sábado, 28 de mayo de 2011

BUSCANDO LA INICIACIÓN A TRAVÉS DEL OCULTISMO



“Iniciar” es comenzar una nueva etapa, lo que significa que el ser humano ha obtenido muchas iniciaciones desde el principio de los tiempos hasta nuestros días. En el lenguaje o filosofía oculta rosacruz, se explica que desde que nació el Ego o ser consciente de sí mismo, la humanidad ha adquirido y perfeccionado sus cuerpos en cada revolución, época y raza del Período Terrestre en el cual está actualmente evolucionando. Por tanto, ha hecho un trabajo con cada uno de sus cuerpos que bien podría llamarse “iniciación”. Algunos de estos trabajos han sido muy importantes, como por ejemplo, obtener la conciencia de vigilia actual en este mundo físico, otra fue la adquisición de la mente y, por decir alguna más, diré que, otra muy importante, es el dominio y conquista del mundo material que estamos haciendo.
Así es que, desde principios de la Época Atlante hasta nuestros días nos hemos hecho autoconscientes como individuos separados de los demás, hemos desarrollado hasta cierto punto la mente y hemos desarrollado la voluntad que, a diferencia de los animales que éramos entonces, ahora podemos gobernar a nuestra personalidad. La etapa actual en la que estamos implica: Adquirir experiencia, desarrollar la voluntad, desarrollar la mente y espiritualizar el carácter para abrir el camino al Yo superior. Intentaremos analizar estas cuatro fases.

"LA ADQUISICIÓN DE LA EXPERIENCIA": Desde que obtuvimos hace millones de años la conciencia de vigilia y a través de las experiencias adquiridas por medio del renacimiento y la Ley de Causa y Efecto, hemos estado desarrollando la conciencia gracias a los vehículos que utiliza el Espíritu en cada renacimiento, a saber: Cuerpo físico, cuerpo vital o etérico, cuerpo de deseos y cuerpo mental.
En cada renacimiento, el Ego intenta sacar el mayor provecho de sus vidas para poder desarrollar sus posibilidades latentes (que tiene como Espíritu creado por Dios) en poderes dinámicos. Estos cuerpos son nuevos en cada renacimiento, y su uso se puede ver favorecido o impedido por medio de la Ley de Consecuencia según el karma que cada uno tenga, es decir, según lo que haya sembrado en su anterior vida.
Estos cuerpos se van perfeccionando y purificando en cada vida de tal forma que, cuantos más renacimientos, mejores instrumentos o vehículos del Ego serán para que éste pueda dirigir el destino de su vida. Esto es así, principalmente, gracias al proceso purgatorial que existe después de cada vida donde aprendemos lo que no se debe hacer, y al estado celestial que vivimos también donde aprendemos lo que debemos practica y desarrollar.

EL DESARROLLO DE LA VOLUNTAD: La voluntad se desarrolla por medio de la experiencia al igual que la experiencia se adquiere por medio de los cuerpos que utilizamos en cada renacimiento.
Hace millones de años cuando nos dieron el germen de la mente, estábamos dominados por el cuerpo de deseos (por el instinto animal, los deseos pasionales y los sentimientos o emociones más bajos de nosotros como humanos) como aún lo seguimos estando respecto a muchos aspectos de la personalidad, pero según evolucionamos nos damos cuenta de que tenemos que ser dueños de nuestro propio destino como lo es el capitán de su barco.
Cuando alguien se ve dominado por un mal hábito, debe saber que es su Cuerpo de Deseos quien le prueba, tienta y vence ante su voluntad. Por eso es bueno que meditemos sobre nuestros deseos o hábitos para ver cuáles son nuestras debilidades, de esta forma sabremos dónde tenemos que fortalecer la voluntad.
El conocimiento se adquiere a través de la experiencia pero debemos discernir nuestras acciones para que cada día sean más elevadas en todos los sentidos; después de sacar conclusiones sobre nosotros mismos, debemos llevarlas a la práctica con nuestra mejor intención.

EL DESARROLLO DE LA MENTE: Éste es el fruto de la necesidad de razonar nuestras acciones para evitarnos mucho dolor.
Si el hombre se dejara llevar por sus pasiones, envidias, rencores y odios, siempre estaría enfrentado a sus hermanos, la evolución se convertiría en involución y la humanidad llegaría al caos. Precisamente por eso las Jerarquías superiores nos dieron el germen de la mente, para que la desarrollemos, (como lo hacemos con los músculos) y una vez fortalecida la utilicemos para vencer el aspecto más bajo o animal del Cuerpo de Deseos, ese gran tentador que se fortalece por medio de los placeres de la carne y se resiste a ser inducido hacia lo espiritual.

LA ESPIRITUALIZACIÓN DEL CARÁCTER: Como ya hemos visto, a través de la experiencia desarrollamos la voluntad y la mente, y una vez que tenemos cierto dominio sobre ellas las podemos utilizar para el propio desarrollo del Ego, o sea, para espiritualizar el carácter.
Esta espiritualización del carácter marca el punto de partida para alcanzar la iniciación y esto, a su vez, nos obliga a disciplinarnos de la siguiente manera:

1ª, Tener siempre la voluntad necesaria para trabajar constantemente a favor del Espíritu, acelerando nuestro desarrollo en cada oportunidad que tengamos; esto es, tener la conciencia y la voluntad en todo lo que hacemos, pensamos, deseamos, hablamos y sentimos.
2ª, Disciplina para hacer y practicar determinados ejercicios, oraciones, etc. y para crearnos unos hábitos de vida, sanos respecto a la función de cada uno de los diferentes cuerpos, dirigidos hacia la unión con el Ego o Yo superior.

3ª, Conocimiento. El conocimiento, junto a la razón, nos debe llevar a discernir lo que es correcto de lo que no lo es, lo falso de lo verdadero, lo real de lo irreal, etc. Esto a su vez, nos acerca al conocimiento de la filosofía oculta donde descubrimos quiénes somos, de dónde venimos, por qué estamos aquí y cuál es nuestra meta.

4ª, Práctica del conocimiento adquirido: Una vez que tenemos el conocimiento oculto adquirido en alguna escuela seria, debemos trabajar con él sobre nuestros cuerpos invisibles para que la voluntad y el discernimiento gobiernen la mente y la utilicen para dirigir y desarrollar el Cuerpo de Deseos correctamente. Nuestras actuaciones deben estar basadas en el conocimiento de la Ley de Renacimiento y de Causa y Efecto.

Estos serían algunos de los ejercicios recomendados:

1º, CONCENTRACIÓN: Si no hay concentración no obtenemos el mayor provecho de nuestras actividades y actitudes. Deberíamos ser conscientes de todo lo que hacemos y pensamos para que sean actos voluntarios dirigidos siempre hacia el desarrollo moral y espiritual.

2º, MEDITACIÓN: Ésta nos ayuda a descubrir lo que normalmente no somos capaces de ver como, por ejemplo, nuestros defectos.

3º, OBSERVACIÓN: Del mundo que nos rodea para ser más conscientes de lo que pasa, y observación de nosotros mismos respecto a los demás y las circunstancias.

4º, ORACIÓN: La oración transforma la naturaleza animal en devocional y espiritual y nos eleva hacia el propio Mundo de Dios por medio de los más elevados sentimientos.

5º, RETROSPECCIÓN: Ésta nos ayuda a purgar nuestros errores mientras vivimos aún en la Tierra para así no perder el tiempo en el purgatorio y emplearlo en otros asuntos espirituales. El provecho de este ejercicio sirve para acelerar nuestro crecimiento de una manera más rápida, consciente y voluntaria. (Ver al final del artículo un resumen de lo que trata este ejercicio)

6º, AUTOPROGRAMACIÓN: Se trata de autoprogramarnos para que, ante nuestras debilidades, estemos preparados para actuar y responder de la manera más positiva posible. Ejemplo: Autocontrol cuando vamos en el coche y nos hacen algo. El cambio de actitud ante alguien con quien solemos criticar. Esta autoprogramación se debería hacer cada mañana antes de levantarse visualizando como, cuando llegan esos momentos críticos, actuamos como verdaderamente deseamos.

