lunes, 18 de julio de 2011

QUIÉNES SOMOS Y DÓNDE EXISTIMOS (I)


Como todo ocultista sabe y hoy incluso la física cuántica afirma, el hombre conoce el mundo físico según se representa éste en su cerebro una vez recibida la información por medio de los sentidos de nuestro cuerpo; a lo que hay que añadir que “somos conscientes” de las percepciones de los sentidos gracias a la mente. Estas líneas podrían dar respuesta a la pregunta ¿Cómo observamos el mundo físico? Pero, lo que somos es algo diferente, aunque también relacionado con el cerebro y los sentidos. Lo que somos está fundado en toda la información recibida y guardada desde que nacemos (educación, enseñanzas, hábitos, normas sociales, etc.) pero administrada e interpretada según la consciencia y el desarrollo moral, intelectual, espiritual y evolutivo de cada individuo, sin embargo, todo lo dicho hasta ahora tiene más de irreal que de real. La verdad es que, como siempre ha afirmado la filosofía oculta, lo que vemos fuera de nosotros y que llamamos mundo físico es la condensación de energías o energías vibrando a baja frecuencia, como así lo demuestra también la física actual. Por tanto, lo que vemos dentro de nosotros es una copia eléctrica (señales eléctricas que llegan al cerebro) del mundo físico o externo, por eso, nosotros, en realidad vivimos en lo interno y recibimos la información y experimentamos en lo externo.

Nosotros, como seres internos que somos, no podemos alcanzar el mundo externo puesto que somos los observadores y experimentadores desde lo interno, y esto es así porque, al igual que el mundo físico, nuestro cuerpo físico también es energético e irreal para el “Ser”. Aunque muchos digan que el mundo y el cuerpo físico son reales, la verdad es que nosotros (el ser o consciencia) sólo percibimos la información que nos facilitan los sentidos, siendo ésta imágenes creadas gracias a los impulsos eléctricos que llegan al cerebro y de éste a la mente. Ahora no nos queda más remedio que hacernos la pregunta del millón ¿Existe el mundo físico? En realidad sólo es real para los sentidos y son éstos los que nos han hecho creer desde que existen, que el mundo es físico. Por tanto, sí lo es para la consciencia objetiva que centra su atención en lo externo y para los sentidos, pero no lo es para el verdadero Ser o Yo puesto que lo que recibe son imágenes “no físicas” de lo que existe fuera de él y que en realidad también es energía (protones con sus correspondientes partículas) La ciencia decía no hace tanto tiempo que el átomo y, por tanto, el mundo son materia y situaba al hombre ahí con su cuerpo material, pero hoy, al descomponer el átomo y las partículas que lo componen (protones, neutrones, electrones…) afirman que el cuerpo y el mundo físico no son materia física sino energías que vibran a muy diferentes frecuencias.

Esto acerca mucho la ciencia a la filosofía oculta y de hecho la física cuántica se está haciendo complementaria del ocultismo, pero lo que la ciencia posiblemente no sepa aún es que las partículas últimas descubiertas son una pequeña parte de las partículas originales que formaron el mundo físico. El mundo físico está formado por cuatro éteres sobre los que la ciencia aún nada sabe, y cuando descubra eso se dará cuenta de que los deseos, sentimientos, emociones y pensamientos que forman parte de nosotros también son “materia” o partículas que están entre el cuerpo físico y el verdadero Ser autoconsciente. Es muy posible que la ciencia se pregunte ¿Cómo es que esas energías (materia) se agrupen y reagrupen para dar forma a los cuerpos? La respuesta de la filosofía oculta es que esos cuatro éteres, según su naturaleza, son los que forman los moldes energéticos sobre los cuales se adhieren y organizan los átomos de la Tabla Periódica para crear los diferentes tipos de “materia” que normalmente llamamos sólido, líquido y gaseoso. Pero la filosofía oculta también afirma que esos moldes energéticos o etéricos tienen su origen en el Mundo del Pensamiento y que por ese motivo, el hombre necesita la mente para ser consciente de lo que perciben los sentidos, lo que, a su vez demuestra, que el verdadero ser humano, el receptor, está en un mundo o dimensión superior a la mente o Mundo del Pensamiento.

