Si quisiéramos dividir el mundo físico en siete estados o grados de densidad de materia (lo que verdaderamente es) podríamos comenzar por los estados llamados sólido, líquido, y gaseoso. Pero todos sabemos que en la materia también hay otras divisiones como la célula, la molécula y el átomo, el cual está compuesto de materia-energía, o sea, de éteres. Los estudiantes de filosofía oculta sabemos que los cuatro cuerpos que utilizamos están compuestos de materia de cada uno de los mundos a los que pertenecen, por eso nuestro cuerpo físico está formado con materia física, el cuerpo etérico lo está de éteres (la materia más sutil del mundo físico) el cuerpo emocional o de deseos lo está de materia de deseos, y la mente está compuesta de materia todavía más sutil que pertenece al Mundo del Pensamiento. Pero, igual que la materia del mundo físico se divide en siete grados también lo hace la del Mundo de Deseos, y por tanto, nuestro cuerpo de deseos puede contener materia de deseos o emocional de cada una de las siete divisiones del Mundo de Deseos. Y esto es así hasta el punto de que el estado inferior de la materia sólida se relaciona con el inferior del Mundo de Deseos, significando esto que como este cuerpo es emocional, en ese nivel y grado de materia es donde se encuentran los deseos y emociones más groseras y animales en nosotros.


Lo mismo que las placas solares que dan luz a una casa dependen del Sol para facilitar esa luz, así la vida del hombre mortal depende del Alma que es el verdadero hombre o Ego. El hombre físico y sus sentidos son los medios que el Ego tiene para poder expresarse e intentar guiarnos, y para ello tiene una mente creadora a la cual se unen los deseos y emociones con tal de que sus ideas puedan llegar al cerebro y al sistema nervioso. Este mecanismo es el que sirve también para que, como ocurre por las noches, después de la muerte del cuerpo físico el hombre extraiga la quintaesencia de sus experiencias y se la ceda al Alma para así poder descansar y preparar un nuevo renacimiento. Lo cierto es que la verdadera vida y cuando más cerca estamos de la realidad, es cuando nos encontramos en esos otros mundos, ya que la conciencia que aquí tenemos es la más alejada del Alma. El mundo físico es el mundo donde experimentamos, y por ser como es se nos ha facilitado los cuerpos que tenemos con tal de que el resultado de las experiencias lleguen al Alma. Pero lo mismo que aquí abandonamos el cuerpo físico, así vamos abandonando los otros superiores según extraemos el beneficio de ellos, hasta que el Alma se queda desnuda pero en su verdadero y real mundo. Así, el Ego volverá a crear nuevos y más perfectos cuerpos en esos mundos sutiles para volver a aprisionarse en éste hasta que, renacimiento tras renacimiento, alcance la próxima meta de que el hombre sea consciente en esos mundos y ya no exista más la muerte para él.


Es importante que al lector le quede claro que él, como personalidad, no es el pensador ni el observador de sí mismo. El Ego o Alma es inmortal pero no es el hombre que cada noche se acuesta porque ese “ser” desaparece nada más dormirse, es más, si desapareciera también después de la muerte no podríamos decir que el Alma es inmortal. El yo con el que nos identificamos a través del cerebro y de los sentidos pero que está en la superficie de la conciencia no es inmortal; ni siquiera los sentimientos ni la mente pensante es el verdadero Yo o Ego. El Ego es el silencioso observador del comportamiento del hombre, y nosotros nos acercamos a él cuando, estando en el presente o ahora, (sin pensar en nada del pasado ni del futuro) observamos los sentimientos y a la mente de una forma consciente y voluntaria, no permitiendo que la mente piense por sí misma ni que el hombre se deje llevar por las emociones ni los deseos.

