sábado, 9 de junio de 2012

LA AUTO-PROGRAMACIÓN




Es muy posible que la mayoría de nosotros demos muy poca importancia al hecho de despertar cada día y comprender que ese hecho es un regalo de Dios y una nueva oportunidad de desarrollar el Espíritu y de colaborar con la Obra de Divina.


Entre los ejercicios recomendados en mi primer libro “Métodos esotérico-prácticos para el desarrollo interno”, hay uno cuyo nombre es “La auto-programación” y trata de hacer ese ejercicio por las mañanas nada más despertarnos para que a lo largo del día cumplamos dicha programación. Está claro que “crear” sólo lo puede hacer el Espíritu pero nosotros aquí podemos acercarnos a ese aspecto creador por medio de la imaginación voluntaria y consciente que nos permita hacer cosas nuevas y más elevadas cada día de nuestra vida. La vida nos proporciona el campo de experiencias donde surgen las oportunidades de progreso pero, normalmente, hacemos poco por elevar nuestra conciencia y por ser mejores cada día. Tampoco damos mucha importancia a lo que decimos y hacemos porque actuamos más de forma automática y por instinto, y sin embargo es muy importante porque afecta a los demás, no obstante hay que distinguir entre la personalidad y el Ego o Yo superior.


Si al despertarnos un día por la mañana nos auto-programáramos para hacer las cosas que haría el propio Ego en nuestro lugar y en ese día, fallaríamos muchas veces, pero si repitiéramos ese ejercicio como hábito esa auto-programación llegaría a cumplirse porque la repetición voluntaria y consciente de un hecho queda fresca en la memoria. Si, a la vez, hiciéramos la retrospección nocturna (revisar los hechos del día para ver dónde hemos hecho bien y mal y así poder corregirnos en el mal y animarnos para hacer el bien) comprobaríamos que a lo largo del día nos hacemos “conscientes” de que estamos cumpliendo lo programado y, como consecuencia, por las noches recordaríamos todos los hechos perfectamente y analizaríamos nuestro comportamiento y actitud plenamente.


Pero, claro, lo que hacemos y decimos está basado en lo que pensamos o en pensamientos del pasado, por tanto, nuestro concepto de lo que nos rodea está basado en pensamientos guardados en las neuronas del cerebro, las cuales a su vez, cambian con la repetición de nuevos pensamientos. Si queremos programar nuestro día a día lo podemos hacer como personalidad (sin intentar crear algo nuevo o superior) o bien como Egos aportando nuevos ideales o ideas sobre las que deberíamos estar “atentos” para hacer que se cumplan. Esto significa que tenemos que asumir el papel de “observadores” de lo que hacemos, decimos y pensamos para ver si coincide con la programación, ya que cuando hacemos de observadores de nosotros mismos es cuando somos auto-conscientes y experimentamos la realidad más cercana al Ego.


Esta es la diferencia, la mayoría de las personas pasan desapercibidas día tras día en su vida, pocas veces son conscientes de los hechos, por tanto, es el propio día y sus circunstancias las que dan vida a la personalidad casi automática (hablar, actuar, sentir y pensar involuntaria e inconscientemente) mientras que si programamos cada día y nos auto-observamos a lo largo del mismo, somos nosotros, como Egos, los que creamos los hechos y circunstancias de cada día. No es lo mismo dejarse llevar por los pensamientos (hábitos y modificaciones automáticas de la mente) y pensar superficialmente lo que desearíamos o nos gustaría hacer, que pensar voluntaria y conscientemente toda una serie de actividades y luego estar atento a las circunstancias para cumplir lo programado como observadores y dueños de la mente.


La personalidad, a partir del cerebro y de los sentidos, es manipulada de tal forma que actuamos siempre según los patrones de conducta que hemos grabado desde que nacemos hasta el momento presente, mientras que de lo que se trata es de que seamos nosotros quienes manipulemos a la personalidad desde el punto de vista de “observadores” y respecto al pensamiento, a los sentimientos, los deseos, las palabras y las acciones. Así es que, deberíamos programar nuestros días nada más despertar imaginando, de forma creativa y consciente, todo lo que vamos a hacer y todas las respuestas que podamos dar según las circunstancias que tengamos que hacer frente. Naturalmente que debemos programar cada día, dentro de lo posible, pero añadiendo algo nuevo o algo positivo que nos obligue a esforzarnos con tal de ampliar la visión del Espíritu y de la “realidad”.


