sábado, 2 de mayo de 2009

LA CURACIÓN POR MEDIO DEL PENSAMIENTO


Sabiendo que el origen de todo lo creado es el pensamiento y que el carácter es la causa de nuestro destino, nos encontramos con que, para curar una enfermedad en su raíz, sería necesario mejor curar los recuerdos grabados en la memoria así como tener más cuidado con los pensamientos que emitimos.
Muchas veces la enfermedad comienza con algunas ofensas, reales o imaginarias que llegan a nosotros a través de otra persona. Los ocultistas clarividentes han comprobado que la mayoría de las enfermedades tienen su origen en los pensamientos y sentimientos o, mejor dicho, la Ley de Causa y Efecto nos trae determinada enfermedad como efecto de los malos pensamientos y sentimientos, para que aprendamos cuál es su efecto y así corregir nuestra forma de actuar.
El orgullo, la lujuria, el odio, el egoísmo, la envidia, la intolerancia, la sensualidad, etc. no sólo causan un mal destino sino que, además afectarán a nuestra salud en la próxima vida. Se dice que la cara es el espejo del Alma, es cierto, cuando una persona es feliz tiene un aspecto radiante y de buena salud e incluso envejece menos. Esto significa que su forma de actuar y de pensar es benevolente, o lo que es lo mismo, se está creando un buen destino y está cuidando su salud.
No hay nadie ni nada que se imponga sobre nuestra voluntad, el único poder que alguien o algo tiene sobre nosotros, es el que permitimos que se manifieste. Culpar a otros es un error. Hay un viejo dicho que dice: “No seremos capaces de impedir que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero no debemos permitirles que hagan nidos en nuestros cabellos.” Cuando hemos permitido que palabras o acciones de otro nos alteren hasta el punto de pensar en ellas persistentemente e interiormente nos encolerizamos, hemos permitido que “comiencen a hacer los nidos”. Si no ponemos medios para cambiar nuestra forma de pensar y lo grabamos en nuestra memoria, sufriendo así por una ofensa absurda o cualquier otro hecho similar, el “nido” se construye fuertemente y tan pronto como los pajarillos salen del cascarón, nos encontramos con que la enfermedad comienza en nuestro cuerpo.
Algunas veces la ofensa parece atroz y se nos hace difícil olvidar y perdonar; Cuando nos damos cuenta de que puede ser literalmente un caso de vida o muerte para nosotros, sin embargo, vemos la importancia de limpiar, de aclarar las ruinas y empezar de nuevo.
Sabemos que los pensamientos nos dan dos opciones después de revestirse de materia del cuerpo de deseos, una es la acción directa y la otra es la acumulación de esos impulsos en lo que llamamos memoria para actuaciones futuras. Aquí es donde debemos hacer hincapié y comenzar a pensar de una forma positiva y espiritual. Si cambiamos la forma de pensar actuaremos de otra forma pero, además, lo que tendremos guardado será bueno y no nos podrá traicionar trayéndonos enfermedad u otros problemas. Por consiguiente, si queremos obtener buena salud y mejor destino, debemos comenzar a cambiar nuestra forma de pensar.
Hoy los médicos luchan contra los microbios y los virus de la enfermedad sin saber el origen exacto de los mismos, no saben que están luchando contra algo físico que tiene su origen en el cuerpo vital, en el de deseos y en el mental. Cuando derrochamos energía no sólo estamos consumiendo la vitalidad que tenemos para toda la vida, sino que, además, estamos desequilibrando el cuerpo vital, esto es, los malos pensamientos atraen las bajas vibraciones de los bajos deseos y pasiones para luego desequilibrar el cuerpo vital; esto se puede manifestar en el cuerpo físico como una enfermedad normal y corriente. Sin embargo, cuando actuamos de esa forma y creamos un hábito –también en el cuerpo vital– lo que normalmente ocurre es que se manifiesta en la próxima vida como una tendencia o una enfermedad, dependiendo de la gravedad de los hechos.
Alguien se preguntará que cuál es el sentido de todo esto, a eso hay que responder que el espíritu se tiene que hacer dueño de la personalidad –sus cuerpos– para poder utilizarlos en su propio beneficio espiritual y alcanzar cuanto antes su meta. Así como el coraje es una FUERZA INTERNA fruto de la necesidad de acción en determinada línea, así el espíritu debe desarrollar otra fuerza interna al luchar contra la enfermedad que intenta doblegar su cuerpo.
Las malas formas de pensar, los deseos materialistas y egoístas, los malos sentimientos, etc. desequilibran el cuerpo vital y se graban en el átomo-simiente para que, en la siguiente vida, este cuerpo etérico se forme con esa debilidad. Nosotros utilizamos la energía creadora para procrear, hablar, trabajar y pensar, todo abuso o descontrol de esa energía en cualquiera de sus formas repercutirá en nosotros y muy particularmente en la salud. La Ley de Consecuencia nos traerá sus resultados bien en esta vida, o bien en la próxima, pero de una forma u otra no la podremos evitar.
Si realmente queremos liberarnos de esta forma de actuar inmadura, debemos trabajar con todas las fuerzas del bien y, con un propósito firme y sincero hacer que la Luz y el Amor de Cristo nos ilumine en nuestra forma de pensar.
Nosotros sabemos lo poderosa que es nuestra mente creadora, por eso debemos imponer nuestra voluntad sobre ella para que no se deje llevar por el cuerpo de deseos. Oremos fervorosamente para que seamos capaces de limpiar nuestros cuerpos y así saber dirigir esa energía creadora hacia esferas más elevadas. Esta es la única forma de limpiar nuestra cabeza de todos esos nidos, la voluntad en la práctica del Servicio y del Amor.

Francisco Nieto

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