                                               Francisco Nieto


domingo, 19 de mayo de 2013

LA PERSONALIDAD (y IV)




Evidentemente que no es fácil, y más para los neófitos, pero con el paso de los años y si se persiste, se puede transformar este vehículo para hacerle digno del verdadero Ser. Uno de los primeros y más importantes pasos para purificarle es por medio de la propia observación del mismo, es decir, estar plenamente atento para ver qué, cómo y cuándo se expresa, evitando que exprese todo lo negativo y estimulando todo lo que esté de acuerdo con los más elevados deseos, anhelos y aspiraciones espirituales. Si, además, dedicamos algún tiempo cada día a relajarle por medio de la concentración de la mente en asuntos elevados para que se formen ideales y deseos superiores, conseguiremos crear nuevos hábitos y respuestas de más elevadas vibraciones. Es importante observar a qué emociones o impactos violentos y negativos responde con más frecuencia para trabajar en sentido contrario sobre ellos.



Otro trabajo importante sobre este vehículo es poner en práctica el supuesto de que el Ego ya se expresa a través de él y, por tanto, no cae en ninguna actividad negativa; es más, se puede estar todo el día intentando expresar lo que expresaría Cristo en deseos, sentimientos, buena voluntad, sacrificio, servicio amoroso y desinteresado a los demás, etc. Debe quedar muy claro que, al igual que la mente, el cuerpo de deseos debe estar controlado para que sus expresiones sean de nuestra más elevada voluntad y para que no sea movido por lo que procede de corrientes externas (incluidos los pensamientos ajenos) ni por deseos inferiores, rencores, odios ni nada parecido.


Llegamos ahora al cuerpo mental, el vehículo que utiliza el Ego pero que no es dicho Ego. Esta mente es la que comúnmente utilizamos para razonar y está relacionada con las regiones más concretas e inferiores del mundo del pensamiento, mientras que el Ego está en las superiores o abstractas de donde proceden la intuición y la inspiración. Como hemos dicho respecto al cuerpo emocional, lo primero y más importante es aquietar este cuerpo para que tenga una mejor recepción de lo que venga del Ego y de dichos planos abstractos, y para ello es muy aconsejable la concentración y la meditación. La claridad mental también es muy importante, sobre todo por aquello de que “un ciego no puede guiar a otro ciego”; debemos tener muy claro cuáles son nuestros ideales, esperanzas y deseos para llevarlos a la práctica con el fin de desarrollar nuestros vehículos y elevar la consciencia, lo que nos facilitará la posibilidad de poder ayudar mejor al mundo. La mente debe estar controlada consciente (saber lo que está pensando en cada aquí y ahora) y voluntariamente para poder observarla desde la posición del Ego y para utilizarla para crear pensamientos que estén en sintonía con la Mente de Dios o mente universal.


Estos trabajos van transformando a la mente de tal manera que se va creando un nuevo carácter y se va penetrando en la región de la intuición pura de donde se extrae la Verdad. La concentración enfoca la mente concreta sobre la abstracta y así evita el hábito de crear pensamientos innecesarios e inútiles; la meditación es mantener la mente en lo superior, en la luz, con tal de atraer lo elevado y espiritual a la vez que se intenta actuar desde la posición del Ego; con la contemplación se penetra en el silencio mental que nos lleva a las regiones superiores para extraer y conocer las ideas de Dios respecto a Su Plan. Eso trae consigo el hecho de vivir la vida internamente, en meditación constante en cada aquí y ahora para que nuestra vida se exprese según el punto de vista del Ego. No se trata de pasar del mundo y los deberes y responsabilidades, sino de ver todo esto y hacerlo frente desde una visión más clara y más espiritual; esto es: “ser del mundo pero no estar (en conciencia) en el mundo.” Es la vida del Alma la que, a través de la mente superior controla y dirige a los pensamientos, deseos, emociones, palabras y acciones para que sus expresiones sean de amor, de humildad, de fraternidad, de sacrificio, etc.


Cuando el hombre, como personalidad, lleva muchos años y (normalmente) varias vidas esforzándose y sacrificándose por vivir la vida superior gracias al auto-gobierno de sus cuerpos, lo que en realidad ha estado haciendo ha sido un ordenamiento o alineación respecto al cuerpo causal del Ego para que sea éste quien dirija la vida. Se trata de que la mente esté en comunicación directa con el cerebro y de que en éste no haya obstrucciones ni interferencias externas ni tampoco internas por parte de los cuerpos superiores. En este trabajo o desenvolvimiento se hallan actualmente algunos discípulos adelantados y otros que, aún inconscientemente, han abierto un canal directo con las regiones superiores del mundo mental creando así una comunicación directa con el cerebro.


En la mayoría de los aspirantes espirituales serios, este hecho solo suele producirse de tarde en tarde, cuando hay un gran y persistente esfuerzo por vivir los ideales elevados y llevar una vida de oración interna, de meditación y de abstracción. Es necesario tener presente que hasta que el trabajo sobre cada uno de los cuerpos no permita que las vibraciones del cuerpo causal les alcance no podrá el Ego influir de alguna manera sobre los mismos; de aquí que se deba vivir la vida interna y con la mente centrada en lo más elevado y espiritual para que los otros cuerpos respondan a esa vibración. Es decir, hasta que los vehículos del Ego no estén identificados en algún grado con el cuerpo causal, la personalidad no podrá “reconocer” al Yo superior; sólo entonces se percibirán intuitivamente las ideas abstractas y cierta iluminación procedente del Triple Espíritu.


El centro desde donde se esfuerzan y desde donde dominan a sus cuerpos físicos los ocultistas y quienes practican la meditación es la mente. De hecho, el verdadero aspirante debe intentar razonar y discernir todo lo que representan dichos cuerpos desde la posición del Ego para así utilizar el antakarana (canal de comunicación y unión) para comunicar la mente concreta con la abstracta; así el cerebro se hace receptor de lo que transmite el Ego y, en un futuro, del Triple Espíritu. Es muy importante que la conciencia, ya con cierto grado de desarrollo, esté compenetrando y espiritualizando a la mente y al cuerpo de deseos para que en los momentos de meditación profunda o quietud por estar como observadores en el ahora no queden bloqueadas formas negativas en dichos cuerpos. Estos cuerpos tienen forma de ovoide y en ellos se mueven formas y fuerzas según lo que se desea, se sienta o se piense; de ahí que procuremos expresarnos con nuestros cuerpos como si la influencia del Ego limpiara dichos vehículos de negatividades. Por todo esto, la meditación debe facilitar el control del Ego sobre los cuerpos para que puedan ser alineados y coordinados con tal de que el aspirante sea un servidor de los demás. Según nos vamos dando cuenta de nuestra centralización en los planos de la mente superior así deberemos esforzarnos por hacer que se cumplan en la tierra todas nuestras aspiraciones e ideales elevados.


Toda escuela y todo entrenamiento oculto obliga a cada aspirante a pasar por diferentes grados desde el mismo momento en que se afilia a la escuela o es tomado por un Maestro, pero el primer grado que se podría considerar como serio y responsable es el de probacionista. En este grado debe haber cierta identificación y sensibilidad con la vibración de la Escuela o grupo que representa el Maestro y, de hecho, llegará el día en que el probacionista se sienta inundado de esa vibración. Esto suele ocurrir, sobre todo, al principio, pero como sus cuerpos no están lo suficientemente refinados y disciplinados como para aguantar esa vibración, pronto se pasa y vuelve a ser el que era. Según sean los anhelos, ideales, esfuerzo y persistencia del probacionista, tendrá momentos cada vez mayores de vibrar en sintonía con la vibración del Maestro o Hermano Mayor. Esto se irá alcanzando cada vez más según el probacionista utilice la mente concreta para llegar a la abstracta o superior y después al cuerpo causal, que es cuando se puede ser consciente del propio contacto con el Maestro y no antes. Esto, como los ocultistas sabemos, debe ser fruto del trabajo de la personalidad respecto a la meditación constante y de la facultad de concentrarse en el inmediato deber.

