No es
necesario decir o recordar los miles de “milagros” que se han producido en
personas que dedicaban su vida a la oración o a la fe, es decir, de personas
que estaban despiertas (tenían su atención y su consciencia) en las esferas del
Alma. Hoy son muchos los experimentos realizados con el pensamiento y con la
oración cuyos resultados han sido la alteración de la materia física. Es más,
hay experimentos que demuestran que los rasgos personales quedan grabados y alteran
la genética. Luego entonces, si sabemos que la voluntad puede gobernar a la
mente y ésta a los deseos y a las emociones ¿Por qué no vamos a poder cambiar
nuestros patrones energéticos para dejar de pensar en el pasado y así crear
posibles oportunidades futuras? Ciertos experimentos han confirmado que los
sentimientos y los pensamientos, no solo afectan a nuestra personalidad y a nuestra
vida, sino que también lo hacen sobre el espacio y el tiempo, o sea, sobre el futuro.
No sé a cuántas
de las personas que lean estos párrafos les habrá pasado pero yo tengo dos
pruebas en mi vida que confirman este hecho, una de ellas podría estar
relacionada con la fe, cuando en una carretera secundaria y a las tres de la
madrugada me vi en unas circunstancias especialmente negativas pero, sin saber
por qué, estaba seguro que alguien aparecería por algún sitio y me ayudaría; lo
que así ocurrió con ciertos detalles especiales. La otra prueba está más
relacionada con el hecho de “programar” o visualizar repetidamente durante un
tiempo unas circunstancias o hechos que desde lo más profundo de mi corazón yo
deseaba porque era muy importante para mí (pero pensando en el beneficio de
otras personas) Yo estaba seguro que surgiría la oportunidad y que se cumpliría
y así fue. Tanto en un caso como en otro mi mente trabajó para que se produjera
un hecho futuro y, si bien podría decir que la fe, la oración, el
agradecimiento de antemano a Dios y la auto-programación pudieron jugar algún
papel en todo ello, lo cierto es que lo que yo deseaba y vivía como si ya se
hubiera cumplido desde la conciencia del verdadero Yo o Alma, se me fue
concedido.
Está claro que
la rutina y la monotonía diaria y el hecho de expresar las mismas emociones y
los mismos pensamientos, crean un arquetipo personal o campo energético de
determinada vibración que estará en sintonía con algunas de las subdivisiones
de los mundos emocional y mental. O sea, dependiendo del valor moral de los
deseos y de las emociones así como del grado intelectual y espiritual que
tengamos, así estarán nuestros cuerpos en sintonía (tanto en esta vida como
después de la muerte) y se identificarán con esas regiones invisibles
superiores. Si estamos muy dominados por los deseos y emociones inferiores
llevaremos con nosotros y vibraremos de acuerdo a las vibraciones más bajas del
mundo emocional. Si tenemos poco control mental y nuestra mente anda de un lado
para otro sin que nos demos cuenta y sin que la observemos, vibraremos de
acuerdo a las regiones inferiores del mundo del pensamiento donde hay más
inconsciencia. Pero si nos esforzamos por pensar, sentir y actuar de una forma
más elevada y positiva hasta el punto de crear una nueva personalidad, cuyo
campo magnético coincida con las regiones superiores de ambos mundos, siempre
tendremos muchas más posibilidades de “encontrar” una nueva realidad o de ser
atraídos hacia una nueva situación. Para ello hay que observarlo todo con una nueva
mente, hay que responder de diferente forma ante las circunstancias y experiencias,
y hay que crear un nuevo estado mental como observador y creador de posibilidades
en dichas regiones. Naturalmente que no se trata de pensar en el deseo de ser o
alcanzar algo, sino de vivir como si lo fuéramos o como si lo hubiéramos
alcanzado, porque sólo así podemos obtener una respuesta magnética de esas
regiones espirituales.
