martes, 16 de abril de 2013

LA PERSONALIDAD (II)






El clarividente puede ver que la luz pequeñita (de la Época Lemúrica) del átomo-permanente físico se ha alargado y comunicado con el del cuerpo de deseos y con el mental y que, a su vez, el cuerpo causal va creciendo. Así es como la personalidad, renacimiento tras renacimiento, construye y controla cada vez mejor su cuerpo físico, tiene deseos, anhelos y sentimientos más elevados y refinados y, a la vez, lucha y aspira a tener un cuerpo mental más en sintonía con sus ideales. Esto hace que el Ego sea más consciente en su propio plano y que se interese por la vida de sus propios vehículos. La luz que ilumina los tres átomos-simiente se hace notar también en el cuerpo causal y, aunque el hombre no se dé cuenta, el Ego comienza a impresionar a la mente. Solo cuando se es discípulo comienza la personalidad a centrarse en la vida del Ego, o sea, el Ego comienza a tener más control directo sobre sus vehículos. Sólo así, forzando voluntariamente la conciencia hacia los planos espirituales y dominando en los tres mundos inferiores puede expresarse el Ego física, emocional y mentalmente. Esta es la forma en que el cuerpo causal comienza a irradiar la luz que atraerá la atención de los Maestros, y el aspirante, probacionista o discípulo que consigue llegar a ese punto y persiste y se sacrifica por su propio desarrollo, sentirá que la conciencia del Ego desciende hasta su cerebro para dirigir su vida


Con lo explicado hasta ahora podemos extraer la conclusión de que la personalidad es la fusión de tres fuerzas mayores en el cuerpo físico, pero que éste se verá dominado progresivamente por el Alma gracias a varios tipos de influencias. La primera influencia que el Alma hizo con lo que hoy llamamos personalidad tuvo lugar hace millones de años (en la Atlántida) cuando obtuvimos el germen de la mente actual; entonces la relación con el Triple Espíritu hizo posible (con la ayuda de otros seres superiores) que obtuviéramos conciencia propia y que el Alma tuviera la puerta abierta para poder hacer su trabajo futuro sobre sus vehículos; esto es, el Alma se apropia de los cuerpos y los ha ido desenvolviendo en cada renacimiento. La segunda influencia es cuando la inconsciente personalidad en su peregrinar entre renacimientos, busca solución a sus problemas, necesidades, sufrimientos, etc. y pide ayuda instintivamente (al Alma o Yo superior) a algo superior; de este modo el Alma comienza a ejercer más fuerza sobre la personalidad con tal de guiarle. La tercera influencia es donde el Alma lleva a la personalidad hasta las iniciaciones en las regiones superiores del mundo del pensamiento como continuación de los trabajos realizados en el mundo físico y en el mundo de deseos o, dicho de otra forma, en la épocas Lemúrica, Atlante y Ariana actual.

Actualmente podríamos dividir a la humanidad en tres grupos según su estado evolutivo, estos son:

1º.- Los que utilizan su poder egoístamente y para fines personales guiando a otros por caminos inciertos.

2º.- Los que están despertando a la vida superior y son los más avanzados de estos últimos.

3º.- Los que libremente influyen y proporcionan a la raza las mejores condiciones para que pueda desenvolverse y llegar a un estado de perfección.

Sin embargo, la personalidad como tal, no deja de ser una especie de animal o autómata que recibe ciertos impulsos superiores, y como ejemplo de ello podemos poner al médium que es impulsado por la naturaleza inferior del deseo de la cual es expresión el cuerpo físico. El tipo común de personalidad casi no tiene iniciativa propia porque está influido por la conciencia, ideas, costumbres y enseñanzas de las masas y de los que le rodean. Responden sin apenas razonar y según las ideas de las mayorías, y son arrastradas por los impulsos y la demagogia de otros.

La verdadera personalidad es quien actúa coordinadamente gracias a sus cualidades físicas, a la estabilidad emocional y al desarrollo mental alcanzado; es un hombre que tiene sentido del destino y somete a la disciplina a su naturaleza inferior gracias a la fuerza de la voluntad. Una personalidad avanzada o integrada es la que fusiona su naturaleza física, emocional y mental y, por tanto, funciona como uno solo bajo la voluntad de la personalidad. Esta fusión se está realizando (principalmente) ahora durante la raza Aria pero es muy posible que dure unos miles de años aproximadamente. La meta de la actual raza aria es que haya una coordinación entre el Alma y la personalidad, y eso se conseguirá gracias al enfoque del Alma sobre el cuerpo de deseo. Los que ya son discípulos coordinan el Alma con la mente y el cerebro pero no con el cuerpo de deseos, y una vez que purifican la personalidad se coordinan con la Jerarquía que guía los destinos del mundo.

