domingo, 20 de marzo de 2011

NATURALEZA Y EXPRESIÓN MENTAL


Este artículo está dirigido muy especialmente a los estudiantes de astrologia, en él intento dar a conocer los elementos más importantes para interpretar el aspecto mental del nativo de cualquier horósocopo; es decir, los significadores mentales.


Los significadores más importantes para interpretar la mentalidad de cualquier persona a través de su horósocopo son: Mercurio, su posición por Signo y Casa y sus Aspectos; la Casa III y los planetas que haya en ella con sus Aspectos; y el signo de Géminis.


Además de la naturaleza mental o razonamiento, cuando decimos expresión nos referimos al oral y literario, es decir, estos significadores representan el medio de expresión del Espíritu en la encarnación presente. Como en otros temas, éste también se puede ampliar con otros significadores, los segundos en importancia serían: El signo del Ascendente, Virgo y los signos de Aire.

Los terceros en importancia y como complementos serían: la Luna (imaginación y mente instintiva) Saturno (concentración y memoria) Júpiter (mente abstracta e ideales elevados) Urano (intuición e ideas originales) Neptuno (inspiración y mente espiritual)


Es necesario recordar que los buenos aspectos del Sol siempre benefician, y que si los significadores tienen relación con el Ascendente o con los signos de Aire y las Casas I, III, IX y X también siempre y cuando no estén mal aspectados por los planetas maléficos.


Mercurio asimila conocimiento, discierne y se adapta, por tanto, cuando está en Conjunción con el Ascendente, el Sol, la Luna o Saturno significa que hay un buen intelecto y memoria; en Conjunción con Marte pone en práctica sus ideas; con Venus es armónico, sociable y tiene cualidades artísticas; con Saturno concentra profundamente su mente para reflexionar; con Júpiter tiene una mente amplia y un buen juicio; con Urano tendrá ideas originales, progresistas e innovadoras; con Neptuno tiene inspiración y se inclina al misticismo y al estudio del ocultismo; con Plutón se hace una mente profunda capaz de resolver lo oculto y misterioso.

Algunos aspectos benéficos para la mente son: Mercurio bien aspectado con el Sol, la Luna, Júpiter, Saturno y Urano; los buenos Aspectos o ubicación de Mercurio en la Casa III, en el Ascendente o en el Mediocielo, o bien en Géminis, Virgo, Capricornio y en los signos de Aire. Algunos Aspectos maléficos para la mente son: Mercurio, el regente de la Casa III o del Ascendente mal aspectados por Marte, Saturno o Plutón; los planetas maléficos en las Casas I o III y en Géminis mal aspectado por otros maléficos o por Mercurio o la Luna.


Como todo buen estudiante de astrologia debe saber, cuando hay una agrupación de planetas en una Triplicidad, la naturaleza de esa Triplicidad se hace notar más en el nativo y, por tanto, en su naturaleza mental.

De aquí que cuando hay muchos planetas en la Triplicidad de Fuego: Causan inspiración y estimulan la actividad y la voluntad para alcanzar las metas fijadas.

Cuando ocurre en la Triplicidad de Aire: Estimulan la razón, la expresión en general y hacen más adaptable al nativo. Cuando ocurre en la Triplicidad de Agua: Se desarrollan las cualidades psíquicas pero la mente es más bien pasiva y negativa.

Cuando ocurre en la Triplicidad de Tierra: Se hace una mente laboriosa e interesada por las cosas materiales y duraderas, aunque puede hacerse egoísta.


Cuando coincide que un horóscopo tiene una Cuadruplicidad en las Casas Angulares también repercute su naturaleza en la mente, por tanto su efecto puede ser el siguiente:

Los signos Cardinales en los Ángulos hacen una mente inteligente, entusiasta, activa y perspicaz, lo que facilita al nativo la iniciativa en los negocios y el poder de organizar y perseverar con coraje y ambición todos sus asuntos.

Cuando son los signos Fijos los que están en los Ángulos ayudan a que la mente sea laboriosa, paciente y perseverante hasta conseguir sus objetivos. Es cierto que es lenta y que necesita tiempo para sacar sus conclusiones pero cuando toma una decisión no cambia fácilmente, lo que le hace digno de confianza. Estos nativos suelen ser disciplinados, reservados y austeros, pero son creativos y originales, y su único defecto es que pueden caer fácilmente en la rutina o en el fanatismo.

