lunes, 15 de julio de 2013

PREPARÁNDONOS PARA EL ESTADO POST-MORTEN (IV)





La vida en el purgatorio, o el infierno para algunos, es casi una continuación de la vida física en el sentido de que la persona sigue sintiendo, pensando y deseando lo mismo, por eso se suele decir que durante la vida llevamos con nosotros el Cielo o el Infierno según sea nuestro desarrollo interno y según sean y controlemos las emociones. Las personas con maldad y egoístas se sorprenderán porque ni se imaginan lo que es el Purgatorio, sin embargo, todos deberíamos tener siempre presente que según sean nuestros pensamientos y sentimientos así serán nuestras vibraciones y la materia que atraigamos del Mundo de Deseos y Mental y, por consiguiente, así estaremos formando nuestro futuro estado post-morten. Aunque se puede considerar al Purgatorio como una clínica donde “recibimos un tratamiento para curarnos de nuestros males”, es conveniente saber qué ocurre allí respecto al mal que hacemos a los demás.

A lo largo de nuestra vida, estamos grabando todas las experiencias (relacionadas con nuestros deseos, sentimientos, palabras, pensamientos y acciones) en un átomo que después de la muerte nos llevamos para poder extraer el beneficio del bien y del mal que hayamos hecho en la Tierra. Una vez en el Purgatorio y durante un tiempo, llevamos una vida similar a la terrestre porque estamos en los mismos sitios y entre las mismas personas con las que, en sus noches y mientras su cuerpo duerme, contactamos (digo sus noches porque en el Purgatorio no hay noches para los que ya no viven) También estamos entre otros seres “muertos” y otros que viven pero que se dedican a ayudar a los muertos. Pero claro, si esto solo fuera así sería un cielo, porque a algunas buenas personas incluso se les permite visitar el Cielo situado en las regiones superiores o visitar a sus seres queridos en la Tierra. Pero, ¿Por qué se llama Purgatorio? pues porque según van pasando las imágenes de la vida pasada, con sus correspondientes descansos entre un hecho que hay que purgar y otro, se va sufriendo el mal que hemos causado a los demás. Algunos piensan que ese “sufrir el mal que hemos causado” es algo así como un simple arrepentimiento, pero no es así, porque el dolor surge cuando la fuerza de repulsión de ese mal “arranca” la imagen o hecho de nuestro cuerpo de deseos. Así es que cada vez que nos llega una imagen que hay que purgar no permanecemos como un espectador ante ella, sino que sentimos el dolor causado al prójimo como si estuviéramos en su cuerpo en el momento de la ofensa y con el mismo grado (de odio, de deseo, etc.) con que lo emitimos.

En la primera región del Purgatorio, es donde más se sufre por las peores maldades, pero también por no poder satisfacer los deseos y las pasiones por el hecho de desearlos y buscarlas y no encontrarlas. Si en esta región sufrimos porque por la falta de sentidos físicos no podemos satisfacer las pasiones, en la segunda ocurre algo parecido pero respecto a los pensamientos, es decir, que pensar como pensábamos en la Tierra ya no sirve de nada porque la mayoría de los pensamientos son inútiles para el Alma. En la tercera región y entre otras cosas, ocurre algo similar a las anteriores pero respecto a los deseos y anhelos libres de maldad aunque terrenales, hasta que en la cuarta, por fin, desaparece el deseo de vivir en la Tierra aun teniendo todavía algún recuerdo o nostalgia de ella. Solo cuando se ha revivido la parte que corresponde al Cielo es cuando ya no queda ni siquiera esa nostalgia de la vida pasada, es más, desaparecen incluso las aspiraciones espirituales personales. Entonces es cuando la quintaesencia de las experiencias que hizo el hombre en su vida pasada penetra en el mundo del Ego o Alma, para así estar más cerca de su Padre y hacerse un poco más a Su imagen y semejanza. Por fin y ya en su hogar, el hombre desaparecido descansa como Alma hasta que al cabo de muchos años de felicidad interna, siente la necesidad de nuevas experiencias.

Como he dicho antes, el resultado de la purgación efectuada sobre la película que nos llevamos en el momento de la muerte, queda grabado en otro átomo especial (llamado permanente o simiente) en sentido moral para que en la próxima vida nos hable como voz de la conciencia cuando vayamos a hacer algo malo e incluso después de haberlo hecho. Una vez arrancada y disuelta la materia de baja vibración del cuerpo de deseos relacionada con el infierno y con el purgatorio, el hombre puede elevarse a las regiones superiores o Cielo donde recibirá la recompensa por sus buenas obras para que en la próxima vida le sirva de aliciente para que siga haciendo el bien. Pero el lector tampoco debe tener ese miedo que algunas religiones inculcaban con el Infierno y el Purgatorio porque, como he dicho, es una especie de clínica para purificar al paciente del mal mientras el paciente está asistido por otros seres humanos Ángeles e incluso Arcángeles. Claro que, al igual que aquí se ingresa en un hospital por enfermedades graves y menos graves, también allí hay un verdadero infierno o cirugía del dolor para los que “están muy enfermos”, es decir, para los que han hecho mucho mal. El cuerpo de deseos se abandona para ir al Cielo como se abandonaron los otros cuerpos en la Tierra, de hecho, tanto unos como otros tardan un tiempo en descomponerse. Pero cuando la persona es verdaderamente malvada, ese cuerpo de deseos se cristaliza y se compenetra hasta tal punto con el cuerpo etérico que puede subsistir hasta que el Ego renazca de nuevo. Entonces y puesto que el átomo-simiente de ese cuerpo tiene que atraer materia para el nuevo cuerpo de deseos, también atrae al cuerpo de la anterior vida (llamado en la filosofía rosacruz: cuerpo del pecado) y el hombre renace con una doble personalidad que bien puede ser  más o menos buena por su nuevo cuerpo de deseos y mala por el antiguo.

Una vez comprendido lo dicho en estos párrafos, está claro que el ser humano debe esforzarse por acortar el tiempo en el Purgatorio, y para ello debe procurar no hacer mal con sus deseos, sentimientos, pensamientos y acciones. Pero además de eso tiene otras formas de ayudarse a sí mismo, por ejemplo:

1º.- Auto-programándose cada mañana para visualizar los momentos en que suele car en el mal durante el día para verse superando el problema y emitiendo sentimientos y pensamientos positivos hacia los demás.
2º.- Haciendo una retrospección visual desde el momento de acostarse hasta que se levantó por la mañana para ver dónde, cómo y por qué ha caído en el mal y así proponerse no caer al siguiente día.
3º.- Una vez al año o, al menos, antes de morir apuntar todo lo que se recuerde del mal que se ha hecho durante ese año o vida para luego hacer un verdadero ejercicio de arrepentimiento, reforma y restitución.

                                   Francisco Nieto

martes, 2 de julio de 2013

PREPARÁNDONOS PARA EL ESTADO POST-MORTEN (III)



La materia de deseos de nuestro cuerpo cambia constantemente de lugar como lo hacen nuestras emociones, y lo mismo ocurre respecto a su color y vibración según sean nuestros deseos y sentimientos. Pero siempre hay una vibración y color básico que nos identifica y que es la que reflejará lo que somos y lo que sentimos cuando pasemos al Mundo de Deseos después de la muerte. En este mundo hay leyes que, como en el mundo físico, gobiernan sobre todo lo existente allí y, aunque no son como las del mundo físico, algunas sí tienen cierto parecido, como por ejemplo de que en la región inferior es donde está la materia de deseos más “densa” como aquí el sólido y que la que más “pesa” está en lo más bajo o primera división como si fuera efecto de la ley de la gravedad. Esto significa que en el Mundo de deseos no podemos ascender a las regiones superiores hasta que no nos hayamos deshecho de esa materia que más pesa, o sea, de los deseos y sentimientos más groseros, egoístas, materialistas, etc.



La materia del Mundo de Deseos compenetra a la del mundo físico como las partículas de un perfume lo hacen sobre el humo o la niebla, por eso, no solo está dentro de la Tierra sino que también lo está dentro de nuestro cuerpo físico. Pero como, según su “materia” se va haciendo más sutil (divisiones superiores) el mundo y el cuerpo de deseos se van haciendo más grandes, resulta que el cuerpo de deseos del planeta llega casi hasta la Luna y el nuestro sobresale entre 20 o 30 centímetros del físico. De esta forma, podemos comprender fácilmente que lo más grosero se encuentra casi más bien “dentro” y los deseos y las emociones más elevadas “fuera” del planeta, mientras que en el hombre, lo más grosero se refleja más bien en la parte inferior y lo más espiritual desde el tronco hacia la cabeza. En la primera división o inferior de este mundo (lo equivalente al sólido) no hay nada de lo que solemos llamar positivo entre nosotros (amor, cariño, luz, etc.) Ahí se encuentra lo que muchas religiones llaman el “infierno” porque allí solo reina la tristeza, la soledad y la oscuridad y su ambiente es pesado, desagradable e indeseable porque allí se purga la mayor maldad. La siguiente división es más similar a la vida que conocemos aquí pero todavía con mucha fuerza de la personalidad materialista; y en las dos siguientes es donde están las personas que tienen deseos y emociones más sutiles y elevados pero todavía de forma interesada.


Si bien la primera región se suele representar como el infierno, las dos siguientes lo hacen como el Purgatorio y la cuarta como la intermediaria entre lo grosero o inferior y lo espiritual o superior; las tres más elevadas representan el Cielo según el concepto que cada uno tenga sobre éste. Este mundo, al que vamos después de la vida física, es el mundo post-morten que hemos creado durante nuestra existencia, así, el cristiano tendrá el cielo que le han explicado, el incrédulo se verá en la soledad, el pintor se verá ante bellos paisajes y el verdadero ocultista podrá distinguir y comprender otras muchas más cosas. Por tanto, en el plano más elevado, está la materia más sutil y ahí solo se encuentran, o llegamos todos, después de alejarnos de los conceptos terrenales y de las creencias personales una vez que ya hemos purificado la materia más grosera de nuestro cuerpo emocional.


La muerte es tan necesaria para el Ego o Alma como el sueño lo es para nuestros cuerpos físicos, y lo mismo que nosotros no viviríamos tantos años para experimentar y evolucionar sin la restauración que hacemos durante el sueño, el Alma no podría evolucionar si no recopilara el beneficio de cada vida en el estado post-morten. Por eso, tan importante es lo que se hace después de la muerte como lo que hacemos durante la vida, porque el estado post-morten está basado en lo que hacemos durante la vida, y las líneas generales y hechos más importantes de la vida están basadas en los resultados obtenidos después de pasar por el Purgatorio y el Cielo.


Una vez dicho esto, bueno es que sepamos que después de la muerte encontraremos: 1º.- Lo que creemos que hay y lo que esperamos que ocurra, durante un tiempo y desde el punto de vista personal; y 2º.- Los resultados del buen y del mal obrar a modo de vivirlos y sentirlos en nosotros mismos. Supongamos el estado en que se encontrará una persona egoísta, incrédula y malévola que no se ha interesado por ayudar a nadie ni ha sido sensible al dolor ajeno. Por la incredulidad se encontraría en una especie de vacío, pero analizando lo demás y sabiendo que no tenía ningún lazo de simpatía con nadie, se encontraría también en la soledad. El incrédulo que ha hecho mal purgará en las regiones inferiores sufriendo el dolor que ha causado, pero el incrédulo que ha hecho bien y no mal, puede pasar casi directamente al Cielo para recibir la quintaesencia de sus obras. Tanto en un caso como en otro, llega un momento en el estado post-morten en que la personalidad se olvida de la vida pasada, pero en el incrédulo materialista es peor porque extrae muy pocos resultados, lo que hace que su futura vida esté llena de fracasos y luchas para que aprenda a convivir y a creer. Son innumerables los casos y formas de actuar de las fuerzas que actúan en el Mundo de Deseos, ya que también hay que tener en cuenta que no todo es causa y efecto nuestro. Hay veces que una persona sufre sin merecerlo, o sea, por culpa de otro, y eso se ve recompensado en el Cielo mientras que el causante recibirá su castigo kármico en su próxima vida.


Así es que el cuerpo de deseos es un campo de fuerza magnético compuesto de materia:

1º.- De baja vibración en las personas egoístas, sensuales y malévolas.

2º.- De vibración intermedia (de la región intermedia) en las personas indiferentes a lo espiritual pero que no tienen maldad.

3º.- De elevada vibración en las personas altruistas, fraternales, serviciales, etc.

Casi toda la humanidad suele llevar en su cuerpo materia de alguna de las siete divisiones del Mundo Emocional y ésta se mueve según predominen unos u otros deseos y emociones, llegando incluso a romperse la forma ovoide del cuerpo cuando hay un fuerte descontrol emocional. En estos casos, las bandas que suelen salir de la frente, así como la fuerza que surge del chacra situado a la altura del hígado, muestran un cuerpo deseos muy activo, como si se hiciera más grande. Pero cuando la mente controla las emociones todo se apacigua y se muestra el color que representa el carácter y el temperamento de la persona. En sentido contrario, si la persona tiene poca actividad emocional y está decaída, las líneas de fuerza de los chacras se debilitan y parecen que casi están colgando. Está claro, pues, que nuestro cuerpo de deseos representa en gran parte cómo somos internamente por medio de su movimiento y de sus colores, es más, para la persona clarividente puede ver que incluso llevamos nuestro Purgatorio y nuestro Cielo en nosotros y a nuestro alrededor.

Francisco Nieto