Las cosas que creemos que podemos hacer desde el punto de vista espiritual se suelen alcanzar siempre que las imaginemos o visualicemos consciente y voluntariamente, pues, la mente es creadora siempre que el pensador actúe de acuerdo a las leyes divinas. Si una persona está convencida de que está capacitada para aprobar un examen es muy posible que lo apruebe, pero quien piense lo contrario porque sabe que no se ha preparado lo suficiente lo tendrá bastante más difícil. Cada persona cree y crea una forma mental de lo que ha imaginado, es decir, quien haya imaginado a Jesucristo de tal forma habrá creado una imagen o arquetipo mental de esa forma y, por tanto, cree en ese modelo de Jesucristo. Quien crea en Jehová (el Dios del Antiguo Testamento que tanto castigaba a los que no le obedecían) temerá a Dios porque así lo ha creado para él mismo y sufrirá cada vez que haga algo en contra de sus leyes; por el contrario, quien crea y tenga en la memoria la imagen de un Dios de amor y de perdón, se sentirá feliz cada vez que haga cosas buenas en pensamiento, palabra y obra.


La persona que cree que es un desgraciado y que su vida está llena de fracasos está aumentando eso mismo con cada pensamiento de ese tipo que crea y que le hace estar cada día más convencido. Los pensamientos, los deseos y las acciones son causas que, no tardando mucho, se pueden manifestar en forma de efectos, lo que hace que una persona de esa naturaleza tenga una vida de sufrimiento y que pueda terminar muy mal si no cambia de forma de pensar. Las deudas del destino y lo que llamamos “mal” existen, sobre todo como efecto de causas que cometimos en el pasado, pero eso no significa que deba ser para toda la vida sino que más bien es un hecho aislado que surge para que lo observemos, lo analicemos y cambiemos la dirección de nuestra actitud como personalidad. Así es que, nosotros mismos podríamos considerarnos como “buenas suerte” o “positividad” que puede ver el mundo desde esa perspectiva y que crea su vida de acuerdo a esa convicción interna; a la vez, los hechos aislados negativos del destino se deben interpretar como pausas para “tomar nota” de una determinada enseñanza.


Cuando vivimos consciente y voluntariamente lo que creemos y lo que creamos mentalmente es cuando comprobamos que podemos cambiar la personalidad, las circunstancias, los deseos, los sentimientos, los pensamientos y todo nuestro mundo que tenemos guardado en el cerebro por otro más elevado y positivo desde cualquier punto de vista. La auto-programación debe contener siempre y ante cualquier hecho o circunstancia una posición de observador que domina a su mente y a sus deseos y emociones para que sus acciones físicas sean controladas y dirigidas positivamente; debe contener aspectos que alienten a pensar y a crear un mundo mejor; debe contener la visión de que es el mismo “programador”, o pensador consciente, quien va a actuar y a responder en todo momento y a lo largo del día; y debe contener el aliciente suficiente como para sentir la necesidad de auto-programarse cada día dado que se es más feliz en ese nuevo mundo que estamos creando.


En la auto-programación debemos visualizar a las personas con sus mejores cualidades, las circunstancias llenas de aspectos positivos y de oportunidades para que nosotros podamos crear algo nuevo o positivo: al contrario, no deben tener cabida las personas de mal carácter, y si las conocemos y debemos tratarlas, es igual porque la misma programación nos recordará en ese encuentro que debemos verlas como positivas y de buen carácter. Debemos visualizarnos a nosotros mismos en cada situación con un carácter optimista, simpático, comprensivo y tolerante con los demás y responder como tal ante cualquier problema. La visualización de cada día en la auto-programación debe ser lo más real posible, como si se estuviera viviendo en cada momento, y una vez que hemos imaginado creativamente un día concreto sólo es necesario estar atento a todo lo que ocurre y a lo que surge de nosotros mismos para actuar en consecuencia según nuestros deseos como Egos. Esta es la manera de cambiar nuestro mundo y nuestra vida diaria, para verla llena de alegrías, oportunidades y hechos altruistas y amorosos donde no cabe la tristeza, la desarmonía ni el efecto negativo de hechos que antes nos hacían sufrir.


Francisco Nieto



No hay comentarios: