martes, 2 de marzo de 2010

LA ORACIÓN, UNA AYUDA IMPRESCINDIBLE (yII)


Todos sabemos que hay infinidad de oraciones que no obtienen respuesta mientras que otras, aparentemente más materiales sí. Asociaciones religiosas, filantrópicas, comedores sociales, etc. obtienen respuestas mientras que otros que deambulan por la calle y que no tienen nada para comer no encuentran salida Esto ocurre, generalmente, porque unos practican la oración y con devoción piden a Dios para los demás, mientras que otros no piden o piden egoístamente o, quizás también, porque es karma de cada uno. Un problema de salud obtiene respuesta a la oración y petición de ayuda mientras que otro muere y deja viuda e hijos, es difícil saber cuando está actuando la Ley de Consecuencia y cuándo la voluntad y el libre albedrío. Podríamos dividir la oración en tres clases:

1ª.- Las materialistas y egoístas que piden que se satisfagan sus necesidades físicas e incluso su salud para poder disfrutarlas.
2ª.- Las que se pide ayuda para el desarrollo moral, intelectual y espiritual incluyendo el desarrollo de poderes, la protección contra el mal, etc.
3ª.- Las oraciones donde no se pide nada de lo anterior sino que solo se desea ayuda para no dejar de ser útil al prójimo, ayuda para no dejar de tener ese deseo de elevarse hacia Dios, o que no falte esa voluntad de hacer todo por amor a Dios.