Si seguimos
actuando y expresándonos como siempre todos los resultados serán predecibles,
pero si conseguimos que el mundo externo no gobierne el interno y que esa
realidad rutinaria siga impidiendo que el verdadero yo despierte y cree
voluntaria y conscientemente hechos positivos originales que rompan los
esquemas cerebrales, entonces surgirá lo impredecible. Cuando, en vez de
expresarnos de acuerdo al patrón rutinario de toda la vida somos creativos y vivimos
en sintonía con los mundos espirituales, lo que estamos haciendo es pasar de “actuar”
como efecto automático a “crear” causas conscientes. Si, además, incluso antes
de obtener resultados manifestamos
gratitud, armonía y felicidad interna, lo estaremos lanzando hacia esas
regiones para que, además de ayudar al mundo, el algún momento futuro obtengamos
la correspondiente respuesta positiva. Si esas regiones y mundos están
compuestos de materia influenciable y que responden a la voluntad del Alma,
está claro que si cambiamos nuestros patrones magnéticos por otros derivados de
una nueva manera de sentir y de pensar de acuerdo a un futuro lleno de
positivismo, esa gran parte o porcentaje espiritual responderá a esta pequeña
parte física. Cuando vibramos positivamente porque intentamos expresar sentimientos
y pensamientos elevados, estamos siendo creadores de patrones magnéticos
espirituales que, como sus creadores, nos traerán un mejor futuro. Es decir,
cuando nuestra voluntad y mente creadora expresan consciente y voluntariamente
la voluntad de Dios como nueva forma de
vida, las fuerzas espirituales responden.
Estamos
hablando de un estado de consciencia “nuevo” en el que no nos dejemos
influenciar por el pasado (problemas, disgustos, sentimientos y deseos
negativos, etc.) ni donde podamos crear pensamientos negativos, porque si
hacemos esto no podremos recibir nada nuevo sino más de lo mismo que
expresamos. Esto es algo así como que al recordar un hecho pasado que nos causó
sufrimiento, suframos otra vez o que, basándonos en un hecho que nos causó
dolor en el pasado imaginemos que nos ocurrirá lo mismo en el futuro,
ocurriendo entonces que los resultados o respuesta de las fuerzas ocultas sean siempre
negativas. No podemos cambiar nuestros patrones de conducta y nuestra vida
cotidiana si seguimos pensando y sintiendo igual y si aún nos dejamos dominar y
nos expresamos de acuerdo a los recuerdos, problemas y sufrimientos del pasado.
Pero menos avanzaremos aún si seguimos viendo todo a través de los sentidos sin
ponernos en la posición de observadores y de pensadores, a la vez que nos
identificamos con el mundo externo, con las emociones y con los pensamientos.
Con el mundo del Alma, del verdadero Ego, sólo se puede contactar por medio de
un perfecto y consciente control de la mente y de las emociones en cada momento
presente o ahora; o sea, que al mundo del Alma hay que llegar como “no
persona”.
Si estamos
casi las 24 horas pensando en cosas sin importancia, en problemas, e incluso
sin que el Yo se entere de lo que piensa la mente y de lo que siente el cuerpo
¿Cómo podemos esperar alguna respuesta positiva de los mundos superiores? La
negatividad solo atrae negatividad, y lo que se piensa y se expresar
inconscientemente tampoco puede traernos mucha ayuda. Vivir en el ambiente del
Alma es algo así como cuando nos quedamos ensimismados y perdemos la noción del
tiempo y del espacio. Y en un nivel algo más bajo es como intentar ser y ver a
todo lo que nos rodea como lo vería el verdadero Ego. No podemos seguir viendo
a las personas que nos han hecho daño como tal sino como Almas, no podemos ver
el mundo según las experiencias que hayamos tenido en él; no podemos pensar en
el futuro según los esquemas que tenemos guardados en el cerebro sino que
debemos crearle desde esa posición de ensimismamiento y repetirlo a diario para
luego llevarlo a la práctica. Es desde esta posición desde donde nos olvidamos
de nuestro cuerpo físico y estamos plenamente atentos en cada ahora para expresar
la nueva forma de sentir, de pensar y de ver la vida.
Francisco Nieto
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