Cuando los signos Comunes están en los Ángulos su mente es cambiante y superficial, de lo que resulta cierta inestabilidad, sobre todo porque le falta objetividad y porque le afectan los fracasos. Su falta de razonamiento y de control mental hace que el nativo sea inconstante y desconfiando aunque, por otro lado, suele ser listo para interpretar y comprender las cosas a su modo, para imitar, y para falsear su imagen. Por lo anteriormente dicho, estas personas se adaptan bien a las circunstancias y a los puestos de subordinado o intermediario.


Para facilitar un poco más la interpretación de la naturaleza mental expondré a continuación el significado de los doce signos en el Ascendente.

ARIES: Mente activa, ambiciosa y entusiasta; de comprensión rápida, ágil e imaginativa pero algo impulsiva, imprudente y precipitada.


TAURO: Mente analítica, con gran capacidad de trabajo y de concentración pero lenta para comprender y algo terca, egoísta y envidiosa; se preocupa demasiado por lo material.


GÉMINIS: De asimilación y comprensión rápida, de gran razonamiento, y fértil imaginación. Aunque es ágil y adaptable, es superficial y dispersa, lo que significa que es cambiante y que no suele persistir en el esfuerzo para conseguir sus objetivos.


CÁNCER: Muy imaginativa, intuitiva, y en ocasiones con presentimientos o muestras de clarividencia. Su memoria es buena y siente gran curiosidad por el pasado. Su actividad es más bien subjetiva o de ensoñación pero también suele ser receptiva y bondadosa.


LEO: Tiene una gran capacidad de síntesis y grandes concepciones mentales de fácil comprensión e ideales elevados que facilitarán el éxito del nativo. Tiene un gran sentido artístico, es honrada, ambiciosa y con gran fuerza de voluntad.


VIRGO: Mente con gran capacidad de análisis, ingenio y discernimiento, por tanto, el nativo tiene fácil la comprensión, el estudio de las ciencias exactas y la asimilación de conocimiento en general.


LIBRA: Mente amplia, con buen juicio e ideales de bondad y justicia pero débil ante las exigencias y circunstancias de la vida. Está muy cualificada para las artes en general y para todos los asuntos sociales por su benevolencia y simpatía.

ESCORPIO: Tiene una gran avidez intelectual, poder analítico y mental para cualquier trabajo, y cierto poder creador, pero también son muy pronunciados su sentido crítico y el espíritu de contradicción que le lleva a la discusión.


SAGITARIO: Mente con un gran sentido de la organización e ideales elevados y preparada para el estudio de la religión, la filosofía y la sociología. La mente se hace enérgica, bondadosa e inspiradora pero le falta de ambición.


CAPRICORNIO: Su mente profunda está preparada para la concentración, la reflexión y la meditación. Es lenta para asimilar pero tiene buena memoria; es metódica y paciente en los estudios y, en general, es persistente y tiene confianza propia.


ACUARIO: De fácil asimilación de conocimiento, es inteligente, original e independiente; se suele interesar por lo vanguardista y por las nuevas teorías y descubrimientos. Tiene mucha intuición y cierta capacidad de invención.


PISCIS: Mente intuitiva y, a veces, con presentimientos que se cumplen. Se inclina al estudio del ocultismo, de la religión y al misticismo. Por otro lado, es sentimental e influenciable hasta el punto de verse dominado por las personas o cosas.

EJEMPLOS

Inteligencia, ingenio y discernimiento: Mercurio bien aspectado en Géminis o Acuario y en Casas I, III, IX, y X; Mercurio en el Ascendente de Aries, Géminis, Virgo o Sagitario sin malos aspectos; Muchos planetas en signos de Aire sin malos aspectos de los planetas maléficos; Buenos aspectos entre Luna, Mercurio, Júpiter, Urano y Neptuno en signos de Aire y en las Casas I, III, IX y X; Mercurio en Ascendente de Géminis o Virgo bien aspectado con el Sol, Júpiter, Urano o Saturno; Sol, Júpiter o Mercurio bien aspectados en Ascendente de Virgo o Acuario.


Poco razonamiento: Mercurio en Tauro o Piscis débil y sin aspectos con los significadores de la mente -si estuviera mal aspectado sería peor-; Ascendente, Sol, Mercurio o Luna en Tauro, Géminis o Piscis mal aspectado por Júpiter, Saturno, Urano o Neptuno.


Distracción, confusión mental: Luna o Mercurio mal aspectados entre ellos o con Urano o Neptuno estando alguno de ellos en Casa I o III y sin Aspectos buenos del Sol y Saturno.

Pesimismo, melancolía: Signos de Tierra en el Ascendente o en Casas III, VI o XII y la Luna o Mercurio en signos de Tierra mal aspectados con Saturno; malos Aspectos de Saturno hacia la Luna, Mercurio, el Sol, Júpiter o el Ascendente estando en las Casas III, VI o XII.

Excentricidad: Urano en Casas I o III mal aspectado con la Luna o Mercurio.
Mentira, exageración: Mercurio en Conjunción o mal aspectado con Marte o Plutón en Aries o Piscis.


Imaginación: La imaginación está representada por la posición de la Luna en la Casa, el signo y los Aspectos que tenga pero es conveniente mirar el Ascendente porque, dependiendo de cuál sea su naturaleza, así será la línea en que se manifieste más notablemente la imaginación. Como es lógico, si el Ascendente es Cáncer o Piscis la imaginación puede ser más fantasiosa. Otras indicaciones pueden ser: Ascendente de Cáncer o Piscis con el Sol en Acuario y la Luna en signo de Agua y aspectada con Mercurio, Urano o Neptuno.


Francisco Nieto

sábado, 5 de marzo de 2011

EN LUCHA CON LA PERSONALIDAD (y II)




La concentración de la mente, a modo de observación atenta sobre la personalidad, y la persistencia, son imprescindibles para alcanzar los ideales que cada uno se proponga, y para ello es necesaria una disciplina mental, emocional y física. Si a esto añadimos la oración, la devoción, la contemplación y el ejercicio de la retrospección dado por Max Heindel, no cabe duda que venceremos a todo lo que proceda de la personalidad y que no esté de acuerdo con lo que anhelamos. Por lo general aprendemos más de nuestros errores que de cualquier otra experiencia, pero si les hacemos frente con nuestros principios espirituales, el progreso está asegurado por muchas alteraciones que nos traigan las pruebas y tentaciones para caer en el mal. Es un error huir de dichas pruebas y tentaciones o relajarnos para elegir el camino de lo fácil y cómodo, de esa manera no hacemos nada más que atrasar lo que en esta vida debemos superar y alcanzar.

Hay aspirantes que apenas han comenzado a esforzarse por cumplir sus promesas o anhelos espirituales cuando en las primeras pruebas dicen ¡No puedo! o ¡No estoy preparado! Estas personas están faltas de determinación, de persistencia y de confianza propia, lo que les hace unos derrotados conformistas que se niegan a intentarlo o que buscan excusas para no esforzarse y sacrificarse. La indiferencia, la falta de ideales espirituales y la poca aspiración para conseguir dichos ideales están reñidos con la voluntad de espíritu que se debe mantener para dominar y vencer todo lo negativo de la personalidad. La comprensión de las enseñanzas ocultas y espirituales y su estudio y práctica son muy importantes y hay que fomentarlas y mantenerlas como norma en nuestra vida cotidiana. Esto debe ser así si queremos comprender la importancia del progreso espiritual y si, de verdad, queremos sentir que merece la pena todo esfuerzo por muy duro que sea. No solo hay que llevar a la práctica los ejercicios y enseñanzas como las que menciono aquí (entre otras muchas) sino que también ha que mejorarlas y perfeccionarlas. No se puede alcanzar una meta sino se intenta alcanzar una y otra vez, no se evoluciona si no se aprende de los fracasos, y no se aprende si no ponemos nuestra conciencia y nuestra voluntad en las experiencias y en el esfuerzo responsable.

Cuando se dice ¡No puedo! o ¡No estoy preparado! en la mayoría de los casos significa que pensamos que es mejor que lo hagan otros, o lo que es lo mismo, es una manera irresponsable de alejar la carga para que la lleven otros. Sin embargo, que felicidad se siente y que tranquilo se duerme cuando actuamos responsablemente y cumplimos con nuestras obligaciones y con nuestros trabajos internos. El aspirante puede hacer y conseguir mucho más de lo que cree ante las circunstancias adversas, solo es necesario que esté convencido de que “puede” y que no le falta la confianza propia. Somos hijos de Dios y tenemos todas sus posibilidades latentes, por tanto, ¿Por qué no tener confianza propia? Es lógico que cometamos errores y que caigamos en defectos y malos hábitos del pasado, pero eso no significa que debamos darnos por vencidos o que influya de manera que impida tener iniciativas y persistencia.