Todos los cuerpos de la personalidad son necesarios y cumplen una misión importante. Los sentidos del cuerpo físico son órganos por medio de los cuales nos damos cuenta de todo lo que nos rodea, o mejor dicho, son los medios necesarios para que el pensador u observador se ponga en contacto con el medio ambiente donde se encuentre su cuerpo físico. Estos hechos le facilitan información para que pueda investigar en el mundo físico; para que pueda adquirir experiencia; para que pueda ampliar su conciencia; para afirmar su individualidad; para que pueda adquirir conocimientos; para revelar al no-yo y permitir al Yo diferenciar entre lo real y lo irreal, entre lo verdadero y lo falso.

La mente es el cuerpo más elevado y se encuentra en el mismo mundo que el Yo superior. Esta mente es la que diferencia al hombre de los animales y es el principio individualizador que hace que el hombre se dé cuenta de que existe, siente, conoce y piensa. La mente representa la voluntad activa del Yo que se desarrolla gracias a las vidas contenidas en la esfera de influencia de su existencia. Gracias a la mente podemos discriminar entre lo que es la conciencia del yo y el mundo externo; entre uno mismo y los demás; entre el Ego y la personalidad. Las regiones mentales contienen tres aspectos: Su mente inferior o mente concreta que es el principio razonador; el Yo o Alma; y la mente abstracta que custodia las ideas y todo aquello que lleva iluminación a la mente inferior. Cuando un aspirante espiritual obtenga y ponga en práctica su entrenamiento, la mente se convertirá en un relejo del Alma y la naturaleza inferior de los cuerpos se convertirán en servidores del Alma. Encones el Alma se expresará en la Tierra por medio de la mente; la mente superior puede hacer expresarse a la mente inferior únicamente cuando el Alma, la mente y el cerebro están alineados y coordinados. El probacionista debe aprender a controlar y a ampliar conscientemente la mente para que pueda recibir comunicaciones de los tres mundos inferiores; del Alma para convertirse en discípulo; y del Triple Espíritu que actúa como intermediario entre el cerebro de la personalidad y la monada.

El principio de vida en el hombre, relacionado con el Espíritu, el Alma y los cuerpos se manifiesta:

1º.- Como voluntad directora, propósito o incentivo. Es la energía que le acompaña en el renacimiento y está con la personalidad hasta que ésta se desintegra; es el Espíritu inmanifestado que, en el hombre, desarrolla la voluntad para vivir, para progresar, actuar, etc.

2º.- Como fuerza o cualidad esencial que diferencia a los hombres, produce disposiciones de ánimo, deseos, cualidades, complejos, sentimientos, etc. produce una actividad vibratoria en cada cuerpo dando su particular tipo de forma.

3º.- Como actividad sobre el cuerpo físico es la suma total de esos pequeñas vidas que componen los órganos; este aspecto de la vida actúa por medio del cuerpo etérico y más concretamente sobre el bazo.

Francisco Nieto

martes, 2 de abril de 2013

LA PERSONALIDAD (I)



Generalmente, los estudiantes de ocultismo saben perfectamente que la unión de los cuerpos mental, emocional y etérico con el cuerpo físico forman lo que comúnmente llamamos “personalidad”. La adquisición y el propio desarrollo obtenido por estos cuerpos han costado muchos millones de años pasando, por tanto, por varios estados de conciencia hasta llegar al actual que llamamos de auto-conciencia personal. Tal y como afirman hoy los científicos, y más concretamente los físicos, la materia tiene su origen en la energía y ésta, a su vez, en otras fuerzas “oscuras” que no pueden describir. Lo cierto y según el ocultismo, es que cada uno de los cuerpos que forman la personalidad, tienen un origen, una vibración y una antigüedad distinta de tal manera que el más antiguo y a la vez más desarrollado es el cuerpo físico. Al ser cada uno de los otros cuerpos de diferente vibración significa que cada uno pertenece y se desarrolla en un mundo diferente al que perciben nuestros sentidos, puesto que no son físicos sino de materia más sutil de la que se forman: El molde etérico sobre el que toma forma la materia; los deseos y emociones; y los pensamientos.


Estos tres cuerpos invisibles sirven a la vida del Espíritu para animar al cuerpo físico y para utilizar a éste como un vehículo más de experiencia para así poder evolucionar y despertar los poderes espirituales que todos los cuerpos tienen latentes desde el punto de vista del Alma. Sin embargo y por encima de todo esto, el origen de dichos cuatro cuerpos del Alma y del propio Espíritu está en el Ser que normalmente llamamos Dios y en las Jerarquías u oleadas de Espíritus que nos antecedieron y que comenzaron su trabajo (nuestra creación y desarrollo entre otros) desde el momento en que Dios se apropió de una parte del cosmos manifestado para así crear Su sistema solar; lo que no deja de ser “Su propio Cuerpo Físico” en el cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro Ser. Por consiguiente, nuestros cuerpos y todo lo existente en nuestro sistema solar está animado e impulsado por Dios y Sus Jerarquías Creadoras para que se desarrolle el plan previsto dentro de diferentes etapas y mundos.


Veamos, pues, qué partes o clases de energías forman la personalidad:

1º.- El cuerpo físico: Es el cuerpo más denso (de vibración más lenta) de la síntesis y es el que refleja o manifiesta la actividad interna de forma automática.

2º.- El cuerpo etérico: Es el que, a través de su energía y vida impulsa a la acción inteligente derivada de los cuerpos superiores; tiene la capacidad de integrar y coordinar. Al ser un cuerpo de energía vital, una vez que se separa definitivamente del cuerpo físico éste último muere.

3º.- El cuerpo de deseos o emocional: Representa la fuerza del deseo como aspecto inferior de la voluntad del Alma; en él está el anhelo evolutivo y el impulso a la aspiración superior de forma latente pero ya en desarrollo en muchos; tiene la capacidad de responder de forma automática aunque algún día será gobernado y absorbido por el Yo superior; y contiene las fuerzas de atracción y de repulsión pero también el reflejo del amor.

4º.- El cuerpo mental o mente: Tal y como la conocemos actualmente es el móvil o impulso de hacer planes, estando, en parte, bajo el dominio del Ego que refleja la voluntad y el propósito del Espíritu y de Dios en nosotros.

Como podemos ver, el cuerpo físico vive y actúa gracias a la acción interna de los otros cuerpos mencionados, sin embargo, a estos otros les ocurre lo mismo gracias a la influencia del Yo superior (situado en las regiones

superiores del mundo del pensamiento) y del Triple Espíritu situado a partir del propio mundo mental o del pensamiento. Así vemos que el mundo del Amor y Vida espiritual se refleja en el mundo astral o de deseos, y las fuerzas del mundo donde está la voluntad (Espíritu Divino) o propósito divino se refleja en el aspecto mental de la personalidad. Si hoy, la mayoría de los seres humanos, no son conscientes de estos conocimientos ni han comprobado que esto puede ser cierto, menos aún intuirán respecto al Espíritu, el verdadero hombre, una entidad espiritual separada “en” y “por” Dios para que haga ese gran experimento divino que les llevará a ser dioses a imagen y semejanza suya.

La personalidad se va desarrollando gracias a las experiencias que obtiene en cada renacimiento, pero el desarrollo alcanzado ha sido gracias al desenvolvimiento progresivo de cada uno de sus cuerpos internos. Por consiguiente, es lógico que hayamos pasado por etapas de inconsciencia donde sólo actuábamos por impulsos inconscientes de supervivencia del cuerpo etérico. Otros, en el pasado, ya percibían también la influencia del cuerpo emocional y basaban sus expresiones en las mismas (actuando muchas veces peor que los animales actuales) La otra gran mayoría inteligente actual que razona todo lo anterior anhela experimentar lo que intuye que es superior. El cuarto grupo son los que comienzan a ser conscientes (aspirantes, probacionistas y discípulos) del Alma y del Plan de Dios intentando trabajar mentalmente con las energías abstractas del mundo del pensamiento que es donde reside el Ego o Alma. El Alma personifica las tres fuerzas o aspectos de Dios y en su momento la personalidad se convertirá en individualidad con la conciencia de esta Triple Alma o personificación del Triple Espíritu.

Una vez que el hombre se convirtiera en una entidad pensante en la Época Atlante, además de seguir un lento y progresivo proceso de desarrollo mental, se fue polarizando en el cuerpo físico, donde es casi controlado por el cuerpo de deseos. Opino eso porque, generalmente, el hombre común vive para satisfacer sus deseos, placeres y egoísmos; no aspira a nada superior sino que solo desea poseer, consumir y disfrutar en este mundo. Este es el motivo por el que los Maestros no se interesan por él como aspirante, haciendo el papel de Maestro el propio Ego. Esta etapa se suele equiparar a la de los siete primeros años de un niño. La segunda etapa de desarrollo de la personalidad (avanzada ya la época Atlante) trató de que el hombre se centrara en el cuerpo de deseos para que sus deseos no fueran tan puramente físicos al ponerse en contacto (aún en pequeño grado) con la mente. Entonces comenzó el hombre a ser consciente de deseos nuevos no necesariamente físicos (odio, amor, devoción…) por lo que también sufre al estar en los extremos. Al igual que ocurrió con la centralización en el cuerpo físico, ahora ocurre que el átomo simiente del cuerpo de deseos sufre una pequeña transformación que ilumina la conexión ente ambos. Esta etapa evolutiva es similar a la del hombre de entre 7 y 14 años cuando comienza a tener deseos propios y van surgiendo los cambios que le llevan de la adolescencia a la etapa de adulto. La tercera etapa evolutiva trata de que la vida se polarice en la mente para que esta se desarrolle y comiences a pensar con su mente concreta. En el hombre se corresponde con el período de los 14 a los 21 años donde se comprende que somos mayores de edad, sin embargo, si nos guiamos por el desarrollo que nos queda por hacer podríamos decir que en nosotros se prologaría hasta los 28 años que la madurez mental.

                                                     Francisco Nieto