miércoles, 20 de abril de 2011

EL PROCESO DE EVOLUCIÓN (y II)



Durante esta presente fase de individualismo, que es el clímax de nuestra separatividad ilusoria, toda la humanidad necesita ayuda extra, pero para los rezagados alguna ayuda especial adicional debe ser proporcionada. Dar esta ayuda especial fue la misión de Cristo. Él dijo que vino para buscar y salvar a los que estaban perdidos. Él abrió el camino de la Iniciación para todos aquellos que querían buscarlo.

La evolución depende del crecimiento anímico, de la transmutación de los cuerpos en Alma, que debe ser realizada por los esfuerzos individuales del Espíritu en el hombre, el Ego, y al final de la evolución tendrá poder de Alma como fruto de su peregrinación a través de la materia. Será una Inteligencia Creadora.

Si cumplimos con nuestros deberes establecidos en la mejor forma posible de acuerdo a nuestras habilidades a través de toda nuestra vida, podemos estar seguros del ascenso en un tiempo futuro no muy lejano. Veremos con más claridad a través del velo del egoísmo cuando vivamos gustosamente la vida en la cual hemos sido colocados, porque los Angeles Archiveros no se equivocan. Ellos nos han puesto en el lugar donde se nos han dado las lecciones necesarias para prepararnos para una mayor esfera de utilidad.

Si tenemos dentro de nosotros suficiente amor para todas las cosas, no podemos hacer daño alguno, porque ese amor detiene nuestra mano en toda acción y nuestra mente en todo pensamiento que pudiera herir a otro. Hasta ahora no hemos alcanzado todavía este nivel de conciencia. Si lo hubiéramos alcanzado, no habría necesidad para nuestra existencia aquí, pero todos nosotros estamos buscando y avanzando hacia ese estado de gloriosa perfección. Es sorprendente cuan rápidamente puede avanzar un individuo de esta manera si es verdaderamente serio en sus esfuerzos, sin confiarse en su pobre personalidad únicamente, pero teniendo implícita fe que por el ejemplo y las enseñanzas de Cristo, él podrá ser capaz para unirse con su Divinidad interna.

La evolución depende de la disolución de los cuerpos y la amalgamación del alma con el Espíritu. El alma es la quintaesencia, el poder o la fuerza del cuerpo, y cuando un cuerpo ha sido llevado a la perfección a través de varios niveles, el alma es completamente liberada de ahí y es absorbida por uno de los tres aspectos del Espíritu que generó el cuerpo desde un comienzo.

El Alma Consciente será absorbida por el Espíritu Divino en la Séptima Revolución del Período de Júpiter.
El Alma Intelectual será absorbida por el Espíritu de Vida en la sexta Revolución del Período de Venus.
El Alma Emocional será absorbida por el Espíritu Humano en la quinta Revolución del Período de Vulcano.

Mientras desarrollamos este amor universal dentro de nosotros mismos, aprendemos a darnos cuenta cada vez más de que cada ser humano es un hijo del Creador y que a su debido tiempo avanzaremos a la perfección, tal como todos lo esperamos. No importa cuan bajo un hombre o una criatura pueda parecer, debemos recordar que hay una Chispa Divina en el interior que lenta pero seguramente crecerá hasta que la gloria del Creador ilumine ese ser.

Las Jerarquías Divinas que han guiado a la humanidad en el sendero de la evolución desde el comienzo de nuestra carrera, siguen activas y trabajando con nosotros desde sus mundos, y con la ayuda de ellos seremos, con el pasar del tiempo, capaces de llevar a cabo la elevación en conjunto de la humanidad, alcanzando una realización individual de gloria e inmortalidad. Teniendo esta gran esperanza dentro de nosotros mismos, esta gran misión en el mundo, trabajemos más que nunca para convertirnos en mejores hombres y mujeres, a fin de que por nuestro ejemplo podamos despertar en otros el deseo de llevar una vida que traiga la liberación.

Francisco Nieto

lunes, 4 de abril de 2011

EL PROCESO DE LA EVOLUCIÓN (I)



El conocimiento aplicado es la salvación contra la ignorancia. Aun los más sabios de entre nosotros tienen mucho que aprender y nadie, hasta ahora, ha alcanzado la perfección; ni nadie puede alcanzar la perfección en una corta vida. Observamos por todas partes en la Naturaleza que un despliegue lento y persistente produce un desarrollo más elevado de todo. Más que aprendemos sobre los métodos como trabaja la Naturaleza, el símbolo visible del invisible Dios, mejor estaremos capacitados para aprovechar las oportunidades que nos brinda para el crecimiento y poder - para la emancipación de la esclavitud, y la elevación para el dominio de nosotros mismos. Este proceso es Evolución.

Al comienzo de su evolución, el hombre consistía solamente de Espíritu y cuerpo; no tenia alma. Pero desde entonces, cada vida vivida en la Tierra, en la gran escuela de la experiencia, le ha dado más y más alma de acuerdo como ha aprovechado las oportunidades, así como las lecciones que ha aprendido de ellas. Esto queda demostrado en las diferentes gradaciones entre el salvaje y el santo, que vemos por todas partes. Todas las razas son productos de la evolución, cuyo único objetivo es la perfección. La expresión más alta en una vida, se convierte en la expresión más baja en la vida siguiente, y de esta manera subimos gradualmente la escalera de la evolución hacia la Divinidad. La humanidad en conjunto está progresando lentamente en este sendero, alcanzando paulatinamente niveles más altos de conciencia. Una de las principales características de la evolución está en el hecho de que se manifiesta en períodos alternados de actividad y reposo. El activo verano es seguido por el reposo e inactivo invierno, y en cada estación hay un pequeño progreso para adelantar en el camino del tiempo. La actividad del día alterna con la quietud de la noche. La marea creciente es seguida por la marea menguante. Así que, como todas las demás cosas se mueven en ciclos, la vida que se manifiesta aquí en la Tierra por unos pocos años no debe ser considerada como terminada cuando llega la muerte. El nacimiento de este cuerpo es infinitamente lejos de nuestro final.

Nuestros Espíritus son inmortales y los cuerpos físicos son los instrumentos que usamos durante esta vida terrestre para ayudarnos en nuestra evolución. Podemos tener la seguridad de que en cualquier posición que estemos colocados en la vida, rey o mendigo, rico o pobre, contiene las lecciones y experiencias necesarias en este momento para nuestra evolución y nos da la mejor ventaja posible para nuestro desarrollo. Tan seguro como el Sol se levanta en la mañana después de haberse puesto en la noche, así la vida que terminó por la muerte de un cuerpo será puesta otra vez en un vehículo nuevo en un medio ambiente diferente. La evolución es la historia de la progresión del espíritu en el tiempo. Dondequiera en el Cielo y en la Tierra, todas las cosas van hacia delante -hacia arriba-, para siempre, y como vemos alrededor nuestro los variados fenómenos en el universo, nos damos cuenta que el camino de la evolución es una espiral.

Cada espira de la espiral es un ciclo. Cada ciclo se fusiona en el siguiente, y como las espiras de la espiral son continuas, cada ciclo es el producto mejorado de los que lo preceden y el creador de aquellos estados más desarrollados que están por venir. Pero el sendero de la evolución es una espiral cuando lo consideramos del lado físico solamente. Es una lemniscata, o sea una figura ocho, cuando es visto en sus fases físicas y espirituales. Los dos círculos de la lemniscata que convergen en un punto central, simbolizan el Espíritu inmortal, el Ego evolucionante. Uno de los círculos significa su vida en el mundo físico, desde el nacimiento hasta la muerte. Durante este lapso de tiempo siembra semillas con cada acto y debería cosechar una cierta cantidad de experiencia, si es que lecciones son extraídas de sus oportunidades. Entonces al final de esta vida el Ego se encontrará a la puerta de la muerte cargado con los frutos más ricos de la vida. El otro ciclo de la lemniscata simboliza la estancia del Ego en los mundos invisibles que atraviesa durante el período de la muerte al nacimiento.

Al tiempo que el Ego llega al punto central en la lemniscata que divide los mundos físicos de los espirituales, cuenta con una colección de facultades y talentos adquiridos en todas sus vidas previas, los que puede poner en uso o sepultar durante la experiencia de su próxima vida, de acuerdo a su parecer. Por otro lado, según el uso que hace de sus facultades adquiridas, depende la cantidad de crecimiento anímico que acumula en su próxima vida. Ya hemos vivido a través de una existencia similar al mineral, a la planta, y al animal antes de llegar a ser humanos, y más allá de nosotros se encuentran aun otras evoluciones donde nos acercaremos a lo Divino cada vez más. El hombre avanza por sacrificio solamente.

Pocos se dan cuenta que cuando subimos en la escala de la evolución, lo estamos haciendo pisoteando los cuerpos de nuestros hermanos más débiles. Consciente o inconscientemente los aplastamos y los usamos a fin de obtener nuestros propios fines. Este es un hecho concerniente a todos los Reinos de la Naturaleza. Cuando una oleada de vida ha descendido a su punto más bajo en la involución y se ha incrustado en forma mineral, es atrapada inmediatamente por otra oleada de vida ligeramente superior que toma los desintegrantes cristales minerales, los adapta a sus propias necesidades en forma de cristaloides, y los asimila como parte de una forma vegetal. En la iniciación Mística Cristiana, cuando el Cristo lavó los pies de Sus discípulos en la noche de la Ultima Cena, la explicación que fue dada es que, a menos que los minerales se descompongan y sean ofrecidos como incorporación para el reino vegetal, no tendríamos vegetación; asimismo, si el alimento vegetal no proporcionara sustancia para los animales, los seres del reino animal no podrían encontrar expresión, y así sucesivamente - lo más arriba siempre se alimenta de lo más abajo, y así como el Maestro lavó los pies a Sus discípulos, simbólicamente Él realizó para ellos un servicio humilde, reconociendo el hecho que ellos sirvieron a Él como peldaños para algo superior.

El mismo principio vale para toda evolución espiritual, porque si no hubiera alumnos en el peldaño inferior de la escalera del conocimiento y necesitando instrucción, no habría necesidad de un Maestro. Pero aquí hay una importante diferencia. El Maestro crece dando a sus alumnos y sirviéndoles, así como a todos, no importa cual sea la posición en la vida, crecen por medio del servicio. De los hombros de sus alumnos, el maestro sube a un peldaño más alto en la escalera del conocimiento, y por eso les debe una deuda de gratitud la cual es simbólicamente reconocida y liquidada con el lavado de los pies, un acto de servicio humilde para aquellos que Le sirvieron. Bajo la guía benévola de las Grandes Inteligencias, estamos progresando constantemente, de vida en vida, bajo condiciones exactamente apropiadas a cada individuo, hasta que alcancemos con el tiempo una evolución más alta y lleguemos a ser superhombres.

El ocultista cree que el propósito de la evolución es el desarrollo del hombre de un estático a un Dios dinámico - un creador. Para que él pueda convertirse en un Creador independiente y original, es necesario que su entrenamiento incluya suficiente libertad para el ejercicio de originalidad individual que diferencia la creación de la imitación. Mientras ciertas características de la forma vieja satisfagan los requisitos del progreso, son retenidas; pero en cada renacimiento la vida evolucionante añade mejoras originales tales como sean necesarias para su futura expresión. Los rezagados que fallaron en alcanzar los niveles necesarios para mantenerse en la cresta de la evolución, son abandonados. En el progreso de la evolución no hay parada. Progreso o retroceso es la Ley, y la forma que es incapaz de mejorías adicionales debe degenerar. Los impulsos evolucionantes trabajan para alcanzar la perfección final para todos.

Por consiguiente es razonable suponer que las exaltadas Inteligencias que tienen a su cargo nuestra evolución, usen cada medio disponible para hacer pasar salvo la mayor cantidad posible de entidades que tienen a su cargo. Cada vibración del universo es vida y toda vida ha brotado de un Dios. Por lo tanto, aunque todos seamos uno, sin embargo existen unos que se encuentran constantemente rezagados.