7º, ACTUAR EN NOMBRE DE. Se trata de actuar en nombre de un Ser muy elevado (por ejemplo Cristo) A la hora de pensar, desear, sentir y actuar, lo haremos como creamos que lo haría Él y eso nos hará ser más amorosos y serviciales.
En general, se trata de ser conscientes de nuestros propios vehículos y gobernarlos y utilizarlos de manera que nos sintamos uno con los demás. Una vez puestos en el camino del desarrollo espiritual, debemos desarrollar la persistencia, la paciencia, la comprensión, la tolerancia y el servicio amoroso y desinteresado a los demás.
Hasta ahora he mencionado todo lo relacionado con el ser humano a modo de indicar el camino que lleva a la iniciación, ahora es conveniente ver los medios. El espíritu tiene tres Aspectos o Principios, estos a su vez y en el transcurso de la evolución se convierten en siete, y estos siete están relacionados con los mundos y las Jerarquías creadoras que dirigen los Rayos y los destinos de la humanidad, es decir, se conocen como: Los 7 Espíritus ante el Trono, las 7 Jerarquías Creadoras y los 7 Rayos.
Cada uno de nosotros (como Espíritus) tenemos algo de cada uno de esos Rayos o aspectos de Dios, sin embargo, solamente pertenecemos a uno. Estos Rayos descienden por los planos y mundos en diversos grados y estados de conciencia hasta que llegan al mundo físico.
Cada uno de esos Rayos está representado aquí en la Tierra por una Escuela de Misterios, y éstas a su vez, están representadas por alguna entidad o asociación donde se preparan a las personas que en esta vida sienten la necesidad de aprender los misterios del Ser. Estas escuelas preparatorias, tienen determinada vibración que se identifica con el Rayo correspondiente y suelen ser fundadas por alguna persona elegida para esa determinada misión.
Esto quiere decir que la humanidad evoluciona a través de un Rayo, y cuando está preparado para contactar con su escuela, su destino le llevará para ser preparado para la Iniciación. Para ello, el ser humano está en la escuela de la vida, renaciendo en las circunstancias que necesita, y está siendo apoyado por diferentes seres como son los Ángeles y Arcángeles.
Así, podemos ver, como la humanidad evoluciona sirviéndose de religiones, sectas, escuelas, etc. hasta que comienza a preguntarse ¿de dónde venimos? ¿Adónde vamos? ¿Por qué estamos aquí? Etc. Entonces será cuando encuentre su Escuela de Rayo y hallará las respuestas que en ningún sitio antes encontró.
En esa escuela, como en la de nuestros hijos, hay diferentes grados y según sea el esfuerzo que hagamos por desarrollar las cualidades espirituales, así avanzaremos por esos grados hasta acercarnos a la iniciación. Cuando alcanzamos el grado de discípulo, después de varios años de prueba, es cuando estaremos preparados para recibirla.
La iniciación no se da en la Tierra ni tampoco por un Ser en cuerpo físico; tampoco la dan por pertenecer durante muchos años a una escuela ni a cambio de dinero. La iniciación se da a quien se ha esforzado durante varias vidas en ser un instrumento al servicio de Dios.
Cuando una persona necesita la iniciación quiere decir que está preparado para recibir un nuevo empuje en su desarrollo interno y para que su conciencia se eleve hasta el punto de desarrollar algunos poderes para ayudar y beneficiar a los demás. Por consiguiente, la iniciación no se da a cualquier persona que no se la merezca y que no esté preparada para saber utilizar esos poderes.
Un ciego no puede guiar correctamente a otro ciego, la Escuela de Misterios es la guía del que busca la Verdad que le llevará a la Iniciación. Nuestro deber es intentar ser cada día mejor, porque, aunque en esta vida no consigamos la iniciación, no cabe duda que el adelanto conseguido lo tendremos ya en la próxima vida.
La humanidad está preparándose inconscientemente para la Iniciación, pero por medio de este conocimiento puede acelerar ese proceso. Sólo tenemos que darnos a los demás como verdaderos hermanos porque cuando más nos demos a los demás, más nos acercamos al Maestro. Contactar con el Maestro es como estar en la clase donde se alcanza la Iniciación, pero aún así, ¿a quién importa la Iniciación?