Si nuestro cerebro, al cual llega la información de los sentidos, está compuesto de materia como el resto del cuerpo (misma composición atómica) deberíamos percibir con todo el cuerpo pero sabemos que no es así, luego entonces ¿Dónde se encuentra el percibidor o receptor? Los impulsos eléctricos que llegan al cerebro y que se transforman en imágenes actúan así para que la mente las perciba y el observador o Yo quede informado. Estas imágenes se perciben gracias a los sentidos y al cerebro físico, pero sabemos que una imagen despierta un sentimiento, deseo o emoción y que éstas hacen que la mente responda, consciente o inconscientemente, con un pensamiento. Esto significa que las percepciones de los sentidos pasan por varios mundos que la filosofía oculta llama Mundo de Deseos o Emocional y Mundo del Pensamiento, y es en las regiones superiores de este último donde se encuentra el verdadero Yo receptor de lo que existe fuera de él. De ahí que una persona con algún problema serio en la mente, no pueda responder y actuar correctamente con su cuerpo y en el mundo físico, ya que la conexión entre el Yo y sus cuerpos (cerebro, cuerpo de deseos y mente) falla en algún lugar. Así es que, el que siente y tiene deseos, el que piensa, y el que afirma conscientemente “yo soy yo”, no está en el mundo ni en el cuerpo físico, ni tampoco en el Mundo de Deseos o emocional ni en su cuerpo de deseos, ni tampoco es la mente porque ésta es el foco a través del cual él percibe y responde ante los hechos y circunstancias que afectan a su cuerpo físico y a sus sentidos. El Yo es el Alma o Ego que evoluciona renacimiento tras renacimiento creando esos mismos cuerpos en cada vida pero siendo los mismos cada vez más desarrollados y más sensibles a las influencias de los mundos espirituales.

Una vez comprendido todo lo anterior ¿Qué es y dónde queda lo que llamamos muerte? Si el cuerpo físico es un mero instrumento para tener experiencias y obtener el conocimiento necesario que nos haga evolucionar; si el cuerpo de deseos (de partículas de “materia” más sutiles) no somos nosotros sino que es el aliciente para actuar y responder sentimental y emocionalmente ante lo que nos ocurre y lo que nos rodea; y si la mente, de materia aún más sutil, es el medio para que el Ego perciba el mundo físico y para que responda consciente y razonablemente ante cualquier hecho o circunstancia, ¿Quiénes somos y dónde existimos? Somos el Ego o Alma que contiene los resultados de todas las anteriores vidas y que, desde las regiones abstractas del Mundo del Pensamiento percibimos y experimentamos en el mundo físico a través de nuestros diferentes cuerpos; lo que significa que cuando el cuerpo físico muere no morimos nosotros sino que seguimos expresando sentimientos, deseos, emociones y pensamientos. De ahí que la filosofía oculta afirme que la muerte no existe para el verdadero ser humano.

La ciencia comienza a admitir que el hombre es o tiene un Alma, es decir, comienza a admitir que la filosofía oculta tiene razón en lo que lleva diciendo hace siglos. También algunos físicos están comenzando a admitir que todo lo creado ha debido tener su origen en algún ser inmensamente superior a nosotros. Además de los mundos invisibles y superiores que hay por encima del físico, ni siquiera éste último ha podido surgir de la nada o de un caos como algunos todavía firman. El origen de todo lo que percibimos tiene que ser una fuente creadora infinitamente más inteligente y pura que cualquier humano; nadie sino un Dios puede crear una obra tan perfecta, justa y ordenada como el mundo y el cuerpo físico del hombre. Esa Fuente creadora mantiene su creación con nuevas creaciones constantemente porque si no fuera así Su creación desaparecería. Pongamos dos ejemplos:

1º.- Nosotros somos como Él en sentido de que (Como Egos en el Mundo del Pensamiento) desde que nacemos estamos experimentando y creando con nuestros propios cuerpos que también son creación nuestra (cuerpo físico, cuerpo de deseos y mente) y si elimináramos esos cuerpo se acabaría todo y nos quedaríamos desnudos en nuestro mundo espiritual, solos y sin creación alguna donde expresarnos. Así mismo ocurre con Dios, Él manifiesta su creación de mundos (como nosotros de nuestros cuerpos) para expresar Su naturaleza y la mantiene gracias a las experiencias, creaciones y actividad que se producen en ellos; igualmente, nosotros mantenemos nuestra creación de varios cuerpos gracias a la acción, reacción y expresión creativa en cada uno de ellos con el fin de evolucionar un poco más en cada vida.