Francisco Nieto

domingo, 5 de mayo de 2013

LA PERSONALIDAD III



                Las escuelas iniciáticas son las encargadas de atraer a sus futuros probacionistas y discípulos para darles las enseñanzas ocultas y enseñarles los métodos y ejercicios espirituales que necesitan para acelerar su desarrollo espiritual. Naturalmente que hay personas que viven lejos de estas Escuelas que representan a la correspondiente Orden del Rayo al que pertenece el aspirante y, por tanto, viven la vida superior de forma más aislada, independiente y en muchos casos sin tener relación con el ocultismo. Los maestros que buscan a estas personas solo desean que puedan ser útiles para el servicio amoroso al prójimo, lo demás les será dado por añadidura; por tanto, todos necesitan un entrenamiento. A medida que la humanidad evoluciona va cambiando el punto focal donde la personalidad actúa como receptora y emisora y, actualmente, ese punto está en el cuerpo de deseos o emocional haciendo este de punto de unión entre los cuerpos inferior y los superiores. Tanto los pensamientos como las acciones están íntimamente relacionados con los deseos, sentimientos y emociones de este cuerpo actualmente, sin embargo, en un futuro no tan lejano, el punto donde la personalidad de polarizará será en la mente. Ya mucho tiempo después ocurrirá lo mismo respecto al cuerpo Causal (cuerpo del Yo superior) y entonces el hombre se verá despojado de los vehículos que hasta entonces respondían a las vibraciones de los tres mundos inferiores.



Así es que, cuando una persona comienza a identificarse con ciertas vibraciones del Ama y desea y buscar la manera de vivir la vida superior, es puesto a prueba por los Maestros buscadores de aspirantes para después enseñarles (consciente o inconscientemente) algunos hechos como por ejemplo:

1º.- A comprender y a conocerse a sí mismo internamente como a sus vehículos.

2º.- Comenzar a controlar las fuerzas de dichos cuerpos para utilizarlos en el gobierno de las fuerzas que le rodean y ante los problemas de la vida para que sean seres equilibrados.

3º.- Enseñarles las conexiones entre sus cuerpos y los mundos y de todo ello con el Creador de este esquema evolutivo.

4º.- A disciplinar sus vehículos para que el Yo superior vaya tomando el lugar de la personalidad.


              Esto puede ser difícil de entender para quien no ha profundizado en las enseñanzas ocultas, pero es necesario que el lector se haga a la idea que lo mismo que el mundo físico está compuesto de materia solida, líquida, gaseosa, celular, molecular y atómica (todo compenetrado en un mismo espacio) también los átomos contienen protones, neutrones, electrones y otras partículas recién descubiertas más las que no se han descubierto pero que se sabe que existen porque son fuerzas detectables de donde procede todo lo manifestado. Una vez aclarado este punto es necesario explicar cómo el Ego está conectado a la personalidad o vehículos inferiores. Los vehículos tienen dos aspectos principales que les hacen ser, uno es la vida y otro la conciencia. De ahí que cuando llega el momento de la muerte y la vida sale del cuerpo físico, se pierda la consciencia; el aspecto “vida” está conectado al corazón y el de “conciencia” al cerebro. Como los cuerpos inferiores son centros de expresión de la vida del Alma, tienen que tener un centro o punto focal de energía con suficiente poder como para atraer y mantener unida la sustancia que forman los cuerpos; pues estos suelen llamarse “átomos simiente” y también son los medios para que el Ego se exprese y esté activo en los tres mundos inferiores y sobre los campos de fuerza o cuerpos.


              Hemos dicho que el hombre, como tal, comenzó desde la inconsciencia en el cuerpo físico y fue adquiriéndola progresivamente como lo está haciendo hoy (inconscientemente) respecto a los cuerpos superiores. A medida que el hombre fue transfiriendo su consciencia externa a dichos cuerpos para poder expresar su naturaleza (deseos, sentimiento y pensamientos) el Ego se fue formando y haciendo fuerte como centro principal donde se guarda la quintaesencia de las experiencias de cada vida. De esta forma y como podemos ver en los más avanzados de la humanidad, los cuerpos cada vez tienen menos poder respecto a la voluntad y conciencia del Alma, a la vez que esta Alma o Ego intenta expresarse cada vez más a través de ellos para ayudar y servir. Por tanto, hay que considerar al Alma como un centro de conciencia y a los cuerpos como centros de experiencia donde el Ego también deposita su conciencia y voluntad para ir transmutando la conciencia de la personalidad en ellos. Resumiendo, nuestros cuerpos son para nosotros el campo de nuestra conciencia pero para el Ego son centros de experiencia.

