martes, 13 de octubre de 2009

EL RENACIMIENTO


El renacimiento es el principio universal por medio del cual la vida evolucionante utiliza la forma física como vehículo de manifestación a medida que se desarrolla, a la vez que asimila y guarda en sí misma el fruto de las experiencias en dichas formas; esto es, “evolución” de la vida a través de la forma. El fin de cada minúscula vida manifestada, aún siendo parte de la vida de su creador, es la individualización y la obtención de la propia auto-conciencia, y para ello, en cada manifestación física, obtiene cierto poder y grado de conciencia que va sumando a todo lo anteriormente desarrollado. Cuando se obtiene la autoconciencia se dice que nace el “Ego” que es una representación del verdadero espíritu creado por Dios y que es el que se manifiesta a través de los mundos y los cuerpos mental, de deseos, etérico y físico. El Espíritu contiene todas las posibilidades de desarrollo para ser un dios, todos los poderes de Su Creador, y todas las vibraciones relacionadas con Dios mismo, de ahí que el hombre evolucionante debe terminar venciendo al renacimiento y descartando los cuerpos para continuar su desenvolvimiento hasta ser uno mismo con su Espíritu. Es, por tanto, la experiencia con los diferentes cuerpos y en los diferentes mundos los que, a través de los choques externos que afectan a los cuerpos, despertarán las vibraciones del Espíritu (Del Dios en formación) y los que, a su vez, crean la autoconciencia y los poderes de Dios en el hombre; así despertamos y hacemos activos los poderes del Espíritu y de Dios en nosotros.
De esta forma podemos comprender cómo la vida que anima una forma física se hace activa gracias a los estímulos externos y experiencias pero que, además, cuando la forma perece, la vida conserva un resumen de sus experiencias, lo que la hace un “alma” de la siguiente forma. Una vez ya en otra forma o cuerpo, manifiesta sus peculiaridades como resultado de todo su anterior desarrollo individual para modelar la forma según sus necesidades de manifestación y de desarrollo tal y como intenta cumplir la Ley de Renacimiento para consumar el Plan de Dios, es decir, evolucionar hasta ser Dios. Una forma vierte también ciertas peculiaridades en cualquier otra que se derive de ella (una semilla que se hace planta o el propio hijo) Sin embargo, nunca se puede decir eso mismo respecto a los aspectos morales, intelectuales y espirituales puesto que un genio puede tener un hijo disminuido física y mentalmente o el hijo de un analfabeto o imbécil puede ser un genio. Son las Leyes de Renacimiento y Consecuencia las que intervienen en este proceso. Lo que hizo un individuo de bien o de mal en otra vida y respecto a otros, las deudas que tenga así como las necesidades de desarrollo, serán las que determinen la elección de los padres para que le faciliten la materia para su cuerpo físico y para que éstos le faciliten el medio social donde debe crecer hasta que, a su mayoría de edad, haga frente a su destino con los poderes de su Alma. Los poderes del Alma (el desarrollo del Ego) que haya alcanzado serán las herramientas con las que debe afrontar su destino.

PRUEBAS SOBRE EL RENACIMIENTO. Dos hermanos gemelos pueden ser idénticos durante algunos años pero, por lo general, a partir de los 21 que el Ego puede manifestarse más plenamente a través de sus vehículos, cambian algunos aspectos de la forma y más aún respecto al carácter puesto que son diferentes espíritus. En estos casos como en los de los niños prodigio, se entiende que una cosa es la herencia física de los padres y otra el carácter moral, intelectual y espiritual de cada Ego que se manifiesta en cada cuerpo físico. Los niños prodigio, vengan de padres cultos o incultos, demuestran que ya traen más sabiduría y cualidades respecto al campo donde se hacen genios, y eso no lo han podido adquirir nada más que en anteriores renacimientos. Si no existiera el renacimiento todos partiríamos de cero respecto a la moral, lo intelectual, lo espiritual y las habilidades para hacer determinados trabajos, luego entonces, ¿de dónde proceden tan distintas gradaciones en carácter y habilidades en las personas? Por la herencia de los padres no puesto que sabemos que de una familia inculta puede nacer un genio y lo contrario o que de unos padres normales puede hacer un monstruo deforme y otros hechos similares. Por tanto no queda más remedio que aceptar el renacimiento puesto que explica que lo que somos es el resultado de lo que hemos sido en otras vidas.
Alguien puede pensar que todo es fruto de los resultados de la sociedad y del progreso humano, pero a esto hay que oponerse diciendo que ¿dónde están los que deberían superar a los grandes genios del pasado, los grandes hombres santos, intelectuales, y científicos? Es cierto que la humanidad progresa precisamente porque los estudios y conocimientos del pasado de un Ego los aplica a la siguiente vida, pero eso es respecto a la vida o Ego que anima el cuerpo y no como efecto del progreso de la materia y de los cuerpos físicos. Lo único que se puede admitir respecto al progreso físico es que, por ejemplo, un Ego que fue un buen músico en otra vida y desea continuar en otra vida esa misma línea de aprendizaje, debe buscar unos padres relacionados con la música porque necesita crear un cuerpo con cierta organización nerviosa y otros aspectos relacionados con el oído y a veces con los dedos, etc. Eso, como es obvio, sí depende de la herencia genética, sin embargo, ¿y cuando los descendientes de un genio ya no muestran esa genialidad? Esto demuestra que es el Ego quien manifiesta su sabiduría a través de los cuerpos y no del desarrollo físico ni la herencia genética. Todo lo que hemos aprendido en otras vidas lo tiene el Ego al alcance de la mano y no puede manifestarlo como recuerdo o memoria porque el cerebro actual no es el de anteriores vidas y porque, mientras no purifiquemos nuestros cuerpos (eliminemos barreras) para ponernos más a su alcance, no podremos recordar nuestros pasado individual. El hombre no es un mero juguete de un Dios personal, ni de una justicia caótica y cruel que juega con el destino de la humanidad.
El renacimiento hace que el hombre sea digno e inmortal y que tenga un destino espiritual y una meta gloriosa, si no fuera así estaríamos a merced de las circunstancias y de la casualidad. El renacimiento es progreso material, desarrollo moral, espiritual e intelectual, y gracias a eso podemos tener la esperanza de alcanzar una meta muy elevada. ¿Qué porvenir tiene el hombre si no se admiten sus anteriores vidas? y, por el contrario ¿Qué hace que el hombre se esfuerce por progresar en todo lo que nos rodea pero siempre buscando algo mejor si no tuviera un pasado? El pasado de cada uno es el que impele a desarrollar mejoras para la humanidad, es lo que nos da fuerza, nos hace dignos y nos inspira confianza en unas leyes que, aunque no las conozcamos, son inmutables y justas.

SOBRE LA MUERTE: La muerte no existe, es solo una ilusión terrestre. Hay un cambio de conciencia y de las condiciones de la vida, pero aún con estos cambios, la vida continúa sin interrupción como continúa el siguiente día después de una noche donde se ha tenido un profundo y placentero sueño. Cuando dormimos estamos vivos puesto que nuestros cuerpos están vivificados por el hilo de vida que desciende de los mundos superiores. Por otro lado, también podemos considerarlo prácticamente muerto puesto que la conciencia está funcionando en otras dimensiones, unas dimensiones de las que el cuerpo no tiene conocimiento. Sin embargo, el cuerpo vive precisamente gracias a la vida que desciende desde el mundo donde se encuentra el Yo superior para manifestarse en él. Así es que casi podríamos decir que uno de los motivos por los que no hay que tener miedo a la muerte es porque morimos cada noche, es decir, la conciencia se desconecta del cuerpo físico para utilizar otros cuerpos, los cuales se expresan a través de lo que llamamos sueños. Las causas que originan los sueños son muy diversas según el plano donde se encuentre la conciencia y según sean los hechos y los seres que se estén viendo pero, como por lo general el hombre no es consciente de los mundos superiores no sabe traducir esas experiencias ni darles una forma exacta salvo que lo haga por medio del subconsciente. De ahí que yo manifieste mi opinión en contra de la interpretación de los sueños porque para, poder creerlos, el que lo interpreta debería saber dónde ha estado, qué ha hecho y con qué seres ha estado la persona.

POR QUÉ SALIMOS CADA NOCHE: Cuando salimos del cuerpo físico por las noches y nos llevamos la mente y el cuerpo de deseos lo hacemos, entre otras cosas, para restaurar la armonía, elevar la vibración y revitalizar el cuerpo etérico y el físico. De aquí que cuando tenemos un sueño profundo, es decir, cuando salimos totalmente del cuerpo físico, nos despertamos al siguiente día sin sueño y totalmente descansados. Como durante el día gastamos esas energías en todas nuestras actividades físicas y psíquicas y, aunque el cuerpo etérico absorbe y hace suya la energía solar, llega un momento en que ésta se agota y el cuerpo comienza a sentir cansancio y sueño. Como ocurre en la fotosíntesis de las plantas, el cuerpo distribuye la energía solar por todo el sistema nervioso para que, junto a las calorías de los alimentos, el cuerpo pueda funcionar. Pero cuando el acumulador y distribuidor de energía solar (el bazo etérico) se ralentiza cuando llega la noche y las toxinas afectan también al funcionamiento del organismo, el Ego se ve obligado a salir del cuerpo y, por tanto, a perder la conciencia del mundo físico.

MOMENTO DE LA MUERTE Y DESPUÉS DE LA MUERTE: Además de entregar a la naturaleza la materia que nos prestó para que pudiéramos adquirir experiencias y para elevar la conciencia, en el momento de la muerte ocurre lo siguiente: Primero, que el dolor va desapareciendo progresivamente de las células, las que, a su vez y de acuerdo a una acción del Ego, coagulan la sangre; y Segundo, que según aumenta la coagulación el corazón trabaja más lentamente hasta que la propia coagulación le paraliza. Pero todavía hay vitalidad en las células y aun se tiene que hacer un registro y recopilación de la vida antes de que ocurra la verdadera muerte del cuerpo físico, es decir, la liberación del Alma. Después de la recopilación el Alma se ve envuelta por un silencio mientras que, por lo general, está en compañía de Ángeles y o seres queridos; a partir de ahí podríamos decir que ya no se identifica con el cuerpo sino con la mente. La muerte o retirada de la atención del Ego de su cuerpo físico se produce cuando el cuerpo no es capaz de resistir las energías que producen la vida, energías que proceden de los mundos más elevados. Esto produce un proceso de cristalización en el cuerpo físico que tiene como consecuencia la rotura del cordón plateado por parte de los Ángeles encargados de esa labor que no es otra que emitir una determinada nota vibratoria dentro de la estructura física.
El momento de la muerte es similar a cuando nos quedamos dormidos, no se siente dolor físico porque la atención está concentrada en los mundos invisibles aunque aun sea consciente de que está en el mundo físico. Durante unas horas se encuentra como en una especie de ensueño pero feliz de no sentir la carga de su cuerpo físico y de sus malestares; una vez cruce el umbral y se encuentre en el Purgatorio todo dependerá de la vida que haya llevado aquí en la tierra. El que ha sido dominado por su cuerpo de deseos (pasiones, vicios, etc.) tendrá que sufrir intensamente por no poder satisfacer esos mismos deseos intensos. La misma ansia por disfrutar de los placeres terrenales será su purgatorio puesto que no están a su alcance y esto será así hasta que esos deseos y ansias se agoten por falta de complacencia; lo que no es un castigo sino una consecuencia que no se puede eludir. Sin embargo, los que creen en el castigo del infierno eterno sufren porque ellos mismos se torturan esperando a que suceda; gracias a que hay seres que les auxilian su sufrimiento dura poco.