2º.- Si la creación de Dios fuera un programa informático creado por Él en el cual fuera haciendo nuevas incorporaciones según un Plan previsto desde el origen o idea original (como las series de TV.) dicha creación se mantendría gracias a Su atención y a sus nuevas creaciones añadidas; pero si dejara de hacer eso y apagase el ordenador, toda Su creación se acabaría. Nosotros estamos en ese escenario como parte de Su creación y de Su Plan cuyo final es desarrollar Sus poderes que tenemos latentes en nosotros e identificarnos con Su conciencia.

Francisco Nieto

sábado, 9 de julio de 2011

LA INFLUENCIA DE NEPTUNO EN NUESTROS DÍAS



Se dice en el lenguaje astrológico que Neptuno es psíquico y emotivo, es el medio por el cual las jerarquías espirituales invisibles impresionan a la persona y la inclinan hacia lo espiritual y místico, y causa inspiraciones elevadas y un espíritu de abnegación y sacrificio por los demás. Pero, como todos los planetas y signos, tiene una doble influencia, la influencia negativa de Neptuno se refleja como: Ilusión, espejismos, euforias y otros hechos que adormecen la conciencia, y malos hábitos que afectan a la moral y al desarrollo espiritual interno del ser humano.

Un Neptuno muy afligido en una carta astral, inclina a la “búsqueda de algo elevado” pero, dependiendo del grado evolutivo de cada persona, en vez de lo elevado en sentido espiritual, puede que dicha persona se decida por “elevarse” por medios poco naturales y poco verdaderos. Quiero decir que es muy posible que tenga tentaciones o pruebas en las cuales pueda caer y que, con tal de llegar a estados de exaltación intelectual y espiritual (que resultan falsos) se pueda ver unido fanáticamente a religiones, maestros, centros o escuelas donde imparten enseñanzas místicas, ocultas o de la nueva era. Las personas con esta posición astrológica también pueden encontrar algunos sitios donde, de alguna forma, se asocien a otros para huir y no hacer frente a la realidad o incluso es posible que caigan en el fanatismo y en la irresponsabilidad; también y por último, deben tener cuidado con las drogas o el alcohol, que también rige Neptuno.

Lo positivo de Neptuno nos lleva a elevar el Espíritu, y su parte negativa a elevarnos en el plano de la conciencia, hacia las regiones inferiores del mundo astral por medio de drogas, alcohol, espiritismo, etc. Lo positivo de Neptuno nos inclina a buscar a Dios por medio de la fe, las religiones o los movimientos que predican ese contacto elevado y espiritual; y lo negativo nos puede hacer caer en muchas de ellas nublándonos la mente para no poder discernir y haciéndonos caer en exaltaciones y cambios en la forma de pensar que, después de un tiempo, nos harán ver que no son nada más que ilusiones. Lo positivo de Neptuno, nos lleva a la soledad para meditar en nuestro interior en busca de lo oculto, y lo negativo nos lleva a unirnos a otros que nos ofrecen poderes psíquicos y fama mientras hacen su negocio a costa de la buena voluntad y del buen corazón.

Un Neptuno afligido, debe buscar el equilibrio, debe discernir, porque de otra forma se puede convertir en una persona de la más baja moral o en un profesional de la estafa. Como Neptuno (por el signo de Piscis) rige todas las influencias invisibles, también puede caer fácilmente en cualquier clase de espiritismo de los que hoy tan a menudo se practican (inclyendo ciertos contactos invisibles). Los nativos con un Neptuno muy afligido deberían dedicarse a escuchar música relajante y espiritual (clásica, sacra, gregoriano, etc.), debería utilizar su tiempo libre en cosas de las que rige Neptuno, como por ejemplo ayudar a la gente necesitada y marginada y a la oración, meditación etc. para elevar sus facultades psíquicas de manera natural. Su regla debe ser “haz a los demás lo que te gustaría que te hiciesen a ti” y “eleva la razón sobre tus emociones y encontrarás el equilibrio”.