          Como cualquier ocultista sabe, una vez se despierta y se busca la vida superior o espiritual, no nos queda más remedio que luchar contra la naturaleza inferior de los diferentes cuerpos que han permanecido compenetrados fuertemente desde que se alcanzó la individualización o auto-conciencia personal. Hay que decir que cada cuerpos superior tiene (además del átomo-simiente) unos centros o chacras que a su vez están relacionados con los siete rayos que gobiernan los siete mundos y que tienen su origen en el propio Dios, pero este no es el tema de este artículo. La mencionada lucha que surge cuando decidimos vivir la vida superior para hollar el Sendero de Perfección comienza (aunque se relacione con todos los cuerpos) entre el cuerpo etérico y el físico. Valiéndonos de los vehículos superiores (voluntad, deseo, repetición) debemos cambiar los hábitos y malas costumbres del cuerpo físico, para disciplinarle hacia el vegetarianismo, la abstención del mal uso de la energía creadora o sexual, la higiene, el ejercicio físico y toda una serie de nuevas disciplinas relacionadas con la oración, concentración meditación, y auto-observación; esto nos libera del control que tiene la forma sobre la vida. Cuando la fuerza etérica va disciplinando al cuerpo físico comienza la verdadera aspiración hacia los mundos superiores y un proceso purificador sobre el cuerpo de deseos; así debe ser hasta que la energía procedente del Alma alcance el cerebro gracias al perfecto gobierno de la mente y del cuerpo de deseos. Esto es la subyugación de la naturaleza inferior y el despertar de la conciencia cerebral a la percepción del Alma para que haya un perfecto alineamiento de los cuerpos.


          Entrenar el cuerpo físico, aunque a alguien le parezca una tontería es de suma importancia, al igual que los otros cuerpos superiores, cada materia pertenece a un plano del mundo físico y tiene una determinada vibración, por eso, todo lo que conforme la construcción y mantenimiento del cuerpo físico debe ser de la más elevada vibración. Cuando más burda y de más baja vibración sea la materia que se incorpore al cuerpo físico más difícil le será al Ego transmitir conocimiento o guiar al hombre y más difícil será que el cerebro reciba los impactos de la mente o de los pensamientos que le rodeen. Por tanto hay que alimentarle de la forma más sana posible (mejor con dieta vegetariana) hay que mantenerle higiénicamente limpio; hay que darle sus correspondientes horas de descanso; debe vivir en el mejor ambiente natural libre de humos, tabaco, alcohol, etc.; debería de hacer algo de ejercicio; y dedicar algún tiempo a la meditación, a la oración o a la auto-observación o incluso a escuchar música clásica o sacra para encontrarse en armonía con los planos espirituales.


            También y como es obvio, se puede cuidar y desenvolver el cuerpo emocional, y la meta a alcanzar por cualquier persona que lo quiera intentar es hacer que sea tan puro que parezca un perfecto reflector de todo lo que proceda de las regiones mentales donde se encuentra el Ego y no permitir que ande como una ola en el mar de las emociones y los deseos o que sea llevado de una cosa a otra por una mente incontrolada. El cuerpo de deseos o emocional, como su nombre indica, tiene una determinada naturaleza y vibración según la evolución que tenga el individuo y según el karma, circunstancias y naturaleza mental del mismo. El cuerpo emocional refleja las emociones, sentimientos y deseos del ambiente donde se encuentre y, en combinación con todo lo que él mismo es, emite sus propias conclusiones en la misma forma o como hábitos, impulsos, instinto, etc. Vibra con los sonidos que le llegan; se moviliza con las corrientes que le afectan; y actúa con cada deseo, fantasía, imaginación o impacto que le llegue; de ahí que todo lo dicho para el cuerpo físico y lo que se dirá para la mente le beneficie mucho en todos los sentidos. Por consiguiente, nuestro cuerpo emocional debería permanecer quieto, tranquilo, imperturbable y limpio de los bajos deseos, sentimientos y emociones, para que sus anhelos, esperanzas y aspiraciones estén relacionados con el Alma y no con la personalidad.

                                                   Francisco Nieto