miércoles, 6 de mayo de 2009

EL EFECTO REBOTE EN LA DIETA


Son muchas las mujeres que después de diversas dietas sacrificándose y pasando hambre se desalientan y se molestan, abandonando definitivamente todo régimen porque al poco tiempo de dejar la dieta de adelgazamiento recuperan el peso perdido e incluso más.
El cuerpo físico es “inteligente” y lo demuestra, entre otras cosas, poniendo en actividad su mecanismo de defensa cuando cree estar en peligro. Cuando una persona se pone a dieta una vez, adelgaza pronto y bien, en primer lugar porque pilla al cuerpo desprevenido y en segundo lugar porque, como en cualquier dieta, los primeros kilos son de líquidos. Pero cuando se somete al cuerpo a dieta varias veces, éste ha tomado nota y comienza acumular grasa en cuanto puede como defensa y prevención para la próxima vez que le hagan pasar hambre, es decir, que le sometan a dieta. ¿Cuándo ocurre este proceso? Cuando se hace una dieta hipocalórica y se le hace pasar hambre. Entonces, en cuanto la persona deja el régimen y vuelve a sus antiguas costumbres, el cuerpo convierte todos los carbohidratos posibles en grasas como reserva de energía a modo de “medio de supervivencia futura”.
De esta manera, podemos imaginar que, cuantas más veces se repita este hecho, más rápidamente se engorda y más cuesta adelgazar ¿Dónde está el error? En comer poco, en saltarse comidas para atiborrarse en otras, en comer más carbohidratos de lo normal y poca proteínas y en no saber distinguir los sanos y nutrientes alimentos de los que no lo son. Cuando se hace una dieta hipocalórica (no debería ser de menos de 1200 calorías) lo primero que ocurre es que el metabolismo se desacelera y al poco tiempo hay un estancamiento en la pérdida de peso. Si se sigue disminuyendo las calorías o se deja de comer, el metabolismo sigue bajando y se comienza a perder músculo y el cuerpo se queda fofo; a partir de ahí surgen las ansias de comer más y muy en particular lo prohibido.
No por hacer una dieta de, incluso 900 calorías, se va a perder peso saludablemente, al contrario, se pone en peligro la salud, se desnutre el cuerpo y se aumentan la posibilidad del efecto rebote ¿Cuál es la solución? Acelerar el metabolismo de dos maneras: 1ª. Comiendo la cantidad adecuada de proteínas, grasas y carbohidratos cinco o seis veces al día para no pasar hambre y que no haya ansias de comer; y 2ª. Haciendo ejercicio. Si no se hace así se caerá en un círculo vicioso que es el siguiente: Una persona obesa (con mucha grasa y poco músculo) que no hace ejercicio está haciendo que su metabolismo descienda y que, por tanto, apenas queme calorías, lo que la llevará otra vez a acumular más grasa, a perder músculo y a quemar menos calorías, es decir a engordar más.
Las dietas con pocos carbohidratos y más proteínas y el ejercicio físico aceleran el metabolismo y, si se hacen cinco o seis comidas al día, el metabolismo estará activo más horas. Si se hace ejercicio aumentará el tono muscular, lo que, a su vez, también acelera el metabolismo y evitará que el cuerpo se ponga fofo. Un último consejo: Coma proteínas de alto valor biológico, grasas insaturadas y carbohidratos complejos o de bajo índice glucémico.
Sabiendo qué cantidad de proteínas, grasas y carbohidratos debe comer según su estatura, edad, peso, etc. y haciendo cinco comidas al día y tres horas de aeróbic a la semana perderá los gramos necesarios a la semana para no poner en peligro su salud.


(Extraido del libro del mismo autor: ¿Adelgazar y realzar la belleza? ¡es fácil!

Francisco Nieto

No hay comentarios: