sábado, 2 de mayo de 2009

LA CRÍTICA


“No juzguéis para que no seáis juzgados, porque el juicio que vosotros hacéis, se aplicará a vosotros, y la medida que usáis, se usará para vosotros. ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que tienes en el tuyo? Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro como sacar la paja del ojo de tu hermano”

Esta es una de las pruebas y lecciones más difíciles de superar para el aspirante a la vida superior, no juzgar y criticar a los demás. Estamos demasiado acostumbrados a ver los defectos y a criticar a los demás sin darnos cuenta de que todos estamos cometiendo errores durante todo el día, pues la crítica y el juzgar no sólo se hace con la palabra, sino que mayormente se hace con el pensamiento.
Nuestra conciencia nos dice cuándo criticamos y juzgamos negativamente, y normalmente nos mostramos indiferentes a sus consejos a reprimendas, sin darnos cuenta del mal que estamos haciendo al desarrollo del Espíritu. Es importante saber que la persona que no tiene tendencia a criticar, es porque en su anterior vida ha trabajado para superar esa etapa, el aspirante a la vida espiritual se encuentra más o menos ahí, y por eso debe estar siempre pendiente de no criticar ni juzgar, sobre todo para no ser un mal ejemplo para otros.
Las enseñanzas esotéricas dicen que el discernimiento es la mejor ayuda del aspirante para evolucionar en los mundos inferiores, para ello debemos practicar principalmente la observación de todo lo que hacemos y de todo lo que nos rodea, pero siempre sacando conclusiones razonadas y lógicas.
Naturalmente que no es tan simple, porque debemos tener siempre presente que la observación sólo será usada para quedarnos con los hechos que nos estimulan a hacer el bien, a ver lo positivo, y nunca para hacer una crítica destructiva. Si alguna vez tenemos que hacer una crítica, esta debe ser hecha en sentido constructivo, porque la crítica que señala los defectos y el modo de remediarlos, es la base del progreso, pero la crítica destructiva que destruye vandálicamente sin ningún propósito, es una ulcera del carácter que debe ser erradicada cuanto antes.
El discernimiento nos enseña, de una manera impersonal, lo que es bueno y lo que es malo, sobre todo si no mezclamos los sentimientos y lo hacemos con la pura intención de buscar el bien en todo mal. El examen y decisión respecto a un objeto o idea es un deber, no se debe dejar pasar la oportunidad de aumentar nuestro desarrollo espiritual con lo mejor de nosotros mismos por medio de nuestra voluntad.
Si lo hacemos viendo lo negativo, aumentamos la atmósfera mental del lugar donde nos encontramos, aumentamos negativamente nuestra atmósfera mental que se refleja en nuestra aura. Esto quiere decir que con la crítica, vamos sembrando el mal y afectando a las personas que nos rodean, cuando juzgamos a los demás y les criticamos, mandamos nuestros pensamientos y sentimientos en forma de flechas que afectan seriamente a la persona criticada. Pero lo peor no es eso, esos mismos pensamientos nos vuelven a nosotros –bajo la Ley de Causa y Efecto- y nos devuelven lo que es nuestro, pero aumentado y, además y más importante, estamos afectando a la atmósfera mental del planeta, y por consiguiente, a todas las personas que se pongan en esa misma sintonía de vibración.
La comprensión y la tolerancia juegan un papel importante en el discernimiento para no criticar ni juzgar, ponernos en el puesto de esa persona que criticamos también lo es, pero creo que más bonito es aún,
intentar ver el bien en todo lo que creemos que hay mal.
El aspirante esotérico debe saber que cuando nos fijamos en algo que no nos gusta en los demás, es porque nosotros ya lo hemos experimentado, y por lo tanto, hemos tomado conciencia de ello. Sabiendo esto, el aspirante espiritual debe volver contra sí mismo la crítica para, a continuación, proponerse no volver a cometer el mismo error.
Practicando esto nos perfeccionamos, y cuanto más perfectos, menos predispuestos estamos para criticar y lanzar la primera piedra. Al mencionar las faltas para enseñar la solución, estamos construyendo una buena atmósfera mental y ayudando a erradicar el mal en los mundos invisibles.
La concentración de la mente para controlarla y dirigirla hacia una línea de actuación donde el pensamiento, las palabras y las actitudes, estén siempre basadas en el servicio desinteresado y amoroso a los demás, es la base del crecimiento espiritual. Si intentamos tener la mente controlada para dirigirla en ese sentido, podremos darnos cuenta en poco tiempo, del gran adelanto que podemos adquirir.

Francisco Nieto Vidal

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