miércoles, 2 de junio de 2010

CUANDO SE BUSCA EL PROGRESO ESPIRITUAL (I)


Para que un Maestro espiritual contacte con algún humano con la idea de fundar una escuela iniciática (como en el caso de Max Heindel y la Fraternidad Rosacruz) es necesario que esa persona sea un psíquico desarrollado y que tenga un elevado grado de desarrollo espiritual esotéricamente hablando. Si no se dan estas circunstancias, entre otras, no se alcanzarán los objetivos puesto que el Maestro está en los mundos superiores y el contactado no. La mejor manera de describir cómo se produce ese contacto sería diciendo que es de forma telepática-pictórica, o sea, algo así como si, para verlos, tuviéramos que utilizar la “imaginación” que es el medio que un Maestro suele utilizar, además de la materialización, para que se les pueda percibir desde un plano objetivo como el nuestro. Pero para que un humano pueda tener esta comunicación “simpática” con un Maestro como la tuvo Max Heindel, ha tenido que trabajar mucho en varias vidas anteriores para poder alcanzar ese elevado grado de desarrollo espiritual. De hecho y aun así, hay que estar bien entrenado para captar un mensaje desde el nivel abstracto mental sin que esté distorsionado.


A través de la evolución, llega un momento en que el hombre desarrolla la fe en algo superior, y es esa fe la que le tiene que ayudar a, en un futuro aún lejano, realizar la integración de la personalidad en el Espíritu. Puede que sea la fe, principalmente, la que haga que la humanidad, en un determinado momento de su evolución, despierte el “deseode progreso acelerado, pero este deseo de progreso no puede alcanzarse si no hay esa voluntad que procede del Espíritu. Así es que, la fe de la personalidad debe ir acompañada del deseo para que se desarrolle la voluntad del Espíritu, es decir, para que la personalidad busque en algo desconocido pero supremo que intuitivamente anhela. Son muchos los que, en este estado de desarrollo, se lanzan a la búsqueda de un Maestro y terminan practicando la oui-ja, la escritura automática y otros medios espiritistas o mediúmnicos, lo que conlleva un gran riesgo para el aspirante. La imaginación y la meditación sobre temas y símbolos abstractos son algunos de los medios para el desarrollo de esa clase de “telepatía” que se necesita para contactar con un Maestro interno, pero para que haya contacto por parte de ambas partes tiene que haber mucho más esfuerzo, sacrificio y deseo por parte del aspirante que del Maestro puesto que éste siempre está deseoso de que ese contacto se produzca.


Sabiendo que las Escuelas ocultas e iniciáticas son poseedoras de ciertos conocimientos secretos que fueron dados en su origen por sus fundadores divinos, es lógico que no se faciliten a la humanidad común y corriente dado que se desarrollan unos poderes (para el bien y para el mal) que no se pueden confiar a todo el mundo a la ligera. Es por eso por lo que los Maestros de las Fraternidades y Escuelas de ocultismo observan primero y ponen a prueba después a los aspirantes antes de transmitirles esos conocimientos que, al cabo de un tiempo, harán que se despierten los poderes internos. Las enseñanzas ocultas que tanto ansía el aspirante son más mentales que espirituales puesto que es la mente quien, después de razonarlas o asimilarlas, las puede utilizar para bien o para mal, o sea, el aspirante se puede hacer un mago negro o blanco según su deseo, razón y voluntad. De aquí la necesidad de observación y pruebas por parte del Maestro ya que, sin esta ayuda, el aspirante podría perderse en las tinieblas. Primero se realiza un entrenamiento de manera mayormente inconsciente y una vez obtenidos los resultados que desea el Maestro, se le hace consciente de ello al aspirante para que sepa que está haciendo un trabajo que le convertirá en un servidor de Dios, pero esto ya como entrenamiento en los mundos invisibles. Es el ideal universal de la personalidad el que debe llevar a cada aspirante a ser un servidor de Dios y colaborador de las jerarquías, pero para ello debe traspasar los límites del yo inferior a la vez que también se hace un devoto universal.


La tradición esotérica afirma que la manifestación de nuestro universo procede de los tres Aspectos Creadores Divinos, los cuales, a su vez, también se convierten en siete planos o Mundos. Pero estos siete Aspectos también se consideran Rayos y efusiones periódicas de Dios por donde involucionan los Espíritus hacia el mundo más denso (físico) y por los cuales debe volver hacia su Creador con todos sus poderes desarrollados. Es el impulso original de un Aspecto Divino el que hace su labor en la manifestación de los mundos y en el desenvolvimiento y adquisición de los cuerpos que necesite cada Espíritu. Pero también hay unas efusiones periódicas (Jerarquías y oleadas de Espíritus Virginales) que dan a cada Rayo y Plano los estados de conciencia, unos como resultado de su evolución y otros como Jerarquías Creadoras anteriores a nosotros. Las fuerzas, al igual que la influencia del Espíritu pierden poder según desciende hacia el mundo físico, pero aun así cumplen su misión respecto a la naturaleza y a los seres que lo habitan. Así nos encontramos con que, cuando el aspirante está listo para recibir una iniciación, es una efusión de energía del Rayo al que pertenezca el que le ampliará o elevará la conciencia. Por eso, el buscador fiel, el aspirante a la iniciación, terminará agrupándose según el tipo de Rayo y será admitido en la Escuela que represente a dicho Rayo en el mundo físico.


Los primeros grados en una Escuela de ocultismo sirven como entrenamiento para purificar y disciplinar el carácter, después se pasa a desarrollar la mente por medio de la meditación, concentración, observación, discernimiento, oración y adoración. El entrenamiento de una Escuela y Rayo trata de que el aspirante se familiarice y adquiera los conocimientos (poderes) correspondientes a cada plano y Rayo puesto que cada Rayo se relaciona también con un aspecto de la conciencia. Así cuando esté familiarizado y armonizado con los aspectos de los seis planos estará preparado para centrarse en el que le corresponda como Espíritu Virginal. La Escuela para occidente es la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel pero el punto de enfoque es Cristo (imitar su obra y cumplir sus mudamientos) y, hasta que vuelva, es el Maestro Jesús, el iniciado más elevado de la Tierra, el Maestro de Maestros, quien representa al iniciador para occidente.

Cuando las Jerarquías Creadoras que trabajan para la guía y evolución de una determinada raza desean transmitir una serie de ideas Arquetípicas a los individuos que la componen, las inyectan a los individuos más preparados para que las vivan y experimenten en su propia conciencia. Al cabo de un tiempo y de una forma progresiva, van siendo captadas por el resto de la raza y así forma parte de la su consciencia grupal o de raza, teniendo como efecto la destrucción de las ideas contrarias que hasta ese momento eran vigentes y la atracción de las que son de una vibración similar para su renovación y fortalecimiento. Algo similar ocurre cuando un aprendiz de las ciencias ocultas siente la necesidad de esforzarse por su desarrollo espiritual. Ese aspirante puede tener toda una serie de virtudes éticas y morales pero también tendrá sus defectos pero el simple hecho de estudiar ocultismo (diagramas, símbolos y otros temas abstractos) va a hacer que estos arquetipos eleven su conciencia y la vibración de sus cuerpos.


Estos arquetipos desarrollan la comprensión y hacen que la persona capte todo un mundo nuevo que, como efecto, hará que se fortalezcan sus virtudes y que aborrezca sus defectos y malos hábitos. Este cambio y elevación de la conciencia le llevará a trabajar y a esforzarse por superar más defectos y por alcanzar nuevas virtudes mientras cumple con sus deberes cotidianos. Es así como un aspirante se puede convertir en un motivo de atención de un Maestro para que, en un futuro, le enseña los medios y herramientas que tiene a su disposición así como la manera de utilizarlas. Si el aspirante responde positivamente a lo que el Maestro busca puede influenciarle a modo de inspiración para fortalecer su carácter a la vez que le pone a prueba en determinadas circunstancias.


Francisco Nieto

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