Alguien dijo que “toda tentación es como una oportunidad para acercarnos a Dios”, es cierto, a lo que yo añado que opino lo mismo respecto a las pruebas del destino siempre que tengamos la intención de purificar el carácter, es decir, la personalidad. Por la vida se puede ir de manera irresponsable, ir por donde van los demás, dejándose llevar por las circunstancias y los placeres, por el camino más fácil y sin querer preocuparse por hacer nada por los demás, vagar por el mundo sin principios ni ideales, actuando egoístamente según convenga, etc. Esa actitud trae poco (por no decir nada) adelanto y sí más bien retraso en el desarrollo espiritual porque es la manera más fácil de caer en las tentaciones y pruebas; es decir, de alejarse de Dios. Pero cuando vamos por la vida intentando llevar a la práctica nuestros elevados ideales y nuestros principios como un recto vivir, y cuando intentamos actuar como nuestros verdadero Yo superior que domina a la personalidad, y cuando manifestamos los ideales de amor y de servicio al prójimo dados por Cristo, entonces las tentaciones y pruebas desaparecen como tal porque son superadas acercándonos así un poquito más a Dios.

Se dice en ocultismo que el mal es un bien en formación y que el mal hecho por ignorancia de la Verdad no es mal porque no se ha alcanzado el verdadero conocimiento, pero también es cierto que nuestra conciencia nos advierte de lo que es correcto, verdadero o bueno y de lo contrario. Y es ahí donde nosotros, gracias a nuestra conciencia, buena voluntad y discernimiento debemos transformar las tentaciones o pruebas en peldaños para acercarnos a Dios. Si nos estudiamos a nosotros mismos y vemos que en nuestra naturaleza inferior o personalidad aún queda resentimiento contra alguien, debemos analizar ese sentimiento profundamente para llevar a la práctica el aspecto contrario. En cada vida debemos elevar todo lo que podamos el aspecto mental, sentimental, moral y espiritual de la personalidad; debemos desarrollar las capacidades del espíritu; (amor, compasión, altruismo, ternura, fraternidad, etc.) debemos, definitivamente, hacer la voluntad de Dios como si Él quisiera manifestarse a través nuestro. Por consiguiente, con cada tentación vencida, con cada prueba superada, con cada meta alcanzada, con cada acto de buena voluntad y con cada buena elección entre el bien y el mal, es como un peldaño más alcanzado para unirnos a nuestro Yo superior y para derrotar a la personalidad materialista.

Lo ideal sería interpretar las tentaciones como pruebas a superar para así purificar el carácter personal, de esta manera estaríamos siempre atentos para actuar en cualquier momento correctamente en pensamiento, palabra y obra. Estando vigilantes y con la consciencia en lo que pensamos, hacemos y decimos, podemos tener la seguridad de que la naturaleza inferior de la personalidad no conseguirá llevarnos a su terreno ni hará que nos tambaleemos ante la tentación del mal. Es mejor interpretar las tentaciones como oportunidades de progreso que no como algo difícil de superar que nos obliga a hacer algo en contra de nuestra voluntad. Con cada tentación superada más poder tenemos sobre ellas y menos posibilidades tienen ellas de hacernos caer. Observad atentamente en vuestra vida diaria y contar ante cuántas tentaciones y pruebas caéis y cuántas vencéis, llevad a cabo los consejos de este artículo así como de otros muchos que hay por ahí y volver a contar vuestras caídas y victorias dentro de un mes; si lo lleváis bien a la práctica podréis decir ¡prueba superada! Sin embargo, si el aspirante desea ir más directamente al grano para doblegar a la personalidad egoísta y material y así acercarse más a su propio Espíritu, debe tener su consciencia y su voluntad en tres principales cosas:

1ª.- La práctica constante del verdadero amor espiritual a todo ser viviente incluyendo su expresión en pensamiento, palabra y obra.
2ª.- El servicio desinteresado a los demás.
3ª.- El sacrificio inegoísta y compasivo por el prójimo.

Si de verdad queremos actuar de esta forma pura, amorosa e impersonal allá donde nos encontremos, debemos poner nuestros propios deseos a disposición de la persona necesitada sin pensar ni siquiera que es un sacrificio. Nuestra intención, al actuar así con los demás, debe ser la de ayudar a los demás de la mejor manera que podamos para que esa persona alcance lo que nosotros mismos desearíamos alcanzar en nuestro desarrollo espiritual.

El amor personal es egoísta y el amor del que hablamos es impersonal, es el que nos obliga a sacrificarnos, es altruista y fraternal y es el que pone al prójimo antes que a nosotros mismos. Pero ¡cuidado! si el amor que queremos implantar en la personalidad está conceptuado como sacrificio o como renuncia ya no es el verdadero amor. Llevando a la práctica el amor natural de Dios, sin motivos ni intereses personales, es como automáticamente estaremos desarrollando las virtudes mencionadas del Espíritu y transformando la personalidad en Alma.

Francisco Nieto