Lo mejor es morir lentamente en la cama porque los que mueren repentinamente se ven en otro mundo totalmente desconcertados. Si, además, la muerte es por accidente, suicidio o asesinato es peor porque se ven atados a la tierra hasta que llegue la fecha en que debía ser su muerte natural. En el caso del suicida así como los que pierden la vida por sobredosis de droga u otros hechos voluntarios, no solo sufren las mismas necesidades que cuando estaban vivos sino que, además, no pueden eludir el motivo por el que lo hicieron. No es necesario repetir que cuando condenan a muerte a alguien, además de no poder controlarle por estar libre del cuerpo físico, lo que hacen es liberar a una persona que odia a la sociedad, que busca venganza, y que se comporta como un tentador ante otros vivos de su misma ideología. Los que en vida solo se han preocupado por ir a la moda, por divertirse y por sus negocios, en vez de interesarse por la vida superior, lo artístico y lo espiritual, llevan una vida monótona y desdichada hasta que se dan cuenta de que necesitan buscar y desarrollar algo superior. No es lo mismo dedicar el tiempo libre a consumir y a crearse malas costumbres y vicios que dedicarse a la música, el arte, la poesía, a disfrutar de la naturaleza o a cualquier otro aspecto devocional. Lo que perdura después de la muerte como ideales elevados se convierte en ayuda para el desarrollo, pero lo que atrae al hombre hacia la tierra le hace sufrir y le atrasa en su ascenso a través de los mundos espirituales.
En el momento de la muerte el silencio es imprescindible para que la persona se vaya recuperando, para que recopile su verdadero ser y para que vaya abandonado todo lo material lentamente y pueda elevar su conciencia con la ayuda de los Ángeles. Los que se introducen en el mundo de lo esotérico y comprenden esta filosofía saben que deberíamos morir cada día, es decir, deberíamos tener menos apego a lo material y no dejarnos llevar tanto por los sentimientos y deseos animales. Hay que dejar ya en vida lo que no nos será necesario allí, cuanto más vivamos en todas esas cosas más tardaremos en pasar al otro mundo y más difícil se nos hará la adaptación allí.
Existen unos Ángeles encargados de ayudar a los humanos en el momento de la transición de este mundo a los superiores. Al igual que en el nacimiento, la madre y las circunstancias pueden ayudar o entorpecer. En la muerte natural, tanto en los domicilios como en hospitales, hay Ángeles que administran esa paz o “anestesia” necesaria para que esa persona no sufra cuando se desconecta de su cuerpo. Pero cuando hay mucho miedo a la muerte o ésta se produce por un accidente o por violencia, la labor de estos Ángeles no tiene el mismo resultado. El conocimiento oculto ayuda en este proceso para que el difunto esté predispuesto y se abandone a estos Ángeles y a otros seres humanos que también colaboran; el fin de esa labor es que tenga confianza y seguridad en esos seres. Después vendrá el sueño pacífico y placentero para algunos, aunque no para los más desarrollados que no necesitan tal experiencia.
La labor de estos seres es hacer que vayamos perdiendo la conciencia del mundo físico y que tomemos conciencia de los mundos superiores y de nuestros nuevos vehículos. Aunque cada noche visitamos estos planos, no estamos familiarizados ni capacitados para funcionar allí como lo hacemos aquí, pero eso no debe de preocupar a nadie porque allí siempre encontramos a otros seres queridos o a personas preparadas y dispuestas para darnos la bienvenida y explicarnos muchas cosas. En esos momentos toda ayuda desde la tierra será beneficiosa para el difunto y mucho más las misas y oraciones que se puedan hacer. Al cabo de un tiempo se comienza a experimentar el purgatorio de una forma similar a una cuarentena pero a intervalos para que a cada sufrimiento le siga un descanso o momento de reflexión. Los que aún estamos aquí debemos tener un concepto claro de todo esto y pensar que nuestros muertos están tan bien como cualquier otro familiar que viva en un país lejano; nosotros debemos enviarles todo lo mejor y tener confianza en que lo recibirán y nos lo agradecerán.
