viernes, 13 de noviembre de 2009

MI DIAGRAMA

Con este artículo trataré de explicar lo que representa el diagrama adjunto, lo que nos servirá para aclarar muchas otras explicaciones dadas en otros artículos y conferencias.

Dado que en la mayoría de los artículos esotéricos que tengo escritos en mis blogs hablan de los mundos en los que estamos evolucionando, de los planos por los que pasamos después de la muerte y de los diferentes cuerpos que utiliza el Ego en cada renacimiento, he diseñado este diagrama para que los lectores de mis artículos puedan comprender mucho mejor lo que digo en los mismos. Por consiguiente, a continuación explico brevemente lo que representa este diagrama desde diferentes puntos de vista.
El esquema evolutivo donde la humanidad actual está desarrollando sus poderes latentes espirituales en dinámicos, consta de siete mundos. Comenzando por el superior, el más sutil en su “materia” y el más alejado de nuestro estado de conciencia está el Mundo de Dios del que nada se puede decir excepto que desde ahí planifica sus creaciones y manifestaciones con sus correspondientes mundos y oleadas de Espíritus virginales para que se conviertan en dioses a imagen y semejanza a Él.
Cuando Dios diferencia de Él mismo a los Espíritus, Sus hijos, es decir, nuestro Espíritu, lo hace en el Mundo de los Espíritus Virginales que es el primer mundo de materia algo diferente al suyo propio donde se manifestó una vez elegida cierta porción del espacio. Estos Espíritus tienen conciencia divina y todas las posibilidades de su creador pero no tienen la conciencia como individuos separados, como un Yo. Es conveniente recordar dos cosas, la primera es que Dios en su manifestación o creación lleva consigo una serie de Jerarquías Creadoras de elevadísimo desarrollo espiritual fruto de anteriores creaciones, y segundo, que los mundos no están separados sino que se compenetran entre sí dado que la “materia” de cada uno de ellos es más sutil desde el Mundo de Dios hasta el nuestro. Estos mundos no solo son de diferente grado de densidad como ocurre en nuestro mundo con el sólido, líquido y gaseoso, sino que también son estados de conciencia y de distinta vibración. Como ejemplo pero en nuestro propio mundo y a muchísima menor escala, compárese las vibraciones del sonido con las del calor y verán la diferencia, por tanto ¿cuál puede ser la diferencia entre las vibraciones entre mundos? Si es grandísima la diferencia entre el estado de conciencia de una célula y el hombre ¿Cuánto no va a ser entre Dios y nosotros o entre Su mundo y el nuestro?
Como los Espíritus deben descender para experimentar y para desarrollar sus virtudes latentes a la vez que adquieren los diferentes vehículos y estados de conciencia, los mundos se van formando o diferenciando del más sutil a otro más denso, según sean las necesidades de nuevas condiciones para que se produzcan dicha evolución de los Espíritus Virginales.
Al igual que Dios se manifiesta dentro de Sí Mismo creando diferentes grados de materia y, al igual que en nuestro cuerpo hay materia sólida, líquida, gaseosa, células, moléculas, átomos, protones, neutrones, éteres y otras partículas que aún no se han descubierto, también es Espíritu Virginal se manifiesta como tres Aspectos o poderes y en tres diferentes mundos; estos son: Mundo del Espíritu Divino, Mundo del Espíritu de Vida y Mundo del Pensamiento. El Espíritu siempre está en su propio mundo pero se vale (con la ayuda de las Jerarquías Creadoras) de sus tres poderes para crear los diferentes cuerpos que harán que nazca el Ego, esa Alma fruto de lo experimentado en los mundos inferiores que recoge el fruto de cada vida para que así y en su momento, nuestra conciencia se pueda unir a ella.