En las actuaciones de un Neptuniano hay que tomar ciertas precauciones a la hora de ayudar a otros marginados o necesitados, y es que el Neptuniano debe estar unido en la conciencia con los necesitados, pero no debe permitir que el problema del necesitado le absorba a él o a los suyos. Neptuno se manifiesta como una necesidad universal para hacer trascender los lazos del egoísmo y fundirse con lo más elevado y espiritual. Es cierto que Neptuno nos puede desilusionar a través de escuelas de ocultismo, falsos maestros y movimientos similares fraternales y altruistas, pero eso lo hace por nuestro bien, para que nos demos cuenta que habíamos caído en una ilusión, y para que busquemos algo que ahora necesitamos y que debe ser más sólido, profundo y verdadero. La desilusión, por tanto, nos ayuda a aflojar las ataduras del mundo material y a anhelar el lado espiritual de la vida.

Durante un tránsito de Neptuno una persona puede tener experiencias psíquicas, sobre todo si está en una escuela donde estudia o le enseñan ciertos ejercicios. Otros pueden tener “conversiones” por medio de escuchar a un “maestro” o los cánticos de su religión o secta, pero la mayoría de las veces y después de un tiempo, estas personas se dan cuenta de la poca realidad que había en todo ello, al fin y al cabo no son más que otras personas que estén en otras asociaciones o grupos. Esa es una de las influencias de Neptuno para hacernos buscar el sendero que nos lleve a espiritualizar la personalidad y el carácter sin necesidad de Maestros y para hacernos un fiel seguidor de Cristo. El que capta esas vibraciones elevadas de Neptuno hace lo que puede por los demás sin necesidad de desarrollar poderes ni de decir quien es y lo que hace. Por desgracia no hay muchas escuelas que favorezcan todo esto, pero “si se buscan se encuentran”.

Por otro lado, un transito de Neptuno, nos puede confundir la mente y llevar a engaño, hacer que nos sintamos distraídos, apáticos y deprimidos, luego entonces nos podemos preguntar ¿Cuál es la lección de Neptuno? Su enseñanza es la de elevar nuestros ideales y metas, darnos ayuda para que busquemos en nuestro interior la parte espiritual, y hacer que nuestra inspiración nos lleve a “soñar” en los planos más elevados y no en lo ilusorio. Cuando despertamos al lado positivo de Neptuno nos costará mucho mantener el equilibrio porque nos surgirán tentaciones de senderos falsos, autoengaños o ideas fantásticas. Lo importante de los tránsitos es saber escoger lo importante y de más valor espiritual después de esa posible amarga experiencia o “inspirados” pensamientos. Neptuno rige la experiencia psíquica y el fraude entre otros, por eso mismo, hay también tantas personas metidas en el mundo del ocultismo y de los estudios psíquicos, que están mal dirigidos, engañados y controlados por falsos maestros.

El uso de los poderes psíquicos y encontrar la verdadera escuela donde debemos quedarnos es como el nacimiento de un nuevo ser. Esto será cuando la persona esté preparada, mientras tanto debe valerse de todo lo que tiene a su alrededor y que es obscuridad, una obscuridad que también está haciendo su función y preparando al nuevo ser para que encuentre la luz. Cuando encontramos y una voz muy clara nos dice en nuestro interior que es nuestra Escuela, es como nacer y ver la luz, o dicho de otra manera, empezar a andar de nuevo.

Todos los planetas nos ayudan, sólo debemos conocerlos y saber utilizarlos espiritualmente, cuando lo hagamos, encontraremos el verdadero Neptuno y él será quien guíe nuestros pasos pero, entre tanta obscuridad y falsas verdades, ¿Quién sabe dónde poner los pies?

Francisco Nieto