Las oraciones materialistas, a su vez, se pueden dividir en varias clases, por ejemplo, las que hace el misionero que apenas tiene nada para cubrir las necesidades básicas de una tribu tercermundista o, por el contrario, el que pide para él teniendo cubiertas sus necesidades básicas. En el primer caso, la buena voluntad de servir y el amor intenso o deseo de protección hacia esos seres, crean una forma mental que atrae un elemental cuya vibración alcanza las regiones superiores del Mundo del Pensamiento. Pero estas oraciones no solo obtienen respuestas de las varias Jerarquías que habitan los mundos invisibles y que atienden esta clase de vibraciones tan elevadas, sino que también obtienen respuesta de las personas que captan esas formas mentales y que están en sintonía vibracional haciendo, como consecuencia, donaciones. El otro caso, es lógico que, por lo general, no obtenga respuesta, no solo porque no hay una voluntad de ayudar a otros sino que esta clase de personas no suelen tener nada “ahorrado” en el “Banco Universal” de los mundos espirituales. Alguien puede pensar que, según el ocultismo, crear pensamientos-deseos materiales y lanzarlos al Mundo del Pensamiento repetidamente traerán una respuesta, pero no es tan fácil. No solo se necesita concentración y deseo intenso sino que el deseo debe ser altruista y amoroso para los demás porque la respuesta no procede de la nada sino de unos seres inmensamente superiores a nosotros en desarrollo espiritual a los que no se les puede engañar. Por eso la oración sencilla y humilde de alguien que pide para dar de comer a los demás obtendrá más fácilmente respuesta que quien pide para él, y por eso también, obtendrá mayor respuesta el que pide y crea una forma mental llena de intenso amor al prójimo que el que pide superficialmente y sin apenas sentimiento por otra persona.
Estas normas se podrían aplicar a las diferentes clases de oración en sus muy diversas formas pero tampoco debemos olvidarnos del karma y de la epigénesis. Epigénesis es la acción original que una persona hace, una causa nueva que no tiene relación, por tanto, con otras acciones del pasado. Así es que, cuando una persona tiene en su vida la oportunidad de crear una causa nueva en vez de actuar por instinto, costumbre, norma, etc. y esa causa es una petición amorosa y altruista, es fácil que tenga respuesta. Pero las oraciones y peticiones materialistas, egoístas que piden sin haber dado, no pueden obtener nada porque esas personas mismas se han cerrado la puerta de antemano. La Ley de Consecuencia (Seres muy elevados que administran las Leyes Divinas) da a cada uno lo que se merece, así es que el que en el pasado fue injusto, egoísta y no se preocupó por nada ni por nadie, aunque rece con intenso deseo no será atendido hasta que pague sus deudas con el sufrimiento que le corresponde y que le haga tomar nota de lo que ocurre en su vida y en las circunstancias que le rodean. La ignorancia de las Leyes Divinas y de lo que ocurrió en anteriores vidas hace pensar a muchos que no existe Dios por el hecho de que sus oraciones y peticiones no son atendidas. Pero, si un hombre dejó morir a otros en el pasado o si una madre abandonó a una hija enferma en otra vida, es posible que ese hombre muera de hambre en otra vida por mucho que pida ayuda y esa madre pueda ver morir a una hija sin que reciba respuesta divina.
Otra cosa muy diferente es cuando las personas de buena voluntad piden ayuda desesperada para tomar una determinación, para resolver un conflicto y por cosas relacionadas con la moral y lo intelectual. La respuesta a las oraciones pueden venir incluso del mundo del Espíritu de Vida dependiendo de la clase que sea y de la intensidad y concentración que haya respecto a la voluntad y deseo amoroso, pero la respuesta a las oraciones de las que estamos hablando suelen venir de la región etérica (del mundo de los Ángeles) del mundo físico o como mucho del Mundo de Deseos (mundo de los Arcángeles) Tampoco hay que olvidar a los Auxiliares Invisibles, a los discípulos y a los iniciados que funcionan por estas regiones superiores dispuestos a auxiliar a estas personas que piden ayuda. Los verdaderos ocultistas saben que imponer algo a alguien en contra de su voluntad es magia negra, por tanto, sería un error pensar que estos seres fraternales y auxiliadores se dediquen a imponer sus soluciones en las mentes de las personas. Ellos simplemente responden a una petición dejando la respuesta en la conciencia cerebral o el consuelo y la paz por medio de sus vibraciones de amor y compasión. Entonces, como el que hace la oración está interiorizado y concentrado en pedir humildemente ayuda y en obtener una respuesta amorosa, la respuesta alcanza su conciencia sin ninguna dificultad. Esta es la clave para que la respuesta a este tipo de oraciones altruistas, morales e intelectuales tenga efecto. El que hace la oración debe interiorizarse y hacer la súplica como un verdadero hijo de Dios que pide a su padre. A la vez que se aísla en un estado de fe y de amorosa receptividad a lo superior; se puede percibir la respuesta de nuestro Yo superior o de estos amorosos seres.
Cuanto más elevada y espiritual sea una oración o petición dirigida a Dios y cuanto más intensidad haya en forma de voluntad y deseo de ayuda amorosa hacia otros, más fuerza tendrá para atravesar la atmósfera materialista que rodea la tierra y más fuerte se hará sentir en los mundos espirituales. Las jerarquías espirituales que guían y auxilian a la humanidad y nuestros propios Hermanos Mayores, están deseosos de que nosotros elevemos las vibraciones de nuestros cuerpos y nos hagamos colaboradores de Dios en la Tierra, pero también lo están de atender nuestras súplicas por los demás o las peticiones de Luz hacia nosotros mismos, pero eso no lo pueden hacer mientras no nos convirtamos en ese receptáculo espiritual al servicio de la humanidad. Cuando los aspirantes espirituales elevan sus peticiones de Luz, los Ángeles y nuestros hermanos acuden en su ayuda, y si su estado de conciencia es receptivo obtienen respuesta porque, a mayor intensidad en la oración y en la aspiración mayor amplitud de respuesta habrá. Es decir, cuanto más nos acercamos con buena voluntad y amoroso deseo a los propósitos de Dios, más inmersos estaremos en Su Luz y en Su Amor y más respuestas obtendremos en nuestras oraciones; pero cuanto más apartados y más materialistas somos menos posibilidades tendremos.
Las Jerarquías, las fuerzas divinas de Dios, están en todos los planos y no pueden desoír las oraciones de las que estamos hablando, así es que, cuando colaboramos con esas fuerzas, cuando nadamos a favor de la corriente y no en contra, es cuando somos uno con las Leyes Divinas y nos servimos de ellas a la vez que damos de lado a las terrestres. Pero lo mismo que nuestra súplicas y oraciones son atendidas por los Ángeles portadores de sabiduría, también tenemos a nuestra disposición a otros “seres” que cumplen a rajatabla lo que pedimos, estos son los elementales artificiales. Ya hemos hablado de las formas de pensamiento y cómo éstas llegan a donde o a quien sean dirigidas, pues bien esto es gracias a un elemental (ser que se crea de acuerdo a la vibración y al sentimiento que va unido a la forma de pensamiento) que utiliza esa forma de pensamiento como cuerpo para cumplir lo que el pensamiento representa. Por consiguiente, estos elementales pueden ayudar a traernos la respuesta a nuestra oración pero siempre dependerá, como hemos dicho, de la naturaleza que sea. Hay que tener en cuenta que, como está escrito en el Libro Sagrado, “En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser”. Lo que significa que podemos hacer millones de oraciones y peticiones a diario pero, al final, son las Jerarquías Divinas que administran las Leyes de Dios las que tomarán la decisión más adecuada según sea la oración. Pero tampoco olvidemos que Dios es Amor y que, al contrario de lo que muchos piensan, cuantos más elevados son los seres que habitan los mundo invisibles más sensibles a nuestras demandas y más fácil de afectar a Su conciencia. Está claro que la mejor manera de que nuestras oraciones sean atendidas es haciéndonos obreros de Dios, intermediarios entre nuestros hermanos más atrasados y Dios Mismo, al igual que los Ángeles son una especie de sistema nervioso en el cuerpo de Dios a través del cual hay receptividad y expresión.
Dice San Juan en su primera carta: “Dios es luz y en Él no hay oscuridad, si decimos que estamos en comunión con Él y estamos en tinieblas, mentimos, pero si caminamos en la luz como Él está en la luz tenemos comunión unos con otros” Esta claro que no se refiere a la luz del Sol sino a la Luz Divina, la que no percibimos con los ojos. Todos sabemos lo difícil que es estar en comunión con Dios puesto que estamos llenos de defectos, o lo que es lo mismo, andar en tinieblas, pero también está escrito que “Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en Él”, por tanto, de lo que se trata es de acercarnos a Dios, al amor divino que abarca a todos sin distinción y entonces estaremos en la Luz. Si practicamos la oración, la verdadera oración que nos lleva a hacer todo con amor y como si fuera para Dios, entonces encontraremos la respuesta directa del Padre en nosotros. Esta oración no implica solamente ponerse unos momentos diarios a rezar o a adorar a Dios, esta verdadera oración conlleva una actitud constante de santidad, de amor al prójimo, de considerar como verdaderos hermanos incluso a nuestros seres queridos más cercanos, de hacer todo con amor, de imitar a Cristo… esta es la oración más grande y más profunda que el hombre debe hacer si de verdad quiere recibir la Gracia del Espíritu de Dios. Sabemos lo difícil que es llevar esta clase de oración a la práctica porque debemos cumplir con nuestras obligaciones y responsabilidades a diario, pero si estamos pendientes de nosotros mismos y con la voluntad puesta en Dios, dirigiremos una y otra vez la mente en esa misma dirección y no tardaremos en darnos cuenta de que una maravillosa transformación se está produciendo en nuestro interior, entonces comenzaremos a vislumbrar la Luz interna que hasta ahora no habíamos percibido.
La oración-contemplación mística es aquella en la que intentamos elevarnos por la devoción a los reinos del Padre para encontrarnos cara a cara con Él. Para hacer esta oración se necesita silencio, silencio material sí, pero también silencio en sentido de que no se necesitan palabras, ni pensamientos concentrados, ni imágenes visualizadas, etc. Es una oración en la calma mental donde solo se manifiesta un “deseo” de vivir en Dios, una devoción incontenible y un sentimiento de amor que abarca a toda la humanidad. Así, imbuidos por la palabra “Padre” comprendemos el significado de la frase “Dios es mi pastor, nada me falta” y es que buscando el Reino de Dios y Su justicia de nada tenemos que preocuparnos. Esta contemplación silenciosa con la mirada fija en nuestro Padre, llenos de devoción y amor como el perro que contempla fiel y amorosamente a su amo, es el motivo que nos debe llevar a servir a la humanidad.
Entre la oración altruista y fraternal por los demás y esta última hay un cambio en las intenciones puesto que pasamos de no pedir nada para nosotros a buscar la manera de acercarnos a Dios para estar en Su Luz y alumbrar el camino a nuestros hermanos. Esta actitud pasa por la meditación, contemplación y la adoración. Con la meditación concentramos la mente en los asuntos de Dios aislando a la personalidad, lo que nos lleva a la contemplación y después a la adoración, y esto a su vez, facilita el acercamiento del hombre a su propio Espíritu y a Dios. Si el hombre se convierte en lo que piensa, debemos concentrar la mente en Dios, meditar en Dios, adorar a Dios y contemplarle en todo lo que nos rodea. Esta es también la manera de dar forma a la mente para que se eleve a las regiones superiores del Mundo del Pensamiento y al Mundo del Espíritu de Vida para que su actitud sea siempre una oración; esto facilita la conexión con nuestro Yo superior y nos causa una sensación de plena libertad. Si la oración nos hace ver la Luz de Dios, esa Luz en nosotros hace que veamos a los demás con los ojos del amor, de la compasión y de la fraternidad; hace que percibamos una fuerza interna que antes no teníamos y que ahora nos da seguridad, fe y confianza ante cualquier cosa que nos ocurra; y también hace que nos demos cuenta de que nada del mundo material atrae nuestra atención ni satisface nuestros sentidos excepto el anhelo de unirnos con Dios. En este sentido y con esta forma de orar, llegamos a la convicción de que ya no necesitamos pedir nada porque todo se nos dará por añadidura a su debido tiempo. En esa etapa, como hijos verdaderos de Dios, solo se desea servir, dar muestras de la grandeza del Amor de Dios y hacer Su voluntad.

Francisco Nieto

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