En la región superior del Mundo del Pensamiento se centra el Tercer Aspecto del Espíritu, el Espíritu Humano, y es en estas mismas regiones donde “nace” el Ego o Yo superior, el pensador y recopilador de la quintaesencia de las experiencias de todos los cuerpos del hombre en todos sus renacimientos. Por lo general, el hombre pierde la conciencia en estas regiones después de abandonar sus cuerpos después de lo que llamamos muerte. Pero también es aquí donde se reconforta y prepara para un nuevo renacimiento después de haber disfrutado durante siglos del cielo. Cuando el hilo de vida que parte del Espíritu para descender a la tierra y evolucionar a través de la forma, adquiere cierto grado de conciencia (similar a los animales domésticos actuales) es cuando le facilitan lo que conocemos como mente y es entonces cuando decimos que nace el Ego, el cual comienza a utilizarla y a desarrollarla como ocurrió en la prehistoria. Desde entonces y hasta ahora hemos alcanzado el grado actual de desarrollo gracias a la mente y a que ese mismo desarrollo ha permitido manifestarse a la voluntad que nos fue dada como germen por Dios. Este Ego apenas puede manifestarse puesto que el hombre no ha evolucionado lo suficiente, pero según espiritualicemos el carácter, según desarrollemos y utilicemos la buena voluntad, y según vayamos elevando nuestra conciencia hacia los mundos superiores, el hombre se irá integrando en la conciencia del Ego, el cual, a su vez, está integrándose en la conciencia del Espíritu.
En las cuatro regiones inferiores del Mundo del Pensamiento se encuentra la materia mental de la cual formamos nuestra mente concreta, es decir, la mente que utilizamos normalmente para pensar y que utiliza el Ego para controlar sus cuerpos y para manifestarse como voluntad, conciencia, inspiración o profecía. Por este motivo se dice que, actualmente, la mayoría de la humanidad no puede ascender más allá de estas regiones. Así es que el Ego, a través de la mente creadora de pensamientos, crea formas mentales que, al descender al Mundo de Deseos se acompañan de un sentimiento, deseo o emoción para, por último, manifestarlas materialmente; así ha creado el hombre todo lo que vemos a nuestro alrededor. El hombre capta la idea de las regiones superiores del Mundo del Pensamiento, crea una forma mental porque tiene un deseo o sentimiento, la vitaliza y, por último, la crea físicamente; esa es la manera en que el Ego utiliza sus vehículos para manifestarse y experimentar en la tierra y en cada renacimiento.
Pero por debajo del Mundo del Pensamiento está el de Deseos y, por tanto y como ocurre con todos los demás mundos, de ahí obtenemos la materia para formar nuestros cuerpo, en este caso el de deseos. Los minerales solo tienen cuerpo físico, los vegetales tienen cuerpo físico y vital (etérico) los animales tienen esos mismos y otro de deseos de donde proceden sus sentimientos y deseos, pero no tienen mente como nosotros. Sin embargo, el hombre se dejaba dominar totalmente por el cuerpo de deseos en la prehistoria, por eso éramos como animales pero, desde entonces y hasta ahora hemos desarrollado la mente y la voluntad unos grados, lo que nos permite ser más humanos. En las regiones superiores del Mundo de Deseos está lo que conocemos como el Cielo, es decir, donde recibimos el beneficio y disfrute de nuestras buenas obras después de la muerte. En las regiones inferiores está lo que para la mayoría de la humanidad es el Purgatorio, o sea, donde recibimos el sufrimiento que hemos causado a los demás pero que nos servirá para aumentar nuestra conciencia y para que no volvamos a caer en los mismos errores. De esto podemos deducir que, dependiendo de cómo seamos así tendremos más o menos materia de las regiones superiores o de las inferiores. Y así mismo, según la materia que tengamos en nuestro cuerpo de deseos perteneciente al cielo o al Purgatorio así tendremos que estar más o menos tiempo en esas regiones después de abandonar el cuerpo físico.
Si hace miles de años nos dejábamos dominar por el aspecto animal (regiones inferiores de este mundo) del cuerpo de deseos para luego no pasar de la primera o segunda región inferior, hoy, gracias al desarrollo obtenido, algunos casi no están en el Purgatorio y pasan directamente al Cielo. Sin embargo, como aún nos queda mucho por evolucionar, diré que la meta más próxima es espiritualizarnos hasta el punto de pasar directamente al Cielo y así no tener que renacer. Claro que para eso tenemos que dominar el cuerpo de deseos por medio de la razón y de la voluntad, es decir, que debemos hacer que nuestro cuerpo de deseos sea nuestro servidor y no lo contrario para no caer en los deseos materiales, placeres, pasiones, etc.
Por último y como mundo más denso está el físico, el cual se divide en dos regiones, éstas son: La etérica que comprende los cuatro subplanos superiores, y la física que son los tres inferiores. La región etérica es la que, con su materia etérica, da forma (crea un molde etérico) a todo lo que el hombre piensa se cree físicamente o no. Cuando creamos un pensamiento atrae materia de deseos de la región que corresponda según sea su naturaleza y, por último, si es un deseo de crear algo físicamente el molde etérico servirá para que se agreguen los átomos físicos. Si el pensamiento es sobre algo que vemos y que nos causa un sentimiento de tristeza, atraerá materia de deseos del Mundo de Deseos y se vitalizará en las regiones etéricas para quedar flotando; si nuestros pensamientos van dirigidos de una forma voluntaria a determinada persona, le llegarán y le afectarán para bien o para mal; si nuestros ojos ven una escena harán que se cree un sentimiento, deseo o emoción en el cuerpo de deseos y, a continuación y como respuesta, crearemos un pensamiento de acuerdo a lo que vemos.
Estas regiones etéricas sirven para crear moldes para las formas físicas, sirven para vitalizar las formas de pensamientos, para mantener vivo el cuerpo físico por medio del cuerpo etérico, y para el funcionamiento de los sentidos y del organismo entre otras cosas. De la región física no es necesario decir mucho más, aquí se da forma física a los moldes etéricos de todo lo que hemos creado físicamente, es decir, para que el cuerpo de un niño se forme tiene que haber un molde etérico en el vientre de la madre, si no es así, no habrá cuerpo físico.
Así es que, como podemos ver, cuando decimos que morimos lo que hacemos es que abandonamos el cuerpo físico en la región física; vamos y nos llevamos la película con las experiencias de nuestra vida a la región etérica; volvemos a ver y a vivir el aspecto negativo de nuestra vida en el Purgatorio; algo similar volvemos a hacer en el Cielo del Mundo de Deseos; y una vez olvidada la vida pasada y la personalidad, pasamos a las regiones inferiores del Mundo del Pensamiento para disfrutar más aún y colaborar con el desarrollo futuro de la humanidad de diferentes formas. Así muere el hombre para integrarse la esencia de su vida en el Ego, el cual se fortalece para poder manifestarse con más poder en la próxima vida y estrechar el lazo de unión con el Triple Espíritu.
Algún día no necesitaremos renacer y nuestra conciencia de hombre desaparecerá para ser el verdadero Yo superior o Ego; a partir de ahí comenzará la etapa que nos llevará a integrarnos en nuestro propio Espíritu. Por último y cuando hayamos desarrollado los poderes del Espíritu, nos integraremos en Dios y seremos a imagen y semejanza suya pero con conciencia individual; entonces seremos creadores y nos manifestaremos como lo hace Él. Ahora nos estamos haciendo maestros en el manejo y utilización de la materia física, en un futuro haremos lo mismo con la materia etérica y daremos vida a las formas físicas, más adelante (por supuesto sin cuerpo físico) manejaremos la materia del Mundo de Deseos y crearemos cuerpos de deseos para las formas con vida, y así sucesivamente hasta llegar a ser dioses creadores de cosas inimaginables ahora para nosotros.
Dice un axioma hermético que como es arriba es abajo, piensen en lo que somos desde la conciencia hasta el cuerpo físico con su infinidad de vidas microscópicas y verán algunas analogías con todo lo que hemos comentado.

Francisco Nieto