viernes, 21 de agosto de 2009

LA INFLUENCIA DE LOS ÁNGELES LUCIFERES


NUESTRO ORIGEN COMO ESPÍRITUS: Dios diferencia y separa de Él a las Chispas –Espíritus Virginales- para que sean de su misma naturaleza y tengan el germen de la Voluntad y todas Sus mismas posibilidades latentes. En su mundo, estas Chispas tienen omniconciencia pero no la conciencia individual, es decir, somos como Dios pero sin saber que somos individuos puesto que aún no tenemos conciencia propia.
Una vez diferenciadas En y Por Dios, comienzan a descender hacia los mundos más densos en forma oleadas y como Aspectos u ondas vibratorias también llamados Rayos. Así comienzan a familiarizarse con la materia de los Mundos: Divino, de Vida y con la región del Pensamiento Abstracto respondiendo a los estímulos exteriores de los mismos.
Estas chispas se manifiestan en los tres mundos espirituales mencionados quedando velada su conciencia divina. Con la ayuda de otras Jerarquías que fueron creadas ya en otras manifestaciones de Dios, estas “Vidas Divinas” comienzan a manifestarse en diferentes formas materiales hasta llegar a obtener una conciencia similar a la del animal. Una vez evolucionado por diferentes “reinos” o estados de conciencia hasta el punto de estar preparadas para su individualización, la mónada diferenciada por Dios emite una chispa o rayo que une esas vidas a la región abstracta del mundo del pensamiento para que nazca el Ego, el que para nosotros es el Yo superior.
A partir de ahí la mónada se hace consciente de la autoconciencia del hombre -Ego- y así recibe toda la información de los tres mundos inferiores donde se manifiesta la personalidad renacimiento tras renacimiento. Así será consciente en todos los mundos según evolucione a través de los cuerpos de diferente grado de densidad de materia y vibración.
Según descendemos en cada mundo, las Jerarquías Superiores nos favorecen de tres diferentes formas (entre otras):
1ª.- Nos implantan el germen de cada uno de los cuerpos inferiores o personalidad.
2ª.- Nos despiertan el principio espiritual relacionado con cada uno de los cuerpos.
3ª.- Nos ayudan a obtener los átomos simientes de cada uno de los vehículos que necesitamos para evolucionar en dichos cuerpos.

DÓNDE ESTAMOS EN RELACIÓN A LOS ÁNGELES: Nuestro mundo está dividido en dos grandes regiones llamadas región física y región etérica. La región física es la que nuestros sentidos perciben y que normalmente llamamos de materia sólida, líquida y gaseosa; la región etérica está compuesta de cuatro regiones de éteres de otros tantos grados de “densidad” y que están más allá del átomo de hidrógeno.
Cada una de las diferentes creaciones de oleadas de Espíritus de nuestro Dios evolucionan y desarrollan la conciencia en diferentes mundos o regiones, así, nosotros hemos descendido hasta el mundo físico donde adquirimos la autoconciencia como seres humanos; los Ángeles no necesitaron descender más de la región etérica de nuestro mundo donde adquirieron su autoconciencia y los Arcángeles no descendieron más del Mundo de Deseos. Todos estos y hasta un total de siete Jerarquías trabajan actualmente con nosotros para ayudarnos, como ya lo hicieron para que consiguiéramos los diferentes cuerpos que ya tenemos (físico, etérico, de deseos y mental)
Los Ángeles trabajan y se han hecho expertos en el manejo de la materia de su propio mundo como nosotros lo estamos haciendo con la materia física, por tanto, ellos crean la parte etérica y la vida que existe en toda forma, por consiguiente trabajan con la vida de los diferentes reinos. En el pasado, cuando aun no éramos autoconscientes, eran nuestros guías incluso para aparearnos pero la intervención de los Ángeles Luciferes hicieron que conociéramos el mal lo que, aunque nos perjudicó mucho, nos servirá para obtener mucho más poder cuando terminemos nuestro desarrollo en el mundo de materia física.