LA RETROSPECCIÓN
Este ejercicio fue dado a Max Heindel por los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz. (Debe hacerse al acostarse)

Este ejercicio no solo tiene un gran efecto sobre el aprendizaje de las lecciones de esta vida, sino que además, nos permite aprender muchas otras que están reservadas para otra futura.
Se debe relajar el cuerpo al máximo posible para, a continuación, repasar todas las actividades del día en orden inverso (desde la noche hasta la mañana) reproduciendo las escenas con la mayor fidelidad posible para juzgar los actos, pensamientos y palabras que han partido de nosotros mismos. Cuando vea que ha ofendido o causado mal a alguien, póngase en su lugar y sienta el sufrimiento que le ha hecho voluntaria o involuntariamente, arrepiéntase de todo corazón por todo lo malo. Se trata de vivir cada noche el sufrimiento del mal que hemos causado en lugar de esperar a hacerlo después de la muerte en el purgatorio. Se trata de hacer un verdadero y profundo sentimiento de arrepentimiento de corazón o contrición. Este es el trabajo que hacemos en el Purgatorio después de la muerte, pero lo mismo que hacemos ese trabajo también debemos hacer el del Cielo, o sea, vivir y sentir en nuestro ser todo lo bueno que hemos hecho y que nos han hecho, que hayan sido motivos de felicidad.
Es conveniente analizar: los sentimientos negativos; las irresponsabilidades; los juicios que hemos hecho a los demás; nuestra actitud como profesionales del trabajo, como padre, marido etc.; si hemos hablado con sinceridad o con falsedad, si con amor o con odio, si ofendimos o nos reímos de los demás y si exageramos o cambiamos las cosas; cómo miramos al sexo opuesto, si somos pasionales y nos dejamos dominar por ello; si hemos sido comprensivos, tolerantes y bondadosos con el prójimo; si comemos para vivir o vivimos para comer y envenenar nuestro cuerpo; si nos fijamos en lo positivo y lo valoramos o en lo negativo y lo criticamos; etc.
Esto y mucho más podemos analizar en el ejercicio de la retrospección, pero lo más importante es que debemos hacerlo de todo corazón y como verdaderos jueces de nuestros actos. De esta forma se borrarán los hechos, y cuando llegue el momento de la muerte, no estarán en la película de nuestra vida y, por consiguiente, no tendremos que sufrir por ellos.

Los beneficios de la retrospección son:
1º. Relajación del cuerpo físico.
2º. Desarrollo de un fervor devocional y un reconocimiento intuitivo de la verdad.
3º. El saber cómo actúa la Ley de Causa y Efecto.
4º. Restauración diaria de la armonía en los diferentes cuerpos con más rapidez de lo normal.
5º. Acortamiento del tiempo que se pasa en el purgatorio y en el cielo.
6º. Progreso en el desarrollo del carácter.
7º. Control mental, lo cual tiene que ser resultado de un esfuerzo disciplinado de tratar los sucesos del día de una manera amorosa y altruista.
8º. Desarrollo de la voluntad y concentración mental.
9º. Propósito de superación para cada día que pasa.
10º. Desarrollo del discernimiento y la memoria.
Sin embargo, es necesario saber que un simple repaso de las actividades del día no tiene el efecto deseado, para ello, es necesario que haya un sincero arrepentimiento, un verdadero remordimiento y un juicio imparcial e impersonal.

Francisco Nieto

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