La muerte es la pérdida de los sentidos pero no de la conciencia de sí mismo, y la prueba es que cuesta convencer a algunos de que han muerto, es más, los que no saben que han muerto reciben un fuerte shock cuando descubren que pueden atravesar las formas que ellos creen que son sólidas o cuando hablan a alguien y no les contesta. Por lo general y nada más morir, la persona se encuentra en un profundo océano de luz donde su energía está fuera de control, sobre todo porque no sabe lo que sucede. En esos momentos se siente llevado de un lado para otro por las corrientes de fuerza de los diferentes mundos porque afectan a sus cuerpos, incluso se dejan llevar por las corrientes emocionales de las personas que manifiestan su dolor cerca de ellos. Pero cierta clase de Ángeles y auxiliares también suelen encontrarse en ese lugar para indicarle el camino que debe seguir, un camino de luz por el que puede moverse a gran velocidad por muy impedido que haya estado antes de morir. Al contrario de lo que se piensa que la muerte es la aniquilación de la conciencia, después de la muerte, la conciencia surge de sí misma y recobra los valores formados gracias a la experiencia espiritual que haya tenido.
Cuando nos encontramos en el cielo parece como si nos sintiéramos impedidos por no tener ya el cuerpo físico pero no tardamos en darnos cuenta de que tenemos el resultado de todas las experiencias terrenales más la posibilidad de desarrollar muchas facultades que quisimos y no pudimos desarrollar en la tierra. Esto se consigue no solo por la facultad de manejar la materia de esos planos sino también gracias a la ayuda de los seres que allí habitan y evolucionan. Démonos cuenta que nuestra vida (terrenal y celestial) procede de Dios y que ésta se manifiesta a través de nuestro verdadero Espíritu, el cual intenta inculcarnos lo mejor para que nuestras “intenciones” y deseos sean fruto de Su propia naturaleza. Desde ese punto de vista, nosotros, con nuestra voluntad y libre albedrío, nos convertimos en leyes y juzgamos nuestros propios hechos de acuerdo a la Ley de Dios, pero cuando nos desviamos y no escuchamos la voz de Dios y de la conciencia estamos fuera de la Ley y las consecuencias son muy diferentes. Todo lo bueno que trabajemos y desarrollemos aquí en la tierra se convertirá en poderes en el Cielo. Es más, cuanto hayamos deseado y pedido con la intención de ayudar y obtener desarrollo espiritual pero, a su vez, nos ha sido negado por nuestro propio karma, nos será concedido en el Cielo puesto que dicho karma terrenal no existe en el Cielo.
SENTIMIENTOS HACIA LOS MUERTOS: Los malos sentimientos y pensamientos hacia una persona recién fallecida son un obstáculo para que ese ser tenga paz porque éste los percibe, sin embargo, los buenos sentimientos y deseos ayudan en ese estado de transición y eliminan los obstáculos. Por otro lado, los muertos acuden a los domicilios de los vivos mientras duermen (más a los de familiares) durante un tiempo para “alimentarse” de las vibraciones positivas de los diferentes cuerpos buscando siempre los que están en sintonía con su carácter. Por eso es una buena costumbre dormirse después de orar, meditar o, al menos, tener buenos pensamientos y deseos de ayudar a los demás.
Pero también se puede ayudar a los seres queridos que han pasado al más allá puesto que sabemos que a los pensamientos se unen los sentimientos y éstos, a su vez, a la persona a quien van dirigidos. Cuando hablamos o pensamos en alguien que ha pasado al más allá no hace mucho tiempo, le pueden llegar las vibraciones y, como sabemos, ayudar o entorpecer. Por tal motivo podemos deducir que una misa, unos comentarios cariñosos o una simple lectura de temas espirituales como si esa persona estuviera presente, le puede ayudar en forma de armonía, paz y felicidad interna. Que decir tiene que si leemos (no es necesario en voz alta) algo que sabemos que le gustaba será mucho mejor, de cualquier forma, hay casos en que, si el lector está atento y es un poco sensible, puede intuir o sentir la presencia del ser querido. Algo similar se puede hacer nada más morir una persona aunque no crea en estos conocimientos, bien sea enviándole pensamientos y sentimientos cariñosos y espirituales o bien explicándole lo que le va a ocurrir a partir de ese momento.

Francisco Nieto

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