sábado, 17 de diciembre de 2011

EL ASPIRANTE ESPIRITUAL Y EL SENDERO DE PERCEPCIÓN (y II)



Lo mismo que alguien puede utilizar la posición del Sol o de la Estrella Polar como “medio” para llegar a una meta, así el aspirante espiritual debe llevar a la práctica sus ideales elevados para alcanzar su posible meta espiritual predestinada desde antes de nacer. El aspirante debe comprender que no se puede hacer un Maestro o Iniciado por el esfuerzo de una sola vida y por eso no se debe dejar llevar por la ilusión, la imaginación o los deseos irrazonados, debe poner los pies en el suelo y razonar hasta comprender que las prisas no son buenas y sólo traen inconvenientes. Se trata de tomar las riendas del destino y afrontar cada día como un paso más para llegar a la meta de la perfección; así se avanzará más lentamente pero se darán pasos más seguros. Son las aspiraciones y los ideales elevados los que deben guiar los esfuerzos, a la vez que se actúa con paciencia, responsabilidad y persistencia. El desarrollo espiritual es un proceso interno pero se debe alcanzar en el mundo físico y a través del cuerpo físico y sus limitaciones. Según se va desarrollando el espíritu interno se va adquiriendo poder espiritual pero nunca hay que abandonar las aspiraciones ni la práctica de los ideales elevados.

Como hemos dicho, el aspirante espiritual debe tener su consciencia sobre sí mismo para no hacer daño a nadie ni a nada y para ser un amoroso servidor de Dios y del mundo. Pero eso no es todo, él está –como suele ocurrir por lo general– en esa Escuela porque pertenece al mismo “Rayo” o “Aspecto Divino” que representa la Escuela y, por tanto, él también se debe a la misma. Eso no significa que deba pagar una cuota a esa Escuela por sus estudios, una verdadera escuela no exige dinero a sus miembros, sin embargo, sí hay otras formas de colaborar además de los donativos que “en conciencia” se puedan dar. Las Escuelas Iniciáticas están dirigidas desde los planos internos por Iniciados normalmente llamados Hermanos Mayores. Éstos trabajan y se sacrifican desde los planos internos por facilitar los medios espirituales necesarios a la humanidad a la vez que imitan a Cristo respecto “curar al enfermo” y a “sufrir por los pecados del mundo” para transformar el mal en bien. Ellos facilitan las épocas y oportunidades para que los aspirantes y todo aquel que esté en sintonía las aproveche y utilice para su propio desarrollo; y ellos son los que eligen a aquel que se esfuerza por responder a sus intenciones para facilitarle una expansión de conciencia.

El aspirante debe ser consciente de que esos iniciados ponen gran empeño en evitar que el hombre caiga en la maldad y en el materialismo y por eso facilitan los medios para que la humanidad encuentre una atmósfera de paz y armonía. De aquí que el aspirante también ponga empeño en identificarse con esas vibraciones y en llevar a la práctica los preceptos de la escuela para que su paz y armonía interna sea manifestadas externamente en su hogar, en su trabajo y en el mundo El aspirante debe conocerse a sí mismo, autoobservarse y meditar sobre sus cualidades y sus defectos para luego poner manos a la obra en la purificación de sus vehículos. Su cuerpo físico solo debería ser vehículo de buenas acciones; su cuerpo emocional o de deseos, solo debería desear y expresar sentimientos o emociones de naturaleza espiritual y nunca en contra de nadie; su mente debería estar controlada por la voluntad para que solo piense en la manera de seguir el sendero de perfección y de ser útil al prójimo; y su voluntad siempre debe ser la representación de la voluntad de Dios o imitadora de la obra de Cristo. Todo aspirante puede hacer eso y no debe tener al fracaso porque cuando uno trabaja y se esfuerza por hacer esa labor espiritual, esta acompañado por las fuerzas espirituales que colaboran con nosotros para que cumplamos con nuestro plan evolutivo cuanto antes y de la mejor manera.