CRISTO: Es el Hijo de muchas religiones o el Segundo Aspecto de Dios. Es el Ser más evolucionado de la oleada de espíritus conocidos como los Arcángeles, y vino para anular la Ley del Talión y predicar la del amor al prójimo y a Dios Padre. Actualmente trabaja con la humanidad desde los mundos invisibles pero no desde su propio mundo de Deseos sino desde el Mundo del Espíritu de Vida. Los Arcángeles trabajan como guías de naciones, razas, grupos de personas o familia y de animales, y lo hacen por medio de la sangre -como nosotros, como Egos, guiamos nuestro cuerpo- pero en los humanos lo hacen por medio del aire que se introduce en sus pulmones.
Los Arcángeles guían a grupos de vidas y espíritus y los Ángeles trabajan sobre los individuos, sin embargo, Cristo vino para acabar con esa separación de razas, comunidades, familias, etc. y así formar una Fraternidad Universal.

JEHOVÁ: Es el Dios de las razas del Antiguo Testamento. Es el más evolucionado y guía de la oleada de Espíritus conocidos como los Ángeles, es el regente de la Luna aunque lo hace desde el Sol físico y con Él colaboran incluso algunos Arcángeles. Su labor principal es facilitar cuerpos físicos a las vidas reencarnantes, por tanto de Él vienen los niños.

LOS ÁNGELES: Fueron humanos, (en sentido de conciencia individual), en el Período Lunar, la última encarnación de la Tierra. Aman sin deseo y adquieren sabiduría a cambio del amor que exteriorizan, todo lo contrario que el hombre que ama y piensa por egoísmo o a cambio de algo. No necesitan cerebro como nosotros, pero los luciferes (rezagadso de sus hermanos los Ángeles) están en medio y no pueden progresar como sus hermanos y lo hacen a través de nuestro cerebro.
Los Ángeles forman los cuerpos vitales del hombre, animal y vegetal; trabajan con las fuerzas etéricas que tienen que ver con la vitalidad, el crecimiento, la asimilación, la propagación, el nacimiento y, en general, con el mantenimiento de las formas y en el buen o mal destino del hombre. Nos ayudaron a construir el cerebro físico y dirigieron nuestra expresión del amor de forma inocente sin que tuviéramos que sufrir por la práctica consciente de las funciones sexuales.
Los Ángeles se centran en el corazón y en su momento harán que conectemos con la verdad y con el espíritu, y los luciferes se centran en la mente que “busca” respuesta a los porqués. Los Ángeles del Destino, crean en parte nuestro destino pero siempre respetando el libre albedrio y con la intención de que podamos sacar provecho de las experiencias y para que eliminemos las deudas.
Ellos trabajan con la propagación de la raza y el nacimiento –por medio de Jehová, regente de la Luna- y antes de la intervención de los Luciferes nos inducían al acto sexual en determinadas épocas del año cuando los aspectos astrológicos eran propicios. Como no éramos conscientes del mundo físico ni del cuerpo, tampoco lo éramos del nacimiento ni de la muerte, éramos como autómatas y por ese camino no nos hubiéramos convertido en individuos tan facilmente, salvo con la intervención de los Luciferes.

LOS ÁNGELES LUCIFERES: Significa “Portadores de Luz” y son Ángeles rezagados de la oleada de Ángeles de Jehová. Jehová y sus Ángeles, son los creadores de las formas físicas desde su origen y hubo un momento en que los Ángeles más afines con el Fuego –luciferes- se negaron a cooperar con su líder y sus hermanos afines al Agua en la creación de lo que hoy llamamos seres vivientes. Por ese motivo perdieron un gran desarrollo a través de ese nuevo trabajo.
La obra de los Ángeles de Jehová se conoce como “Generación” y se refiere al acto procreador inconsciente para la obtención de los cuerpos físicos. La obra de los Luciferes sobre el hombre se llama “Degeneración” por que nos dejamos llevar por las pasiones de donde ellos extraen adelanto para su desarrollo.
La obra futura de la humanidad se llama “Regeneración” y tiene por objeto volver a un estado de conciencia como el que teníamos al principio celestial, pero siendo conscientes de nuestro desarrollo físico a través del bien y del mal.
A finales de la Época Lemúrica, el hombre –semi-erecto y sin el desarrollo total de la visión- comenzaba a entrar en su cuerpo pero era inconsciente del mundo físico. Entonces intervinieron los Luciferes para hacer un trabajo muy importante en la evolución de la humanidad y gracias a ellos obtuvimos la individualidad y el libre albedrío. Pero en la libertad dada por los luciferes cabía el error y por eso caímos en la práctica del mal al dejarnos llevar por los deseos inferiores del cuerpo de deseos; ellos nos proporcionaron algo que aún no estábamos preparados para asumir, ese algo fue hacernos centrar nuestra atención en el mundo externo o físico por medio de hablarnos en nuestra conciencia pictórica interna.
Nos dijeron cómo podíamos ser nuestro propio dueño y parecernos a los dioses creadores (los Ángeles) conociendo el bien y el mal, también nos enseñaron a crear cuerpos (a procrear) sin necesidad de ayuda de los dioses. Esto nos lo dijeron con la única intención de que enfocáramos la conciencia en el mundo físico y así ellos poder beneficiarse de nuestras experiencias. Muchos se preguntan que por qué nos castiga Dios con el sufrimiento, la enfermedad y la muerte por el hecho de haber comido la manzana Adán y Eva. ¿Cómo puede Dios, si es amor, actuar así con sus hijos?
Hubo un tiempo en la humanidad en que éramos hermafroditas y nos reproducíamos por esporas, sólo teníamos cuerpo físico y vital pero como en los planes de Dios estaba previsto que fuéramos una inteligencia creadora libre y de gran poder, no podíamos seguir siendo autómatas, de ahí que la “caída” adelantara el desarrollo de la voluntad y la obtención de la mente individual.
Ya en la Época Lemúrica nos dieron el cuerpo de deseos como incentivo para la acción y se hizo la separación de los sexos, de esta forma la mitad de la energía creadora se utilizaba para procrear y la otra mitad para formar el cerebro físico con la ayuda de los Ángeles –imprescindible para la formación de lo que hoy llamamos mente-
Siendo aún inconscientes del mundo físico y de los seres físicos que nos rodeaban, nosotros nos comunicábamos con los Ángeles en el mundo etérico y nos enseñaron a diferenciar el bien del mal, pero caímos en la tentación de los luciferes haciéndonos pensar que podíamos vencer a la muerte creando otros cuerpos como lo hacían los Ángeles de Jehová. En esta época no existía el nacimiento ni la muerte puesto que la conciencia estaba en el mundo espiritual y no éramos conscientes del cuerpo físico como ahora, sino que lo percibíamos más bien como un sueño.
Nosotros estábamos en el “Paraíso” (inconsciencia del mundo físico y del bien y del mal) porque no practicábamos el mal y, aunque teníamos cuerpo de deseos, como éramos andróginos no había atracción sexual por el sexo contrario. Los Luciferes introdujeron en nuestro cuerpo de deseos su “principio” del mal, o sea, el interés por el mal pero que a su vez implica libertad, por eso en nosotros llevamos la semilla de Jehová y de Lucifer -bien y mal- Por este motivo, nuestro Yo superior mantiene una lucha interna para obtener el beneficio de la naturaleza angélica y para vencer la naturaleza luciférica haciendo uso de la libertad que ellos nos dieron.
Este interés por responder a la tentación del mal fue lo que hizo que penetráramos más profundamente en el cuerpo físico, así fue como nos sentimos atraídos por lo material y nació en nosotros el deseo egoísta que puso en marcha el karma.
Los Luciferes son semi-dioses que muy posiblemente se sacrificaron para ayudarnos a nosotros sabiendo que, como recompensa, obtendrían un gran desarrollo posterior. Ellos, a la vez que rezagados de los Ángeles, estaban evolucionando entre sus hermanos –dioses- y entre nosotros, por eso necesitaban un cerebro físico y una médula para poder hacer su obra y a la vez para poder elevarse al nivel de sus hermanos.
Lo necesitaban para contactar con nosotros y proponernos egoístamente la “tentación” para obtener el conocimiento necesario a través nuestro y así poder evolucionar en su propio nivel. Sin la intervención de los luciferes el desarrollo hubiera sido más lento pero más perfecto y sin necesidad de conocer el dolor, la muerte y el sufrimiento, aunque a cambio de eso, obtuvimos la autonomía individual.
La intervención de los Luciferes sobre nosotros tuvo una repercusión importante sobre el cuerpo de deseos, y es que a partir de ahí, comenzamos a generar lo que hoy llamamos malos sentimientos, y como después obtuvimos la mente, comenzamos a utilizarla egoístamente cometiendo muchos errores –como actualmente-
Nuestra conciencia interna estaba centrada en la construcción de los órganos internos como lo está hoy en la construcción del mundo físico, ellos se presentaban ante nosotros a través de la médula espinal para convencernos y por eso el pasaje bíblico dice que fue una serpiente.
La mujer fue la primera que se dio cuenta de la existencia del mundo físico gracias a la imaginación, que es una fuerza negativa que refleja las escenas de dicho mundo en lo interno -la imaginación es más notable en la mujer como la voluntad lo es en el hombre- Ella fue quien comunicó al hombre que existía un mundo y un cuerpo físico y que dejábamos los cuerpos físicos, pero que con la ayuda de los dioses podíamos crear otros nuevos.
Así es como los luciferes entran en juego y explican a la mujer que ella también puede crear cuerpos físicos con la colaboración del hombre, o sea, comer del “Árbol del Conocimiento” -aunque estaba penado con la muerte- De esta forma, el hombre y la mujer se “conocieron”, como dice la Biblia: “Adán conoció a su esposa y tuvo a Caín”; y en el ejemplo de María: ¿Cómo concebiré si no he conocido hombre alguno?
Hay una Ley en la naturaleza que dice que cuando unos espíritus se retrasan para ayudar a una oleada de espíritus posteriores, adelantan a pasos agigantados en su propio desarrollo. Los Luciferes nos abrieron los ojos al mundo físico para que comiéramos del Árbol del conocimiento, y eso nos hizo conscientes del cuerpo físico y de que podíamos “Crear” cuerpos nuevos sin necesidad de los dioses –Jerarquías superiores- pero a su vez y como consecuencia, nos hicieron conscientes de la enfermedad, del dolor, del sufrimiento y de la muerte. Por tanto, fueron portadores de luz pero, a la vez, de un sufrimiento que aceleraría mucho nuestro desarrollo.
El cuerpo de deseos por un lado y los Luciferes por otro, hicieron que cayéramos en la tentación, o sea, practicar el sexo sin control para procrear cuerpos, lo que antes no hacíamos gracias a la neutralización del cuerpo de deseos por los Arcángeles y a la guía de los Ángeles para procrear en determinadas épocas del año.
La serpiente dijo: “Vosotros no moriréis, porque Dios sabe que el día en que comáis del Árbol prohibido vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses, conociendo el bien y el malLos Luciferes nos capacitaron para crear cuerpos cuando moría el anterior, pero como hacíamos el acto sexual sin tener en cuenta las influencias astrológicas, desde entonces padecemos enfermedad, dolor y sufrimiento, ese fue el “pecado original”.
También nos enseñaron el dominio sobre el cuerpo de deseos de tal forma que empezamos a sentir la atracción sexual y caímos en la pasión animal, por otro lado, renacíamos en cuerpo físico voluntariamente, lo que en ese estado de conciencia nos hacía inmortales.
