sábado, 2 de mayo de 2009

EL AMOR, LA LLAVE MAESTRA


El amor es Vida, el odio muerte ¿Cuál será nuestra mejor elección? El Amor es la llave mágica que abre las puertas del cielo. No tenemos que pedir Amor sino expresarlo y darlo, porque el Amor es la suprema Ley de Vida.
Cada pensamiento, cada deseo y cada palabra que es contraria al Amor o que no está en armonía con su vibración, crea desorden, sufrimiento, desarmonía e infortunio en el universo, y esto no lo podemos eludir, porque, “Lo que se siembra se cosecha”. Es cierto que estamos mezclados con el desorden creado por nosotros mismos, y es difícil escaparnos salvo que hagamos una gran y persistente entrega a la Ley del Amor, y cautivemos con ella todos nuestros pensamientos, palabras, actos y deseos.
Digamos que no podemos eludir las consecuencias de nuestra siembra, si sembramos semillas de odio, mala voluntad, egoísmo, envidia y otros aspectos que están en desarmonía con el Amor Divino, irremediablemente cosecharemos el fruto de lo sembrado. Si el labrador siembra maleza, no puede cosechar trigo por mucho que rece, del mismo modo, mientras sembramos de la carne cosecharemos desarmonía y corrupción. Sin embargo, cuando nos entregamos al Dios del Amor y le seguimos valla donde valla, cuando establecemos nuestra vida en el Principio del Amor, cuando obedecemos profundamente los dictados de la Ley del Amor, no sólo dejamos de sembrar semillas de sufrimiento y desorden, sino que al mismo tiempo, el Divino Orden comienza a manifestarse en nuestra vida. Esto puede ocurrir porque dejamos de luchar contra las pruebas, preocupaciones, sufrimientos y disciplinas que nos hemos creado nosotros mismos como resultado de pecar contra la Ley del Amor, y en cambio, cooperamos con las experiencias de la vida, transmutándolas para que se conviertan en manantiales de bendición en lugar de castigo.
Hay una Ley llamada de Causa y Efecto que actúa muy justa y amorosamente dando a cada uno lo que le corresponde pero de una forma que a la vez, beneficia al máximo en el desarrollo espiritual interno. Esta Ley es la que nos hace tener un determinado destino junto a ciertas personas, pero además es la que nos trae lo que necesitamos para que nuestra vida sea más productiva para el Espíritu. Cuando caminamos por el sendero del Amor, del altruismo y de la fraternidad estamos colaborando con las Leyes Divinas, pero si lo hacemos por el camino de la maldad, del egoísmo y de las pasiones, tarde o temprano recibiremos lo que merecemos para que tomemos conciencia de que hemos elegido un camino equivocado.
El que fue Maestro de maestros hace 2.000 años nos enseñó a vivir una vida libre de preocupaciones, alegre y unida a Dios, por tanto, cuanto antes penetremos en el mundo del Amor, menor cuidado y esfuerzo nos exigirá la vida. También dijo que Él no era quien actuaba sino que era el Padre –Amor- a través de Él quien lo hacía. Del mismo modo, podemos nosotros permitir al espíritu del Amor que nos guíe y que actúe a través nuestro, sin esfuerzo ni fatiga de nuestra parte.
El Sendero de la realización espiritual es el Amor, es el Camino que el Gran Maestro recorrió antes que nosotros. Solo podemos seguir Su camino lleno de bendiciones por medio del Amor y del Servicio desinteresado a los demás, olvidando y dejando atrás el egoísmo, los rencores y todas las pequeñas cosas que hacen que nos desviemos de él.
Meditad sobre estas frases:



Aunque diese todos mis bienes a los pobres y aunque me dejase quemar vivo, si no tuviese Amor de nada me serviría”, “El que quiera ser el primero, que sea el último y el servidor de todos.”

Francisco Nieto Vidal

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