El aspirante espiritual que cumple con los preceptos y que se esfuerza por ayudar a la humanidad nunca está sólo, siempre tendrá a algún auxiliar, iniciado o Ángel ayudándole a alcanzar sus propósitos y, por tanto, si las fuerzas espirituales están con él ¿Quién puede estar en su contra? Por otro lado y puesto que él se ha beneficiado de la Escuela por medio de los conocimientos adquiridos, debe saber que lo que se recibe gratis debe darse gratis o devolverse altruista y amorosamente en forma de donativo a la humanidad. El conocimiento se puede dar a otros de igual forma que se recibió pero el beneficio y adelanto espiritual obtenido gracias a ese conocimiento debe ser compartido con el prójimo con la mejor voluntad y entusiasmo. Estamos aquí para progresar espiritualmente y quien no se esfuerza no será considerado como un digno siervo de los Maestros y no se capacitará para identificarse con las vibraciones que le pueden llevar a alcanzar la iniciación.

Pero esto, en un aspirante primerizo es menos grave, lo grave es cuando uno es probacionista o discípulo de un Maestro y no cumple o se desvía del sendero; entonces, éstos son falsos y se engañan ellos mismos ya que el Hermanos Mayor o Maestro lo observa y sabe todo de él. Así es que, el verdadero aspirante debería preguntarse de vez en cuando ¿Qué uso estoy haciendo de lo que he aprendido y de mi desarrollo espiritual? ¿Cumplo mis obligaciones espirituales de la escuela? ¿Qué clase de ejemplo estoy dando a los demás? ¿Actúo más bajo la dirección del Espíritu o de la personalidad egoísta y materialista? ¿Me esfuerzo a diario lo suficiente como para continuar progresando? Deberíamos recordar todos que el ejemplo vale más que mil palabras y que, por tanto, ese debería ser el motivo de más esfuerzo, de hecho, es muy beneficioso para el estudiante que sabe que en las navidades desciende el rayo de Cristo, comprometerse de nuevo para que en el año venidero pueda alcanzar nuevas metas gracias a su sincero y amoroso esfuerzo en el servicio.

Estamos en unos tiempos que aportan cierta elevación de conciencia a quienes están en la frecuencia de esta nueva filosofía de vida que procede de los mundos superiores, algunos ya están tan identificados que están haciendo una gran labor gracias a sus libros y conferencias y, como consecuencia de ello, los que aspiramos a continuar esforzándonos en el camino de perfección, deberíamos seguir su ejemplo y llevar a la práctica las enseñanzas recibidas. Lo mismo que somos libres de actuar bien o mal o de decidir si hacer lo correcto o lo incorrecto, también tenemos el libre albedrío para decidir si compartimos todo lo bueno que hemos recibido para hacer un mundo mejor o no. Si nos decidimos por lo más lógico y correcto podemos tener la seguridad de que contarán con nosotros para ser colaboradores de los iniciados que dirigen los destinos de la humanidad. Ahora cabe preguntarse ¿Estamos dispuestos para hacer los sacrificios necesarios? ¿Nos sentimos capacitados para vivir la vida espiritual y para ayudar al prójimo allá donde podamos y nos encontremos? ¿Estamos viviendo los preceptos y estamos dando el ejemplo que requiere el hecho de ser un colaborador en la obra de Dios.

Cada uno de los aspirantes del mundo es un elemento importante para que fluyan las vibraciones espirituales y el amor de Dios sobre la atmósfera terrestre, y cada uno de ellos debe ser consciente de ello en todo momento para llevar a cabo la labor de auxiliar de los guías de la humanidad. Es dando como se recibe, pero para llenar un vaso debe estar vacío, por tanto, hay que vaciar nuestro amor, nuestra compasión y nuestra fraternidad sobre los demás para poder recibir lo que merezcamos. Sin embargo, no debemos dar con la intención de recibir sino con la intención de ser instrumentos de Dios en la Tierra, es decir, con la intención de darnos a nosotros mismos.

Francisco Nieto