A partir de ahí, fuimos progresivamente conscientes del mundo y del cuerpo físico y conocimos la muerte pero también comprendimos que la muerte es necesaria cuando hemos extraído todo el beneficio del cuerpo físico y, por tanto, necesitamos uno nuevo, eso se lo debemos a los Luciferes.
El miedo a la muerte es porque hemos perdido la conciencia de los otros mundos, sin embargo, ya se está empezando a vislumbrar la conciencia de esos mundos desde un nuevo y espiritual punto de vista.
Al hacernos conscientes del mundo físico también lo hicimos de la necesidad de alimentación y de ahí la advertencia de Jehová de que nos ganaríamos el pan con el sudor de nuestra frente. Desde entonces y hasta ahora hemos desarrollado progresivamente la mente, la voluntad, la imaginación, el ingenio, etc. y gracias a esto, estamos obteniendo sabiduría como los Ángeles, mientras que los Luciferes están evolucionando hacia sus hermanos mayores.
Al obedecer a los Luciferes perdimos la conciencia de los Ángeles y obtuvimos la conciencia del mundo físico pero, sin embargo, obtuvimos la libertad de acción del bien o del mal. Por este motivo se aceleró la necesidad de tener un cuerpo físico y un cerebro para el desarrollo individual. Por eso se dice que fuimos expulsados del Jardín del Edén que era la región etérica del mundo físico donde no éramos conscientes ni del mundo físico ni del mal.
Desde entonces estamos haciendo nuestra propia evolución para desarrollar los poderes espirituales. Jehová Dios dijo a Adán y Eva que salieran del Paraíso y que pariría con dolor y percibiría la muerte, aunque, por otro lado, al no tener conciencia de los mundos superiores nos esforzamos más en experimentar en la vida física pensando que vivimos sólo una vida.
Tanto Jehová como Lucifer trabajan sobre nosotros de diferente manera, pero ambos nos ayudan. Jehová y sus Ángeles trabajan en la formación, nacimiento y muerte de los cuerpos físicos. Lucifer impulsa nuestra actividad intelectual y física para la adquisición de la individualidad. Jehová prepara el terreno a Cristo mientras que Lucifer nos ayuda haciéndonos materialistas porque el mal que cometemos nos acelera el desarrollo a través del karma y la ley de Consecuencia; el mal hace que busquemos el bien, y a la vez desarrollamos el corazón y la mente. Esta es la lucha interna de S. Juan de la Cruz y la Batalla de Kurushetra del Baghabad Guita
El egoísmo sustituyó el sentimiento fraternal pero, a su vez, hizo que nos interesáramos y nos compenetráramos con el mundo físico para así experimentar como medio de desarrollo. En el Cielo evolucionamos más lentamente que con la conciencia terrenal porque el conocimiento del bien y del mal y las experiencias son nuestros maestros.
Los Luciferes se benefician de nuestros deseos, pasiones, sentimientos, etc. y, de hecho, ellos nos excitan siempre que ven la oportunidad para poder progresar en su propio mundo. Esto es malo para nosotros pero, sin embargo, ese mal nos hace un bien porque “el sufrimiento a causa del mal nos induce a buscar el bien”. Como está escrito: “Si sembramos en la carne cosecharemos corrupción.
No obstante, la “Luz del Mundo”, Cristo, vino para acabar con el falso “dador de luz” (Lucifer) que nos robó la inocencia y la paz interna. Cristo vino a salvar a la humanidad del pecado y de la muerte y por eso llamó a los que habían venido antes “ladrones y bandidos”, porque nos habían robado la conciencia de los mundos espirituales.
El mal lo trajeron los Luciferes pero fue utilizado para hacer un bien. Hasta los primeros tiempos de la Atlántida, el hombre era dócil, inocente y no existía la mente para razonar puesto que éramos guiados inconscientemente hacia nuestro futuro destino. Éramos guiados por los Ángeles lunares y los Señores de Venus y, de no haber intervenido los Luciferes, no hubiéramos conocido el mal. Los Señores de Mercurio nos implantaron la mente con el fin de que pudiéramos razonar y vencer en su momento al cuerpo de deseos.
Lucifer nos hizo caer en este mundo ilusorio donde cometemos toda clase de errores y es este mundo el que despierta las pasiones y deseos, pero nunca llegará a destruir al Yo porque cada vez siente con más fuerza la influencia crística y gracias al razonamiento va dominando al cuerpo de deseos. Todo lo que nos seduce del mundo físico es efecto de Lucifer -palabras, sensaciones, impresiones- y si lo queremos vencer, debemos razonarlo para utilizar lo estrictamente necesario y sin que nos domine.
Lucifer intenta seducirnos para que no razonemos pero nosotros debemos desarrollar la voluntad para que no nos haga caer. Hay que tener claro que gracias a las tentaciones y pruebas que surgen de la influencia luciférica, estamos adquiriendo poder interno y desarrollo mental o, lo que es lo mismo, poder sobre todo lo existente sobre la tierra y sobre ciertas influencias externas.
Cuando superamos las pruebas luciféricas es gracias a la fortaleza obtenida de caídas anteriores, y cuando caemos en una tentación o prueba, es porque somos débiles y no hemos tomado verdadera conciencia de ello, entonces sufriremos dolor físico o interno -remordimiento- y eso se grabará en la conciencia para el futuro. Desde este punto de vista podemos ver como el mal de Lucifer y el dolor son una bendición para nosotros.
Según evolucionamos a través del renacimiento y la ley de consecuencia vamos obteniendo poder interno pero, si en esta vida queremos aumentar ese poder, debemos elevar la moral y desarrollar el discernimiento, pues esto, al fin y al cabo, es lo que elevamos después de la muerte.
Gracias a los Luciferes adquirimos la conciencia del “Yo” pero ahora es el Yo quien a través de su conciencia espiritual debe deshacerse de la influencia de los luciferes, es el Yo superior y ningún otro quien debe elevarse por encima del mal y de todo lo material. De esta forma nos acercamos a los Ángeles de Jehová y nos alejamos de Lucifer.
Cuando la humanidad libre e independiente gracias a los luciferes, progresa, se acomoda y disfruta en los placeres, está cayendo sutilmente en las tentaciones luciféricas. Para combatir esto existen las fuerzas benéficas que actúan a través del karma, esto es:
1º.- Los hechos que elevan nuestra vida personal cotidiana.
2º.- Los hechos que alteran las actividades, los pensamientos y sentimientos de la humanidad (el tiempo, la enfermedad, las catástrofes, etc.)
La respuesta a estas influencias es la “epigénesis” o creación de nuevas causas que no tengan relación con otras causas y que se convierte en “evolución.”
Los luciferes nos ayudaron a ser lo que somos gracias a olvidar lo que habíamos sido antes y al enfoque de la conciencia en el mundo físico. Por este mismo hecho el hombre tampoco recuerda lo que hizo en sus anteriores vidas ni lo que hace después de la muerte lo que, a su vez, hace que se esfuerce como si esta fuera la única vida.
Nuestros sentidos físicos se han desarrollado tras la pérdida de conciencia de los mundos invisibles y gracias a ellos hemos evolucionado y hemos trabajado el mundo físico hasta el nivel actual. También gracias a tener la conciencia en el mundo físico sentimos lo que es el dolor físico, que no es ni más ni menos que otra manifestación del karma.
Gracias al sufrimiento y al conocimiento obtenido como resultado de la práctica del mal nos hemos dado cuenta del valor del bien y por eso buscamos el desarrollo interno conscientemente.
Los Luciferes nos despertaron el ardor, el coraje, el entusiasmo, el deseo de conquista y otros muchos sentimientos personales, gracias a los cuales estamos dominando el mundo físico y evolucionando y, aunque nos haya causado sufrimiento, ahora lo estamos utilizando para trabajar por el bien de la humanidad.
La caída de la humanidad es perder la conciencia de lo espiritual y adquirir la terrenal, pero teniendo siempre un sutil contacto con el verdadero “Yo” que es lo que hace que nos esforcemos en buscar algo más elevado y duradero, pero siempre de una forma libre y voluntaria.
Al principio no éramos libres por estar dominados por la semilla del mal en el cuerpo de deseos, ahora lo somos más que al principio pero no del todo, la humanidad será libre de la “posibilidad de caer en el mal” cuando alcance la perfección en el bien. Esto significa que al principio tenían una gran influencia sobre nosotros porque nos comportábamos como animales, pero ahora ya no es tanto gracias al desarrollo de la razón y al discernimiento.
La humanidad se hará libre gracias al bien (como principio de Jehová) a la sabiduría extraída como efecto de la caída en el mal, y gracias a la nueva influencia de Cristo: el Amor. Si nuestros sentimientos son de amor y van dirigidos a las Jerarquías superiores, estaremos haciendo una especie de sacrificio como agradecimiento a su obra y, si lo dirigimos hacia los reinos inferiores que nos siguen, estaremos ayudándoles en su evolución.
Ahora cabe preguntarse: ¿De verdad fue tan mala la acción de los Ángeles Luciferes? ¿Fueron rezagados de los Ángeles de Jehová o se quedaron rezagados para ayudarnos a nosotros?
En la época Atlante obtuvimos la mente como mediadora entre el espíritu interno y la personalidad, pero la humanidad se degeneró aún con la guía de los seres superiores, hasta que éstos consiguieron inculcar en los más avanzados las ideas del bien y les hacían guías de su pueblo (Moisés y Noe) Luego se inundó la Atlántida y comenzó una nueva época donde los elegidos (Moisés en la tierra prometida) poblarían la tierra hasta recibir la enseñanza de Cristo de “Amor al prójimo y a Dios como a uno mismo”, en vez de “Ojo por ojo y diente por diente.”

Cuando la Tierra se endureció, los Ángeles de Jehová comenzaron a trabajar con los moldes etéricos de los cuerpos y formas del planeta, mientras que Lucifer y sus Ángeles del Fuego se tuvieron que ir al planeta Marte.
El Ángel Gabriel representa la Jerarquía Lunar de Jehová, el dador de vida. Samael es el embajador de los Ángeles de Marte, también llamados “Ángeles de la muerte.” Los Ángeles de Jehová están representados por el catolicismo y los de Lucifer por la masonería.
Jehová toma el átomo simiente que desciende de los mundos invisibles para formar el futuro cuerpo en el primer grado de Cáncer, signo de Agua regido por la Luna y relacionada con la fecundación y el nacimiento; y es en este punto donde se efectúa la concepción. Pero 4 meses más tarde, cuando el feto en su desenvolvimiento llega a Escorpio (signo de agua cuyo regente es de Fuego y corresponde a la casa 8 de la muerte) Samael infunde la chispa del espíritu para avivar y moldear la forma física para que así pueda expresarse a sí misma. Entonces es cuando se unen los cordones plateados del átomos simiente físico con el de deseos por medio del átomo simiente del cuerpo vital y se dice que el Yo superior muere en los mundos invisibles para animar su futuro cuerpo físico. Unos meses más tarde, terminando el signo de Piscis (Agua) Samael enfoca la energía de Aries (Fuego) para que se vacíen las aguas de la matriz y así el Espíritu queda libre en el mundo físico para comenzar un nuevo ciclo de vida.
Esta vida durará el tiempo necesario que necesite para realizar los hechos previstos en el horóscopo. Durante la vida estará muy en contacto directo con los Ángeles de Jehová, pero cuando llegue el momento de la muerte y se ponga en contacto con la casa ocho, el cordón se romperá gracias a la intervención de Samael para que el Espíritu vuelva a los reinos de Dios.

Francisco Nieto

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